Las operaciones de la fuerza pública durante los últimos meses y que tenían como objetivo dar con el paradero de Dairo Antonio Úsuga, más conocido como alias Otoniel, debilitaron fuertemente a los hombres más cercanos del máximo cabecilla del Clan del Golfo, y quien además es el narcotraficante más buscando en Colombia.
Otoniel está pedido en extradición por el gobierno Estados Unidos, y por él se ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares. Su captura tuvo lugar en el departamento de Antioquia este sábado 23 de octubre de 2021.
La persecución a alias Otoniel, adelantada en una operación denonimada Agamenón y que contaba con más de 1.000 hombres, quedó evidenciada en los videos, fotografías e informes de inteligencia que fueron revelados por SEMANA.
El accionar delictivo de este poderoso criminal y de su organización incluye lujosas propiedades, testaferros, videos, operaciones encubiertas y todo su esquema de tráfico de drogas, armas y lavado de activos.
Las fotos contenidas en los archivos de inteligencia muestran, además, una lancha Johnson de color verde, con franjas amarilla y blanca, usada para movilizarse en los ríos del país sin generar sospechas.
Otoniel viaja en la parte trasera de la lancha, vestido con chaqueta negra y su habitual gorra. Lo acompañan dos hombres que sostienen fusiles de alta precisión. Uno de ellos lleva un poncho que lo hace parecer un lugareño; su compañero, por el contrario, tiene una camiseta verde militar.
Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, se convirtió en el hombre más tenido del Bajo Cauca antioqueño y el narcotraficante más buscado del país.
Fueron múltiples los intentos de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional por dar con su captura. De hecho, desde 2015 y bajo la operación Jacob, las autoridades le seguían los pasos en las veredas Yoki y Cienaguita, en el municipio de Necoclí (Antioquia). Por la presión, Otoniel se vio obligado a huir hacia Tierralta (Córdoba). Para 2018, la Operación Salomón lo obligó a refugiarse en la zona del río Verde.
El máximo jefe del Clan del Golfo acudió en reiteradas oportunidades a la brujería y a chamanes, todo con tal de no dejarse capturar; hacía rituales, cargaba amuletos y “cinturones de protección”, al igual que sus hombres de confianza.
Su red de tráfico se sostenía gracias a alianzas internacionales en Panamá, México, República Dominicana y Bélgica. El dosier al que tuvo acceso SEMANA da cuenta de negociaciones con emisarios de carteles mexicanos; la mafia calabresa y siciliana, en Italia; y redes narcotraficantes de los Balcanes.