El escándalo revelado por SEMANA con el llamado cartel de la Aerocivil tiene varios capítulos en una veintena de contratos que son objeto de verificación de los entes de control. El Gobierno reaccionó y ordenó depurar la entidad. Lo hicieron, pero no con escoba nueva, sino con la designación como director de Sergio París, quien lleva años en la entidad.

París cumple un cuarto de siglo en la Aerocivil y tiene una amplia trayectoria en el sector público, incluso en el sistema TransMilenio de Bogotá. Sin embargo, para quienes se arriesgaron a hacer denuncias por presuntos hechos de corrupción, la decisión del presidente Gustavo Petro deja en duda el eslogan del “gobierno del cambio”.

Una vez se conoció esta designación al frente de la Aerocivil como medida para sacar a la entidad del lodazal que destapó SEMANA, una carta fue remitida a la Presidencia de la República con una advertencia incluida en el asunto: “Alerta ciudadana: no a la designación del Dr. Sergio París Mendoza como el nuevo director de la Aerocivil”.

El documento incluye una serie de eventos que comprometen al designado director de la entidad en hechos materia de investigación de la Contraloría y la Fiscalía. Justamente, los méritos que se incluyen en el comunicado de la Aerocivil para informar de su designación dibujan los escenarios donde aterrizaron varios procesos de los entes de control.

París en los últimos 18 meses estuvo al frente de la Oficina Asesora de Planeación, la encargada de coordinar los millonarios contratos para mejorar los servicios aeroportuarios en zonas como Leticia, Amazonas, donde se destinaron recursos por más de 58.000 millones de pesos, en un contrato que aparece en el listado con saldos en rojo de la Contraloría.

Dudas y críticas por presuntas irregularidades de Sergio París en la Aerocivil y durante su paso por TransMilenio.

No es el único lío. El designado director tiene su nombre en los archivos de la Contraloría por tres investigaciones formales como encargado de la Oficina de Planeación de la Aerocivil. Dos fueron archivadas y una sigue en los despachos. Se trata de las presuntas irregularidades y sobrecostos en los terraplenes del Aeropuerto del Café, un proyecto que se convirtió en una deuda histórica del Estado con el departamento de Caldas.

“Inversión realizada con recursos públicos en los terraplenes 8 y 10 del Aeropuerto del Café, obras que no se ejecutaron en su totalidad, tienen estabilidad crítica y no representan ninguna autoridad, pues no serán empleadas según el diseño fase 3”, señala una fuente de la Contraloría, con el detalle de la investigación contra París y que advierte una inversión superior a los 80.000 millones de pesos.

La torre de El Dorado

En los expedientes de la Contraloría también aparece un comunicado en el que se anticipó una formulación de cargos en contra del entonces director de la Aerocivil, Santiago Castro, y su secretario de Sistemas Operacionales, Sergio París Mendoza. En este caso, el lío nació con los sobrecostos para la construcción de la nueva torre de control del aeropuerto El Dorado, de Bogotá, que llegaron a los 23.000 millones de pesos, y París, según el ente de control, fue “negligente y descuidado”.

En la alerta que fue remitida al presidente Gustavo Petro, firmada por el abogado Henry Antonio Anaya, presidente de la Red Nacional de Veedurías Ciudadanas Bien Común, el mismo que hizo las denuncias por el caso de Centros Poblados, también se advierte la presunta responsabilidad que tendría París en los hallazgos de la Contraloría y en un contrato por más de 8.000 millones de pesos para “adquisición de torres de control portátiles”.

Los hallazgos del ente de control se convirtieron en la evidencia de un proceso de responsabilidad con presunta incidencia disciplinaria, fiscal y penal por diferentes cuantías, de contratos firmados cuando París, según la denuncia, se desempeñaba como secretario de Sistemas Operacionales de la Aerocivil.

“La anterior situación denota deficiencias en la gestión para la utilización de los recursos (...) se traduce en una presunta gestión fiscal antieconómica, ineficaz e ineficiente”, señala el informe de la Contraloría.

En la hoja de vida de Sergio París se incluye su paso por la gerencia de TransMilenio durante la administración del entonces alcalde Gustavo Petro. Se trata de un cargo que se imprimió como logro en el listado de méritos del designado director de la Aerocivil, pero con algunas turbulencias que conoció SEMANA.

En la Contraloría de Bogotá, París tiene cuentas pendientes. Hay dos investigaciones en su contra. La primera incluye a quien lo acompañó en la Aerocivil, el exembajador Fernando Sanclemente, con quien tienen un lío calculado en más de 22.000 millones de pesos por una sobrerremuneración o un pago mucho mayor al correspondiente en favor de la fase III del sistema TransMilenio, entre el 25 de julio de 2012 y el 6 de mayo de 2013.

El otro enredo de París con la ciudad de Bogotá está en la autorización de pagos de horarios extendidos de servicio a los concesionarios Angelcom y UT Fase II. Dicho aval se dio “sin que se probara el desequilibrio económico y sin que los contratos lo contemplaran”. Ahí el daño fue calculado en 1.588 millones de pesos. Los dos procesos están abiertos y vigentes.

Cuando el río suena…

El propio ministro de transporte, Guillermo Reyes, el encargado de darle la cara al país tras el escándalo revelado por SEMANA, aseguró, mientras dijo que no permitirán hechos de corrupción, que “cuando el río suena, es porque piedras lleva”, frase usada para anticipar lo que parece evidente y retumba en la Aerocivil desde hace una década.

A la redacción de SEMANA llegaron más documentos con información que de manera constante fue entregada a los directores de turno en la Aerocivil. Derechos de petición, advertencias por presuntos hechos de corrupción y las llamadas nóminas paralelas. Solicitudes que nunca fueron respondidas de acuerdo con los responsables de redactarlas.

Los documentos tienen en negrilla y como presunto responsable el nombre de quien sigue como director de la Aerocivil, Francisco Ospina. Este mismo funcionario calificó las denuncias anónimas como “viejas” y, precisamente, fue el encargado de confirmar en octubre pasado el nombramiento de Sergio París en la Oficina de Planeación, y ahora se convirtió en su jefe.

La ruleta de cargos en la Aerocivil era lo que esperaban eliminar quienes hicieron las denuncias. Ahora, en su criterio y con la decisión de dejar en la dirección a funcionarios que durante años conocieron u omitieron las advertencias tantas veces cantadas, la idea de cambio se convierte en otra promesa incumplida.