El presidente de la República, Gustavo Petro, y la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, lideraron en la noche de este miércoles 31 de agosto un consejo extraordinario de seguridad luego de la oleada criminal que viene afectando a la capital del país.

Al término del encuentro, el presidente Petro dio a conocer algunas de las medidas que se tomarán para mejorar la seguridad en la ciudad.

“Vamos a adelantar los pilares de la seguridad humana. Entre estos puntos está hacer un énfasis para las operaciones en las cuales el narcotraficante ha hecho su objetivo, que es hacer dinero, y el dinero que se hace es en el lavado de activos. Para desactivar ese gran engranaje del narcotráfico, tenemos que hacer énfasis en la inteligencia para combatir las grandes operaciones del lavado de activos y la corrupción”, explicó.

Así mismo, Petro señaló que se acordó mantener los compromisos de aumento de pie de fuerza en la ciudad.

Por su parte, López dio a conocer las peticiones que le hizo al jefe de Estado para poder contrarrestar los diferentes hechos delictivos en la ciudad.

Según lo explicó la mandataria local, “hemos tenido un análisis en detalle con el presidente de la República, con toda la Fuerza Pública, con el fiscal general y el ministro de Defensa”.

La alcaldesa señaló: “Analizamos el multicrimen, el cual necesita más inteligencia y trabajo con la Fiscalía”. No obstante, según López, “ningún grupo criminal tiene poder en Bogotá. Por supuesto, hay zonas difíciles, donde tenemos que entrar con apoyo, pero ningún grupo tiene el control en ninguna zona de la ciudad”.

Dentro de las propuestas, López indicó que le pidió al primer mandatario “fortalecimiento en la inteligencia, de las casas de justicia, de sacar adelante el proyecto para regular las competencias carcelarias, porque no queremos cárceles ni para los campesinos que cultivan coca ni para los jóvenes que lo que tienen es un problema de salud mental y de consumo de drogas; las cárceles son para los criminales peligrosos, para los jóvenes se necesita es justicia restaurativa”.

El consejo de seguridad de este miércoles fue acordado entre el presidente Petro y la alcaldesa López tras la masacre ocurrida la semana pasada en el sector de El Amparo, en la localidad de Kennedy, al sur de la ciudad.

El hecho ocurrió el pasado jueves cuando la Fiscalía informó que sobre la 1:00 a. m. fueron encontrados tres cuerpos de personas que estaban en bolsas de basura. Los cadáveres –todos de hombres– presentaban signos de tortura.

Este no ha sido el único caso espeluznante en la ciudad. Desde meses atrás las masacres han venido golpeando a Bogotá.

A principios de abril, cuando se conocieron los primeros casos de cuerpos abandonados en bolsas en diferentes zonas de Bogotá, la capital del país comenzó a vivir una verdadera película de terror, dominada por el hampa y la barbarie.

En un mes, entre abril y mayo, los casos fueron aumentando indiscriminadamente y la sevicia con la que estas personas fueron asesinadas llamó la atención de las autoridades. Un hombre amarrado de pies y manos, una mujer degollada y tirada al río Tunjuelo y otro hombre con 161 puñaladas lanzado desde una carretilla, entre otros casos, revelaron las aberrantes torturas.

El caso del hombre de 45 años, identificado como Luis Ángel Rodríguez, a quien apuñalaron 161 veces, fue estremecedor. “En la cabeza, la víctima recibió 32 heridas de arma blanca y en el cuello, 34. Murió desangrado”. Así fue el brutal relato de la Fiscalía en la audiencia en la que judicializaron a los dos capturados por transportar los restos del hombre picado. Lo torturaron, lo hirieron y, con el dolor que pudo estar sintiendo, dejaron que muriera lentamente.

Este atroz crimen reveló la existencia de la espeluznante ‘casa de los masajes’ en San Bernardo, a tan solo unas cuadras de la Policía Metropolitana de Bogotá. Esta casa, que se escondía detrás de una fachada de hotel de paso o pagadiario, era para la Fiscalía el centro de torturas y asesinatos de la ciudad, aunque la alcaldesa Claudia López y el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, intentaron negarlo a toda costa.

Para las autoridades, solo había una razón detrás de estos macabros asesinatos: ajuste de cuentas entre grupos delincuenciales. Así fue como la Policía y la Fiscalía revelaron que el grupo criminal Tren de Aragua, de Venezuela, ejecutaba estos hechos de barbarie.

Traficantes, extorsionistas, torturadores y brutales asesinos del grupo delincuencial se tomaron la capital. Tienen la orden, desde Venezuela, de matar a los “prestados”, la forma como llaman a los delincuentes de otras organizaciones. Los persiguen, los secuestran y los “trituran” brutalmente para meterlos en bolsas, como sello criminal. La orden de matar estaba a cargo de Rafael Alfredo Brito, alias Alfredito, quien ya fue capturado junto con Víctor Manuel Salazar, alias Capi.

La banda tiene amedrentadas las localidades de Santa Fe, Los Mártires, Bosa, Usme y Kennedy. En esta última, las autoridades descubrieron el macabro ‘hotel negro’, un verdadero centro de torturas y asesinatos.

Para el secretario Fernández, el Tren de Aragua, efectivamente, es el responsable de los principales hechos de criminalidad en la capital. “Están intentando copar espacios de rentas ilícitas en Bogotá, en otras ciudades y otros países. Pero tengan claro que estamos avanzando con la Policía y la Fiscalía para desarticular esta estructura criminal”, afirmó.

En total, ya son 19 las personas torturadas, masacradas y abandonadas en las calles de Bogotá. Aunque las autoridades tienen claro quiénes están detrás de estos tenebrosos asesinatos, el propio comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Carlos Triana, reconoció recientemente que solo se han logrado cinco capturas, para un rendimiento del 37,2 % en el esclarecimiento de estos homicidios. La Interpol se unirá a las investigaciones.