Naiser Franco Castañeda es un soldado profesional retirado, experto en combate cuerpo a cuerpo, asalto y manejo de armas. Un comando entrenado. Pero luego de dejar las filas del Ejército se le hizo difícil garantizar la manutención de su esposa y sus dos pequeñas hijas. Por eso accedió a la propuesta de viajar a Haití y trabajar en un cuerpo privado de seguridad. La promesa, nunca cumplida, era que recibiría 2.700 dólares mensuales. Todo se fue al piso, según una confesión que le tomaron desde su lugar de reclusión en el país centroamericano. Dice que fue engañado y terminó participando en el homicidio del presidente Jovenel Moïse.
Ese lío lo tiene tras las rejas, junto con los otros 17 militares retirados que fueron capturados luego del homicidio. Su confesión es dura, habla de las órdenes para asesinar a Moïse, de los engaños, y llora cuando le hablan de su familia. Solo pide perdón y le manda una razón a su esposa: “Ella sabía cuáles eran mis sueños y a qué me fui… que le diga a mi mamá que la amo mucho y que esperemos a vernos algún día, sea aquí o en el otro mundo”.
Contó cómo fue organizado este viaje que terminó en una pesadilla. “Llegamos a República Dominicana, bueno de Colombia salimos como a las 2 de la tarde del día 4 en Avianca y llegamos a Punta Cana; en Punta Cana nos reunieron, nos trasladaron a un hotel llamado La Dima. Ahí, esa noche, hicieron una videoconferencia con el grupo, con todos los 20, habló don Rivera, mi coronel o mi mayor, y habló don Manuel. Por Skype nos hablaron esa noche que la meta de nosotros era llegar a Haití”.
Dijo que él y otros 15 hombres entraron a Haití cruzando la frontera. “En el hotel nos recogieron todos los pasaportes y se los llevaron, y ya cuando vinieron los trajeron con la visa ya, los recogieron en las habitaciones, recogieron los pasaportes”, cuenta.
“De ahí nos sacaron rápidamente y nos enviaron a un hotel donde estuvimos hospedados casi todo el tiempo. Nos llevó James, que era el conductor. De ahí llegamos al hotel y estuvimos dos días que nos daban la alimentación, el hotel, dos comidas al día. Ya después don Manuel ya cuadró y nos compraban para nosotros mismos cocinar. Estuvimos en entrenamiento, enseñándonos a hablar inglés, primeros auxilios, y de ahí salió un equipo a prestarle seguridad a un señor que le decían Mister Sanon. Como a los 15 días de estar ahí salió el equipo de nosotros a prestarle seguridad a él allá a la casa”, explica Naiser Franco Castañeda.
Cuenta que después les dijeron que tenían que participar en una operación para detener a un hombre importante. No sabían quién. Pero con el pasar de los días se hizo más claro, decían que debían detener al presidente Jovenel Moïse. Hubo tres intentos, pero todos fracasaron, no alcanzaron a iniciar, pues las armas que les daban no eran suficientes y hasta les llevaron un fusil de palo. También contó que había un informante en el círculo cercano del mandatario
“A nosotros nos dijeron que era el conductor de la persona que íbamos a capturar. El conductor que está firme, que hay veinticinco de seguridad, eso fue como el sábado. Nosotros lo único que esperábamos era que llegaran, que nos entregaran todo el armamento y trajeron un fusil, como dos granadas de mano, trajeron un fusil como en palo, de los antiguos. Dijeron que esa noche sí, con lo que había ya teníamos que hacer eso”, aseguró en su confesión, pero ese día no se dio el operativo. Fue aplazado en tres ocasiones.
Cuando por fin empezó el operativo, la orden era matar. Matar a todos. “Cuando ya íbamos a salir, nos dijeron que teníamos la orden de don Mike y James, era limpiar todo. Nosotros preguntamos que por qué. La pregunta de nosotros es ¿por qué tenemos que hacer eso? Dijo que no, que esa era la orden que habían dado. Nos dijeron que teníamos que limpiar la casa, limpiar la casa era que teníamos que matar a todos”.
Naiser Franco Castañeda cuenta que él no ingresó a la habitación donde estaba el presidente Moïse. Sí estuvo en el segundo piso y cuenta que le tocó bajar unas maletas y cajas en donde había mucho dinero. No sabe cuánto, pero dice que hablaban de entre 18 y 45 millones de dólares. Asegura que no supo en qué momento murió Moïse, que él ya estaba muerto, y que se enteró por una foto.
“Cuando ya estamos abajo en el hueco es cuando mi primero Romero saca la foto y dice: este es el que estaba en la habitación. Pero cuando entramos, por el que está en los cielos, estaba muerto. Ya por las noticias empezaron a informar, y don Manuel empezó a decirnos que sí, que se había muerto”, fue su narración.
Franco Castañeda lo contó todo, sabe que en Haití es a otro precio, asegura que los engañaron, que fue pensando en su familia y ahora no sabe si los volverá a ver.