Eran pasadas las 3:00 a. m. de este miércoles 28 de septiembre, cuando la tranquilidad del barrio Las Cruces, en el centro de Bogotá, se vio alterada por la llegada masiva de indígenas a esta zona de la capital del país.

En total, llegaron 16 chivas y ocho buses que traían indígenas y campesinos principalmente del departamento del Cauca, para ser instalados Polideportivo de Las Cruces, una situación que, según empezaron a reclamar los habitantes del sector, no fue consultado con la comunidad.

El objetivo de la llegada masiva de estos indígenas a la capital del país es para darse cita mañana jueves 29 de septiembre, en un encuentro que van a adelantar en la Plaza de Bolívar, para conmemorar un año de la resistencia y también para mostrar su apoyo a la llamada paz total que está impulsando el presidente de la República, Gustavo Petro.

El inconformismo de la comunidad, que se negó a que muchos de estos indígenas se alojaran en el polideportivo, se debe a que la Alcaldía de Bogotá nunca les comunicó, ni socializó con ellos, la medida temporal que se iba a tomar.

Si bien los indígenas aseguran que ellos se irán a sus sitios de origen una vez culminado el encuentro de este jueves, la comunidad de Las Cruces teme que suceda con este polideportivo, lo que ocurrió el año pasado con el Parque Nacional, escenario del cual los indígenas se apoderaron durante varios meses.

El alcalde local de Santa Fe, Darío Alirío Giraldo, afirmó en diálogo con Canal Institucional, que se trató de una “prevención natural de la comunidad frente a la situación que se ha vivido en el Parque Nacional”, pero indicó que “había permiso por parte del Gobierno Nacional y la Alcaldía de Bogotá para esta actividad”.

Por su parte, uno de los promotores del encuentro de este jueves, señaló que “es una movilización que tiene como autoridad a la guardia campesina. La intención que tenemos es apoyar la paz total porque seguimos viviendo la guerra en el sur occidente colombiano. Queremos construir un Plan de Desarrollo que contenga como esencia por lo que votamos, que es una Colombia, potencia mundial de la vida, y la idea es hacer una caravana con nuestras chivas, nuestros buses, y luego hacer una movilización a pie hasta la Plaza de Bolívar, en donde la expectativa es que podamos ser recibidos por algunos ministros y parte de la banca de Gobierno”.

Según cálculos de este promotor, son cerca de 1.200 los indígenas que llegaron desde el sur occidente de Colombia hasta Bogotá, para adelantar esta movilización.

Cabe recordar que en mayo y después de ocho meses de haber estado asentados en el Parque Nacional, los indígenas emberá katío llegaron a un acuerdo con el Gobierno y la Alcaldía para desalojar este espacio.

Tras la salida de estos indígenas, las instalaciones del Parque Nacional quedaron como si las hubiera afectado un huracán.

Del verde pasto que les daba vida a los prados no quedó más que lodo. Ese fue el panorama con el que el viernes 13 de mayo se despertaron los capitalinos.

Así quedó el parque Nacional después de 226 días de asentamiento de los indígenas. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA

En su momento, contó Luis Piamba, indígena de la comunidad yanakona, que la idea inicial era marchar del sur al norte de Bogotá en una de las tantas jornadas de paro previstas, pero en medio del camino los niños empezaron a cansarse con la llegada de la noche, justo cuando iban pasando por el Parque Nacional.

Teniendo en cuenta que muchos de ellos no tenían arraigo en la ciudad, decidieron dormir ahí a la intemperie. Al ser una zona amplia, fueron llegando más y más indígenas. “Nosotros trabajamos en comunidad y apoyamos al que nos necesita”, aclaró Piamba. Pero no solamente llegaron los emberas, sino también otros pueblos, incluso algunos que ya residían en la capital del país y municipios cercanos en precarias condiciones.

Dejaron de pagar arriendo y se fueron a vivir al parque, declarado Monumento Nacional de Colombia en septiembre de 1996. En total, arribaron a ese espacio alrededor de 1.900 personas.

Ahí estuvieron ocho meses, pero luego, tras el acuerdo, muchos de ellos retornaron a sus territorios y otros se alojaron en varios puntos de Bogotá.

Precisamente todo lo que pasó en el Parque Nacional fue la razón que llevó a la comunidad de Las Cruces a enfrentarse en la madrugada de este miércoles con los indígenas que arribaron a la ciudad.