A las 6:30 p.m. del 10 de marzo, Wendy Ramos se subió a la ruta K16 de TransMilenio en la estación de la Avenida El Dorado. La mujer se dirigía hacia el portal del sistema de transporte con el mismo nombre, luego de su jornada laboral. Cuenta que se ubicó en la parte del articulado conocida como "el acordeón" o fueye debido a la gran multitud de personas que abordaron el bus a esa hora del día. Durante el trayecto, un hombre de aproximadamente 35 años; alto, moreno, de ojos cafés y cabello oscuro se acomodó a su lado y, en principio, no mostró una actitud sospechosa. En un momento comenzó a acercarse y trató de arrinconar a Wendy contra una de las esquinas del fueye. "El bus iba muy lleno y uno trata de acomodarse. Yo me doy la vuelta, mirando hacia la ventana, y cuando me giro el hombre con su mano me agarra la vagina", dice.
Ella de inmediató gritó y trató de defenderse dándole un codazo para apartarlo. No obstante, el hombre le respondió de forma agresiva. "Me lanzó un manotazo en la cara y yo empecé a forcejear con él". Wendy cuenta que ninguno de los pasajeros del articulado le ayudó a retener al abusador aún cuando ella pidió su colaboración. El bus se detuvo en la estación de la Avenida Rojas y el hombre se bajó como si nada hubiera pasado. "Lo doloroso y triste es ver la indiferencia. Probablemente esto le pasa a muchas mujeres, pero como sociedad hemos normalizado tanto esas acciones que ya ni siquiera nos importa lo que les pasa a otras personas", dijo. Wendy es comunicadora social y trabaja para una ONG que defiende los derechos humanos. Afirma, que gracias a ello sabía de la existencia de la Línea Púrpura, creada por la Secretaría de la Mujer y la Secretaría de Salud de Bogotá para atender a las mujeres que son víctimas de violencia en espacios públicos, como el sistema de transporte, o en espacios privados como su propia casa. Pero este recurso tampoco sirvió en su caso. Ella cuenta que intentó comunicarse a la línea 018000112137 desde su celular pero la llamada nunca salió. En otro intento, alcanzó a escuchar el menú de opciones, pero se cortó la comunicación. Wendy lloraba en medio de los transeúntes de la estación sin conseguir ayuda o consuelo de alguno de ellos o del personal del lugar.
SEMANA llamó a la Línea Púrpura para comprobar cuánto se demoran en atender la llamada de una mujer que necesita ser escuchada y pudo constatar que el proceso no es atendido a la velocidad que una víctima necesita, como lo cuenta Wendy. La primera pregunta corresponde a la ubicación de quien llama: está en Bogotá o en otra ciudad, son las opciones. Después, la operadora consulta si la mujer está o no ante una emergencia -marcamos la opción 2- y mientras se espera la atención de un asesor real se escuchan comerciales en contra del acoso o la violencia de género. Pasó más de un minuto y medio y nadie atendió la llamada. Colgamos. Ese tiempo, en una emergencia real como la que le ocurrió a Wendy, sería demasiado para poder reaccionar y, en tal caso, retener o denunciar al agresor. La comunicadora en su angustia volvió a tomar otro articulado de TransMilenio y dejó de intentar comunicarse por este medio. En la mañana del 11 de marzo, Wendy publicó un trino pidiendo explicaciones a las autoridades locales sobre la ayuda psicoemocional que ofrecen para estos casos.
"¿Qué garantías tenemos las mujeres para movilizarnos tranquilamente en TransMilenio? No es suficiente una línea púrpura, necesita mayor pedagogía y rutas de acceso a la justicia para que este tipo de actos no pasen como si nada", escribió en otro mensaje. A las dos de la tarde del miércoles, la Secretaría de la Mujer le contestó el trino a Wendy lamentando lo sucedido, al igual que la Secretaría de Gobierno.
El contacto desde la Línea Púrpura ocurrió dos horas después de este mensaje. Wendy le comentó a la profesional lo sucedido, quien le dijo que "en la próxima semana se comunicarían nuevamente para hacer seguimiento o por si me interesa poner algún tipo de denuncia". Sobre la posibilidad de denunciar al agresor, la comunicadora cree que es casi imposible puesto que identificar al personaje por los rasgos físicos es como buscar una aguja en un pajar en una ciudad de 8 millones de personas. El bus al que Wendy se subió no tenía cámaras internas y el conductor del vehículo no hizo ningún reporte del caso, por lo que no hay indicios para ubicar al hombre.
"Más allá de lo que me hicieron, es darse cuenta de que eso pasa todos los días (...) ¡Ya no nos queda ni siquiera empatía!", dijo Wendy como reflexión final. La Secretaría de la Mujer envió una comunicación a SEMANA aclarando cómo funciona la Línea Púrpura y cuáles son sus tiempos de respuesta. "Si bien los 3 canales de atención son gratuitos las 24 horas todos los días del año, no significa que la Línea Púrpura sea un teléfono de atención inmediata, por eso los casos de emergencia deben tramitarse a través de la Línea de atención de Emergencias 123. La Línea Púrpura atiende al máximo de su capacidad durante las 24 horas, y cada atención puede tardar entre 40 minutos y una hora, lo que necesariamente hace que algunas llamadas no se puedan atender al momento, sino que posteriormente la Línea Púrpura regresa la llamada. Los horarios en que las mujeres pueden hablar son similares, lo que genera horas pico de la atención y, basadas en los aprendizajes de estos años de funcionamiento, se pidió en el nuevo Plan de Desarrollo de la Alcaldesa Claudia López, una inyección importante de recursos para fortalecerla operativa y tecnológicamente". Cabe recordar que usted puede llamar a la Línea Púrpura al número gratuito en Bogotá 018000112137. No necesita tener minutos. O al número de WhatsApp 3007551846 y al correo electrónico lineapurpura@sdmujer.gov.co.