El jueves primero de julio de 2004, el tricolor de la bandera de Colombia amaneció teñido de blanco. Todos los hinchas del país, sin distingo de color, se sumaron a la quijotesca empresa que el Once Caldas había emprendido: derrotar al entonces campeón del mundo de clubes, el argentino Boca Juniors, tan gigantesco como los molinos de viento que desafió el ingenioso hidalgo de Miguel de Cervantes Saavedra en un lugar de La Mancha.

Luis Fernando Montoya, dirigía un plantel que, cuando lo había armado, pocos daban un peso por él. Pero ese año se fue paseando por el sur del continente derrocando campeones mundiales, como Vélez Sarsfield en primera ronda, Santos en cuartos de final y São Paulo en semifinales. Faltaba Boca, dirigido por el Virrey Carlos Bianchi, aquel entrenador a quien los argentinos no solo señalaban como el único ser humano en el planeta que tenía el número de teléfono de Dios, sino que le contestaba siempre que su equipo necesitaba de una ayuda divina.

Aquella noche, el papelito en el que tenía apuntado el teléfono se le refundió. Y como si Dios quisiera dejar en claro que es colombiano, iluminó las manos del arquero Juan Carlos Henao, que tapó dos disparos en la tanda de penales, suficientes para que, por segunda vez en la historia, un equipo colombiano levantara la Copa Libertadores.El trofeo quedó hecho pedazos en la pista atlética del Palogrande de Manizales.

“Jamás se me olvidará ese día”, le asegura Luis Fernando Montoya a SEMANA, desde su finca en Caldas, Antioquia. “Fue un grupo de muchachos que, quizás, nadie pensaba que pudieran lograr esta gran hazaña”.

Luis Fernando Montoya siempre será recordado por su gran hazaña, ganar la Copa Libertadores del 2004 frente a Boca Juniors. - Foto: Archivo Semana | Foto: Juan Carlos Sierra

El campeón de la vida también recuerda que el grupo de jugadores era consciente de que aquel día había unido a todo el país. Por eso, el mensaje de la charla técnica apeló al sentimiento patrio.

“Recuerdo las palabras que les dije a los muchachos. Teníamos que pensar que somos colombianos, que como colombianos nos dan esta oportunidad grande de sacar adelante un país. Siempre he considerado que el regionalismo le ha hecho mucho daño a nuestro país. (...) Los colombianos sacamos adelante lo que nos proponemos”.

“Tener la bandera en los hombres es increíble”: Robert Farah

Que lo diga el tenista vallecaucano Robert Farah, campeón en dobles –junto con Juan Sebastián Cabal– de los abiertos de Wimbledon, meca del tenis mundial el 13 de julio de 2019, y del de Estados Unidos el 6 de septiembre del mismo año.

“En el U.S. Open, el estadio estaba lleno de colombianos. Nos tiraron una bandera y dimos una vuelta olímpica con ella alrededor de la cancha. Fue una colombianada, pero fueron momentos increíbles que nunca borraré de mi mente. Tener esa bandera en los hombros es indescriptible, no es algo que uno pueda llegar a soñar. Es una fantasía”, recuerda Robert Farah a SEMANA, desde Londres, donde volvió a representar al país en el abierto de Wimbledon.

Aunque para Farah el día en que más orgulloso se sintió de su patria (a pesar de haber nacido por circunstancias familiares en Montreal, Canadá) podría coincidir con una de sus victorias, fue precisamente el día en que la primera deportista en la historia del país se colgó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Sí. Se trata del 20 de septiembre de 2000 cuando su paisana María Isabel Urrutia hizo sonar el himno nacional tras imponerse en una de las pruebas de levantamiento de pesas.

NUEVA YORK, NUEVA YORK - 6 DE SEPTIEMBRE: (LR) Juan Sebastián Cabal y Robert Farah de Colombia celebran después de ganar su partido final de dobles masculino contra Marcel Granollers de España y Horacio Zeballos de Argentina en el día doce del US Open 2019 en el USTA Billie Jean King National Tennis Center el 6 de septiembre de 2019 en el distrito de Queens de la ciudad de Nueva York. (Foto de Elsa / Getty Images) | Foto: 2019 Getty Images

“Cuando tenía 13 años, me encontraba entrenando fuerte con el profe Lastra, en Cali. Y Lastra estaba ayudando a recuperar a María Isabel Urrutia de una lesión de rodilla que tenía en ese entonces y tuvimos que entrenar unos ocho meses antes de los Juegos Olímpicos del 2000. Para mí era un honor entrenar al lado de María Isabel Urrutia y sabía que tenía una gran oportunidad de ganar medalla en los Juegos Olímpicos. Pero de ahí a que ganara la de oro... El día que se ganó la medalla en Sídney fue uno de los días que más orgulloso me sentí de ser colombiano. Ver cómo el himno sonaba por primera vez con una medallista de oro colombiana en los Juegos Olímpicos, pues todavía me pone los pelos de punta y pienso que desde antes yo ya me había enamorado de los Juegos Olímpicos, pero desde ahí me dio un empuje más para algún día poder alcanzar a jugar en los Olímpicos y, por qué no, algún día estar en el pódium”, relata el bicampeón de dobles.

Catalina Usme, volver a la vida

O que lo diga Catalina Usme, máxima goleadora en la historia de la selección Colombia de fútbol femenino, con 26 goles. Dos de ellos se los anotó, el 9 de agosto de 2016, en las olimpiadas de Río, a la todopoderosa selección de Estados Unidos. “Desde que me levanté pensé: si tengo un balón de pelota quieta, va pa’ dentro”, dice Catalina a SEMANA, desde la concentración del América de Cali, al recordar el día más importante de su vida.

Catalina superó dos veces la ruptura total del ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha. “Retírate, no vas a volver a jugar”, escuchó cientos de veces.

Catalina Usme, la capitana del América de Cali, fue elegida como la jugadora en la Copa Libertadores femenina. | Foto: Getty Images

“Vamos a ver, vamos a ver”, les respondió. Catalina volvió, le marcó aquellos dos goles a Estados Unidos en los Olímpicos de Río (2016), fue campeona de los Panamericanos de 2019 -el más reciente título futbolístico que el país tiene noticia-, campeona con América de Cali y subcampeona de la pasada Copa Libertadores, en la que fue la jugadora más valiosa del certamen.