Los habitantes del corregimiento de El Plateado del municipio de Argelia, Cauca, frenaron el operativo de las Fuerzas Militares que pretendía desterrar a las disidencias de las Farc de la zona. Hubo amenaza de asonada y preocupación en la institución.

Personas de todas las edades fueron convocadas para rodear a los uniformados e impedir su movilización: “Que se vayan, retrocedan y nosotros los seguimos. Necesitamos que se devuelvan”, dijeron varios civiles presionados por el grupo armado.

En un video que circula en las redes sociales se ve el momento exacto donde los habitantes, tanto adultos como menores de edad, celebran la salida de dos tanquetas del Ejército Nacional que estuvieron recorriendo las calles en horas de la mañana.

El levantamiento de las personas terminó por un incidente que protagonizó el grupo armado: lanzaron drones repletos de explosivos y afectaron a ocho civiles, por lo que se dispersaron de inmediato.

No es la primera vez que las comunidades son presionadas por la guerrilla para que les sirva de contrapeso ante la opinión pública. Hay antecedentes en Cauca, Nariño, Meta, Norte de Santander y Antioquia, donde hay fuerte presencia de este grupo.

El caso de El Plateado es inédito, pues las unidades de inteligencia tienen elementos que prueban que la población civil es usada como escudo por los delincuentes, pues se esconden en sus viviendas para no ser afectados.

En este corregimiento hay una guerra a muerte. Por un lado, están las disidencias de las Farc que quieren continuar con su poder. Por el otro, la Segunda Marquetalia que intenta hacer presencia. Y las Fuerzas Militares que buscan erradicar a todos los actores ilegales.

El presidente Gustavo Petro informó que el autodenominado Estado Mayor Central de las Farc convirtió a El Plateado en una “bolsa internacional de la cocaína” y, una vez se supere la acción militar, distribuirá una serie de beneficios para sus habitantes.

“A todos los campesinos del Cañón del Micay se les entregará —después de la acción militar— el poder en la región, semillas de producción lícita y atención social del Estado”, manifestó el primer mandatario a través de su cuenta de X.

Los campesinos dejaron de sembrar arroz y maíz cuando el frente Jaime Pardo Leal, de las extintas Farc-EP les habló de la prosperidad de la hoja de coca: prometió fortunas a cambio de llenar las montañas de estas siembras para transformarlas en cocaína.

El Plateado queda en el corazón del cañón del Micay, incrustado en la cordillera Occidental. Es un paso estratégico para unir al macizo con el Pacífico caucano y, por ende, una ruta del narcotráfico. Las disidencias controlan el negocio.

Los guerrilleros impusieron normas y giraron la economía del territorio hacia sus intereses personales. Cientos de millones de dólares se movieron desde este punto de Colombia, pues las mercancías eran despachadas hacia ciudades de Estados Unidos y Europa.

Con la firma del Acuerdo de Paz en 2016, los hombres que se negaron a entregar las armas crearon una alianza con el frente José María Becerra del ELN para continuar con el negocio criminal. Todo terminó en una aterradora ola de violencia.

Fuentes militares narraron que un sujeto conocido con el alias de El Mocho reclutó a cientos de personas para reclamar la soberanía de la coca de las Farc-EP, ahora bajo la sombrilla del autodenominado Estado Mayor Central de las disidencias de las Farc.

El frente Carlos Patiño asumió el control total desde el año 2019. Allí hay denuncias por instrumentalización de menores de edad, asesinatos colectivos, cobro de extorsiones, desplazamientos masivos y amenazas.