Los diferentes implicados en el homicidio de los tres jóvenes en Sincelejo, Carlos Alberto Ibáñez, Jesús David Díaz Monterroza y José Carlos Arévalo, a manos de hombres de la policía están empezando a caer tras las rejas. SEMANA logró establecer que el patrullero Bernardo Pontón se entregó a la Fiscalía en el CAI, Venecia, de Sincelejo.
Del mismo modo, se conoció la captura de la subteniente Camila Buritaca en su residencia, ubicada en la ciudad de Pereira.
Según los testimonios que las autoridades tienen en su poder, el patrullero Bernardo Pontón estaba integrado a la Unidad de Infancia y Adolescencia, y estuvo presente en la intersección de la troncal de oriente (vía Chochó-Sincelejo) cuando detuvieron a los tres jóvenes.
De igual forma, SEMANA tuvo acceso a tres documentos firmados el 26 de julio por presuntos uniformados vinculados a lo sucedido, entre ellos la subteniente Camila Buritaca.
En la constancia, Buritaca informó que, luego de activarse el plan candado, se dirigió al sector del corregimiento de Segovia, ingresando por la vía de La Garita. Aseguró que estaba realizando actividades de control, consistentes en patrullaje, pero no obtuvo resultados.
En ese momento, según la narración, escuchó a través del radio de comunicaciones “que una unidad de infancia y adolescencia adscrita al departamento de policía de Sucre solicita apoyo de un vehículo porque tenía unas personas sospechosas en el sector de La Garita sobre la vía nueva y necesitaban ser trasladadas a un centro asistencial. Motivo por el cual me desplazo de manera inmediata del lugar donde me encontraba hasta el sitio reportado para brindar el apoyo correspondiente”, dice el documento conocido por SEMANA.
“A llegar al sitio, suben de manera inmediata tres sujetos heridos al plantón de la camioneta en que me desplazaba junto a unos policiales que se encontraban de igual manera en el sitio, dirigiéndome a la clínica María Reina de Sincelejo, la cual era el centro asistencial más cercano, para que le prestaran asistencia médica”, se lee al final de la declaración.
Sin embargo, no mencionó detalles del asesinato, teniendo en cuenta que, según las versiones de otros uniformados, ella se encontraba junto con el coronel Benjamín Núñez.
Carlos Ibáñez, Jesús David Díaz y José Carlos Arévalo fueron señalados por la Policía de ser integrantes del Clan del Golfo y de haber asesinado al patrullero Diego Felipe Ruiz Rincón, de 25 años, en el municipio de Sampués.
Los jóvenes Carlos Alberto Ibáñez, Jesús David Díaz Monterroza y José Carlos Arévalo, llegaron sin vida a la clínica María Reina, en el centro de Sincelejo.
En un solo cuerpo, que en su momento fue identificado como N.N. por los médicos, se logró determinar que tenía seis heridas de arma de fuego que se repartían entre el cráneo, el tórax y las extremidades inferiores. Los médicos explicaron, en el documento conocido por SEMANA, de qué manera llegaron los cuerpos al hospital y cómo fue imposible devolverles la vida.
“Paciente traído por agentes de la Policía en malas condiciones de traslado en ‘volqueta’ de camioneta. Se ingresa de inmediato a sala de reanimación y se conecta monitoreo de signos vitales donde no se registra actividad… A la inspección se evidencian múltiples heridas por proyectil de arma de fuego en cráneo, tórax y extremidades inferiores, no reacciona a estímulos, sin respuesta al llamado”, señala el informe de los médicos.
En adelante, los expertos hacen una revisión detallada por cada punto del cuerpo, buscando algún tipo de reacción o estímulo a los esfuerzos por revivir al paciente; en cada intento la respuesta fue la misma y los médicos la dejaron como sentencia en el documento: Niega Sintomatología. Lo hicieron con la cara, cuello, tórax, abdomen, la pelvis, el dorso y nada. El joven estaba muerto, incluso antes de llegar al hospital.