¿Cómo es negociar en medio del conflicto? Esta es la pregunta que se hace la Fundación Paz y Reconciliación que lidera el analista León Valencia. El informe que será conocido en su totalidad este miércoles, indagó por la situación de las FARC, las denominadas bacrim y el ELN. Esto, luego de que el Gobierno iniciara diálogos de paz con la guerrilla de la FARC en noviembre del 2012. Semana.com conoció en exclusiva el informe que revela datos interesantes sobre lo que ha pasado en el país frente a las acciones armadas en un año de negociaciones.  El accionar de las FARC Con el rótulo ‘La guerra de las FARC en el 2013’, el informe muestra que, en promedio, el accionar de las FARC es similar a lo hecho desde el 2010. Para la fundación, el grupo armado ilegal continúa su recuperación “después de la gran ofensiva del Estado hasta el año 2008”. Según se destacó en el texto, esa guerrilla tuvo dos picos en sus actividades, en enero y agosto del 2012 con 380 y 325 acciones armadas, respectivamente. El resto de meses no hubo más de 175 eventos hasta llegar al mes de diciembre, donde solo se presentaron 14. Para este mes ya se habían iniciado las conversaciones de paz en La Habana. Ya para el 2013, se advierte una “flexibilidad” por parte de las FARC: “para decretar treguas o desatar pequeñas ofensivas según el ritmo de las negociaciones de La Habana. Una intensificación del sabotaje a la infraestructura energética. Y una particular dedicación para promover la protesta social y la acción política”. Para este año se presentaron dos picos en las acciones del grupo subversivo. Los meses de febrero y septiembre fueron los más conflictivos con 241 y 278 eventos, respectivamente. El informe destaca que aunque la cifra es alta, los ataques se han reducido frente a años anteriores. Lo anterior tiene una explicación. “Una vez finalizada la tregua navideña del año 2012, las FARC lanzaron una fuerte ofensiva, pero a la postre esto terminó impactando de forma negativa la mesa de La Habana, es decir, aunque el modelo que se escogió de negociación es dialogar en medio del conflicto, cada vez que se presenta una acción militar vistosa, el costo en la opinión pública es muy alto”. Una de las conclusiones es que fue notorio “el interés de las FARC de reducir unilateralmente la actividad armada a mediados del año. De hecho, en los meses de septiembre y octubre, cuando entró en crisis la negociación en La Habana debido a que no se avanza en el punto de participación política, las FARC lanzaron una mini ofensiva que afectó fuertemente la infraestructura petrolera y energética del país”. Uno de los hechos más notorios fue el apagón en Tumaco, ciudad que duró más de 20 días sin energía eléctrica. “Esto muestra que la capacidad operativa de las FARC no estaba tan diezmada”, se resalta en el informe. Existe una tercera variación que para los autores de la investigación es la más fuerte y la más significativa. En el 2013 las FARC dedicaron gran parte de su energía a la movilización social y política. “No es un secreto la activa participación de la población de sus zonas de influencia en los paros, las protestas, los bloqueos de vías, las marchas por la paz, la participación en eventos que tienen que ver con las negociaciones de La Habana. La movilización de grupos de campesinos y de pobladores de sus zonas de influencia a la multitudinaria marcha del 9 de abril en Bogotá para insistir en la paz y la reconciliación fue bastante significativa. También su participación en los paros del Catatumbo, el Chocó y  Caquetá”, se destaca en el texto. Pero el análisis no queda allí. Se destaca que el Bloque Sur, que para algunos no está de acuerdo con los diálogos, ha contribuido en las decisiones de las conversaciones. “De hecho el Bloque Sur fue una de las estructuras que cumplió el cese al fuego unilateral que declaró las FARC durante las festividades de diciembre del 2012 y principios de 2013”, se destaca en el texto y se concluye que no se puede afirmar que ese bloque esté en desacuerdo con las conversaciones. Los analistas revisaron las cifras frente a los diferentes ataques de esa organización. “Al discriminar las 2003 acciones de las FARC entre enero y noviembre del 2013 por tipo de acción, la tendencia es similar a la de los años anteriores, es decir, un aumento importante de hostigamientos, acciones con francotirador y acciones de sabotaje. Por el contrario las acciones de enfrentamiento sostenido como los combates son bastante poco comparados con los presentados en 2005 o 2006”. Cerca del 40% del total de las acciones de la guerrillera se deriva de los hostigamientos, aunque en 2013 se nota un leve aumento de los combates y campos minados. El proceso con el ELN El informe también habla de la forma en que llegaría la guerrilla del ELN a un eventual proceso de conversaciones.  Se destaca que aunque el número de ataques es inferior a los de las FARC,  esta organización aumentó sus arremetidas. “A 30 de noviembre de 2013 el ELN había realizado 304 acciones superando el número de acciones ejecutadas por el grupo durante todo el año 2012 cuando desarrolló 280”. A los analistas les llama la atención el incremento en el número de ataques en los departamentos de Chocó y Bolívar; “en años recientes el mayor número de acciones se concentraban en los departamentos de Arauca, Nariño y Cauca”. Las limitaciones militares del ELN la llevan a privilegiar los hostigamientos en su accionar. Durante el 2013 los hostigamientos crecieron en un 50 %. También concluyen que el ELN ha aumentado el sabotaje en contra de la infraestructura minero-energética, en acuerdo con las FARC, “lo que  les permite mostrar que tienen la capacidad para afectar en algunas partes del país este sector de la economía”. El ELN viene en un proceso de recomposición de su estructura militar desde el año 2009, “lo que se explica por el cese de la confrontación con las FARC, el uso de la minería ilegal como fuente de financiación y el regreso al trabajo de masas”.