El pasado fin de semana, el periódico The Washington Post publicó un extenso artículo sobre los famosos aviones no tripulados que han servido en acciones antiterroristas en todo el mundo. De acuerdo con la información del diario, los drones o equipos no tripulados con la más sofisticada tecnología llegarían a Sur y Centroamérica, especialmente a Colombia, provenientes de Estados Unidos. Se ha asegurado que los comandantes militares estadounidenses en esta zona sueñan con verlos operar para que ayuden en misiones antinarcóticos. Además de América Latina, esos aviones serían trasladados a otras fronteras donde tendrían la misión de espiar a grupos armados, piratas y narcotraficantes, que son el dolor de cabeza de los estadounidenses. De igual manera, muchos de los drones regresarán al país norteamericano después de haber cumplido misiones en donde la presencia de EE. UU. ha sido importante en la lucha contra grupos rebeldes, como Afganistán o África. Asegura el medio que en la última década, el Pentágono ha acumulado cerca de 400 de estos aparatos, llamados 'Predators', que han revolucionado las operaciones contra el terrorismo. Por su parte, las Fuerzas Armadas colombianas también han utilizado esta tecnología aérea para dar de baja a 32 narcoterroristas de alto nivel durante año pasado, luego de que militares estadounidenses ayudaran en la identificación y localización de estos sujetos mediante los aviones tripulados de vigilancia y otros equipos, según José A. Ruiz, portavoz del Comando Sur. “El Ejército de EE. UU. ha operado en ocasiones pequeños drones - de cuatro metros de largo en Colombia. Pero con drones más grandes, como depredadores y 'Reaper', las fuerzas estadounidenses podrían ampliar considerablemente el alcance y la duración de sus búsquedas en el aire para los traficantes de drogas”, explica el artículo. El tema no es nuevo para las Fuerzas Militares. Hace poco Semana.com reveló que la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) tiene una flotilla de 50 Aeronaves Remotamente Tripuladas (ART) que surcan los aires de Colombia para vigilar el territorio nacional contra cualquier generador de violencia en zonas como la Serranía de la Macarena, el Catatumbo, Orito y Saravena. Según fuentes militares, los ‘drones’ llegaron al país en el 2006 durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Desde entonces, realizan tareas de “vigilancia persistente” en las regiones mencionadas, lo cual, se traduce en misiones de inteligencia policial y militar. Las ATR, sin embargo, también tienen usos no militares, especialmente a la hora de atender catástrofes naturales de inmediato y en tiempo real, enviando información a organismos de rescate. Con la llegada de equipos no tripulados más sofisticados las Fuerzas Militares completarían una gran flotilla con la que podrían dar golpes más contundentes a la guerrilla y a grupos de narcotraficantes que se amparan en las difíciles condiciones selváticas.