No hay registro en la historia de la Fiscalía de una elección tan compleja, polarizada y atacada como la que se presentó durante el Gobierno de Gustavo Petro, lo que parece normal, cuando intereses tan grandes involucran al primer mandatario, particularmente para enfrentarse a los poderes públicos. Esta elección estuvo precedida de una terna temprana en la que le pidieron la renuncia a una de las candidatas (Amparo Cerón); hubo presiones de todo tipo a la Corte Suprema, incluso de parte del presidente Gustavo Petro.
A eso se suma el violento cerco que sufrió el Palacio de Justicia y los magistrados de la Corte Suprema cuando no hubo elección, un escándalo por los mensajes en redes sociales de Gregorio Oviedo, esposo de Amelia Pérez; y para cerrar, la renuncia de esta última a la terna que se dio hoy.
A pesar de esto, este martes 12 de marzo fue elegida Luz Adriana Camargo como la nueva fiscal general de la Nación, sucesora de Francisco Barbosa. Su elección, a pesar de los reclamos de activistas del Gobierno, empecinados en teñir de oscuridad la elección, fue rápida, en tan solo cinco sesiones de la Corte Suprema de Justicia. La de hoy fue en la primera ronde de votación.
La elección de hoy no podía estar exenta de polémicas como se ha dado en todo este proceso.
En otras elecciones, como la de Néstor Humberto Martínez, pasaron más de cuatro meses para que la Corte Suprema tomara la decisión de elegir al fiscal. En administraciones anteriores hubo encargos que duraron más de un año y nadie se escandalizó. Se respetó el trabajo de la Corte y los magistrados. Fue con Gustavo Petro que tenía que nublarse una elección transparente y tranquila.
La elección la amargó el propio presidente Gustavo Petro cuando, desde su plataforma de alocuciones textuales, su cuenta en X, decidió convertir las discrepancias en insultos y sumar la pólvora que estalló frente al Palacio de Justicia. Él mismo se autoproclamó jefe del fiscal general.
El panorama se hizo difícil desde que el fiscal y el presidente se lanzaron insultos, respondieron con calificativos los reparos del otro y las discusiones se quedaron en frases que a ninguno le hizo bien. En adelante el país se concentró en la elección de fiscal, cuando en años anteriores era un tema de resorte único y judicial.
El presidente convirtió a la Fiscalía y sus funcionarios en un enemigo del Gobierno, de su proyecto político, mientras omitía recordarles a sus seguidores, que su hijo está envuelto en un escándalo nacional, que está en juicio y que las probabilidades de resultar condenado son casi seguras.
Los mensajes del presidente Petro y replicados por los activistas en cada entidad, incluso en el Congreso, alimentaron la idea de que era urgente la elección de la nueva fiscal, que Barbosa y su encargada, Martha Mancera, representaban un peligro para la democracia, cuando justamente era lo que estaba atacando el primer mandatario, de acuerdo con algunos exfiscales.
La terna se presentó y casi de inmediato se le exigía a la Corte Suprema avanzar en la elección. Las ternadas fueron escuchadas en entrevistas por los magistrados a finales de 2023 y las votaciones se dejaron para este año. Pero la dinamita polarizadora ya estaba instalada en la puerta del Palacio de Justicia y el búnker de la Fiscalía.
Los activistas impulsaron odios, presiones y marchas. Exigían la salida de Barbosa, la captura de Mancera y la elección exprés de la nueva fiscal. Las presiones que desde el propio Gobierno se lanzaron a los magistrados provocó un intento de allanamiento al Palacio de Justicia en medio de la segunda ronda de votaciones.
Luego se conoció de un hurto que sufrió un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, posteriormente aparecieron los trinos envenenados del esposo de Amelia Pérez, la candidata que en un momento de la votación sacó la delantera del resto de ternadas. En las redes y en las calles continuaba el asedio a la Corte y los magistrados.
Finalmente, la elección ocurrió y Luz Adriana Camargo se convirtió en la fiscal general, la segunda mujer al frente del ente acusador, con unos restos enormes y en una coyuntura donde las decisiones podrían definir escenarios judiciales bastante complejos, como la condena que pedirá la misma Fiscalía contra el hijo del presidente.