Los escándalos por fuga de detenidos en el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, no paran. En menos de 48 horas ya van dos presos que reportan como prófugos. El turno ahora es para Andrés Oswaldo Gutierrez.
El hombre burló el sistema de seguridad de la cárcel de Itagüí. Al parecer aprovechó un descuido de los guardias y se salió del centro carcelario, las autoridades investigan si contó con la complicidad de algunos de los funcionarios de la entidad.
Durante la tarde de este domingo, los controles en la cárcel se intensificaron, SEMANA conoció que están adelantando allanamientos en las celdas, y realizando entrevistas a detenidos y custodios.
Estaba detenido desde hace tres años, desde 2019, por el delito de concierto para delinquir. Su pena es de 7 años, y estaba en tramite de obtener el beneficio de detención domiciliaria, por cumplir más de la mitad de la condena . En el primer rastreo los guardias encontraron la ropa del hoy fugado, en cercanías del lugar de reclusión. Las primeras versiones indican que la fuga se habría dado por una situación sentimental.
Entre la información extraoficial se conoció un audio dónde se siente la angustia de los custodios por lo sucedido: “falta un interno, falta un interno. No aparece por ningún lado. Ya por acá encontraron un roto por los lados de la maya perimetral, por los lados de Pablo. Por ahí encontraron una ropa. Está todo el mundo revolando, buscándolo”, se escucha en el audio que se filtró desde la cárcel.
Este medio pudo constatar que el mismo ministro de Justicia, Wilson Ruiz está pidiendo explicaciones a los directivos del Inpec tras lo ocurrido.
Los sindicatos del Inpec, han manifestado públicamente dos situaciones, una relacionada con la falta de personal que hay en los establecimientos y que con el hacinamiento carcelario se dificulta en control total de los internos; y por otro lado el rechazo a los hechos de corrupción.
“Además instamos a que la administración del INPEC que tenga en cuenta las alertas tempranas en las que se denuncia corrupción por parte de los funcionarios y no continúe ignorándolos como lo hacen reiteradamente, además que utilice en debida forma los instrumentos con los que cuenta desde el aparato disciplinario y la inconveniencia institucional como herramienta para combatir los corruptos, porque lamentablemente las oficinas de control único disciplinario funcionan selectivamente y por si fuera poco la junta asesora no existe sino en la norma y ha sido ignorada desde la dirección general del INPEC”, dice en uno de los comunicados emitidos esta semana.
Y mensaje a los líderes sindicales es claro: “deben saber que el fuero sindical solo será respaldado jurídicamente cuando encontremos que estamos frente a hecho de persecución por actividades sindicales no respecto de actos de corrupción”, pidiendo acabar de raíz con este tipo de situaciones que no solo enlodan el nombre de la institución, sino que además pone en riesgo la seguridad del país.
SEMANA reveló cómo funcionaba una red de corrupción en el Inpec y el increíble retorno a sus cargos de exfuncionarios condenados por microtráfico en el interior de las cárceles. Estos expresidiarios ahora cuidan a sus antiguos compañeros de celda.
La alianza entre los criminales y funcionarios del Inpec cada vez era más grande, “el trabajo arrojó que no solamente entraban cosas ilegales, sino que además se confabulaban para cometer homicidios”, dijo uno de los infiltrados. Si alguno de los reclusos quedaba en libertad, pero tenía deudas pendientes con los ‘plumas’, la orden era asesinarlo y los guardias, según las pesquisas, suministraban información confidencial como direcciones de residencia o datos de ubicación familiar para que se lograra el cometido.
Todo fue argumentado por la Fiscalía, y el 25 de octubre de 2019 el juez segundo penal de control de garantías de Cúcuta ordenó la detención de seis funcionarios del Inpec, entre ellos Carlos Alberto Hernández Alarcón. Él pasó de ser guardia a recluso, lo detuvieron en la cárcel de Bucaramanga y allí permaneció durante casi dos años hasta que el 13 de septiembre de 2021 quedó en libertad por vencimiento de términos. Pasaron 15 días y Hernández ya estaba solicitando su reintegro al cargo. El 3 de noviembre, el personal de talento humano de la entidad manifestó que la cárcel de Bucaramanga necesitaba personal y allí terminó trabajando, es decir, pasó de preso a custodio de sus antiguos compañeros de celda.