La lluvia cayó tan fuerte en Sevilla, Valle del Cauca, el 18 de abril que de repente pareció que el cielo estuviera roto y la tierra se convirtiera en ríos. La quebrada San José se desbordó y en cuestión de segundos una creciente súbita arrasó con lo que encontró. Alrededor de 500 familias estuvieron en riesgo. A las 4:15 de la tarde, el Cuerpo de Bomberos recibió la llamada de emergencia, seis socorristas estaban en la estación. Cuando se activó la alarma, todos dejaron de lado las tareas que estaban haciendo. De 60 que hay, solo 11 tienen contrato de nómina, el restante son voluntarios.

15 volqueteros quedaron atrapados por la crecida del rio Zulia, en Norte de Santander | Foto: Bomberos Cúcuta

En Colombia, un país de casi 50 millones de habitantes, hay 25 Cuerpos de Bomberos oficiales y 798 voluntarios. El bombero Alberto Beltrán tuvo que cerrar la panadería que atiende, otros que son enfermeros, constructores, zapateros, pidieron permiso en su trabajo para salir a atender la emergencia. Mientras el tiempo de respuesta se afecta, lo que puede ser fatal, pero al no garantizarles un ingreso como bomberos tienen que buscar otras opciones. Desde que arrancó la temporada de lluvias, el 15 de marzo, los bomberos han atendido 1.344 emergencias en todo el país: 784 por caída de árboles, 258 inundaciones y 177 fenómenos de remoción en masa. De los 32 departamentos que tiene Colombia, 28 se han visto afectados por la ola invernal. Atender estas emergencias requiere de equipos de rescate o de atención a la vanguardia para salvar vidas, paradójicamente, los bomberos, que son los primeros en responder, no cuentan con recursos.

El capitán Rafael Arango, comandante de Bomberos de Sevilla, este lunes que se registró la emergencia, se vio, como en tantas otras oportunidades, entre la espada y la pared. En su parqueadero tiene vehículos de hasta 83 años de antigüedad que no cuentan con registro, por ende, sería ilegal sacarlos a la calle. “¿Qué hago, dejo que se me queme el pueblo o se me ahogue la gente?”, dice estar cansado de la burocracia porque, según él, ponen trabas pero no solucionan. Finalmente, envió los carros que pudo con 30 bomberos al sitio. Ese mismo día se presentó una tormenta y un rayó dañó los equipos de comunicaciones. “No tengo 60 millones de pesos que vale reparar el daño, ni 800 millones para comprar un nuevo carro de bomberos”, dice Arango, con voz desgastada, al repetir tantas veces su situación. Hasta el presidente Iván Duque lo ha escuchado, pero asegura que sus ayudas han sido mínimas en comparación con sus promesas. En su gobierno se han invertido más de 173.000 millones de pesos en equipamiento.

Las alcaldías tienen la obligación legal de garantizar los gastos de funcionamiento, operatividad y administración de los Cuerpos de Bomberos, pero de los más de 1.100 municipios de Colombia, 798 tienen Cuerpo de Bomberos voluntarios y la mayoría no tendrían convenio con los municipios, lo que es un riesgo ahora que el país está en alerta naranja por la temporada de lluvias.

“Hay alcaldes que creen que por llamarnos voluntarios cae toda la responsabilidad sobre nosotros”, cuestiona el capitán Álvaro Farfán, comandante de Bomberos de Cundinamarca, quien durante más de 20 años sacó de su bolsillo para atender emergencias, con disponibilidad diaria y sin ninguna contraprestación, ni siquiera un seguro, pese al riesgo que representa su labor. Desde hace poco logró mejorar en algo su Cuerpo de Bomberos con la ayuda de la gobernación y con el apoyo de la Procuraduría, que está vigilando a los mandatarios locales.

Aún hay regiones en las que los bomberos siguen llegando a atender las emergencias en motos personales y con sogas, mientras pasan horas para que lleguen refuerzos. Por eso, el llamado de emergencia lo hacen hoy los 18.866 bomberos de Colombia, que mueren lentamente de frustración.