Jonh Dobiana Macheche y Fabio Domicó Domicó eran de los mismos. Pertenecían a comunidades del pueblo Embera Katios. Eran indígenas. Y fueron asesinados. Dobiana el 6 de noviembre y Domicó seis días después. Ambos perdieron la vida a manos de pistoleros. Con ellos, ahora son seis los líderes de los Embera Katios que han sido asesinados en el 2011. Con sus muertes se vuelve hablar del riesgo de ser indígena en Colombia, en donde no solo el conflicto armado los amenaza. Luis Evelis Andrade, presidente de la Organización Nacional Indígena (ONIC), no exagera cuando dice que en este país los indígenas parecen estar en vía de extinción. “Se están muriendo de hambre, de enfermedades, por el conflicto, por la indiferencia”. Y para ponerlo en números dice que este año 72 han sido asesinados. Antioquia, Cauca, Nariño y Chocó son las regiones en donde – dice – más están en riesgo. Los Awá y los Embera Katios, los más amenazados. El conflicto los mata. Con minas, con balas perdidas, obligándolos a desplazarse masivamente. La sociedad también lo hace. Con indiferencia. “Creemos que esas escenas de niños desnutridos corresponden solo a África. No vemos que eso también ocurre en nuestro territorio y paradójicamente en los lugares más ricos, donde más hay explotación de recursos, desde donde se está impulsando el desarrollo. Andrade recuerda, entonces, las imágenes de algunos niños raquiticos (de 5 a 8 kilos de peso) que han llegado, casi muertos de hambre, al hospital de Puerto Gaitán (Meta).  Y se refiere además a lo que él llama un descuido del Estado hacia las comunidades indígenas. “Es cierto que con el conflicto armado es la principal amenaza, pero también está claro que no hay programas de atención, sobre todo en lo que tiene que ver con la infancia”, asegura el líder.  Aunque la Corte Constitucional en el 2009 declaró en riesgo de extinción física y cultural a 35 etnias indígenas, la ONIC señala que son muchas más. “Compartimos el criterio del conflicto como determinador de riesgo, pero nosotros incluimos además lo que tiene que ver con el descenso demográfico. Por lo menos 64 estarían en riesgo. Y son esas cuya población es menor a 70 personas”. Según el presidente de la ONIC en la orinoquía y en la amazonía es en donde se concentran estas pequeñas comunidades. “Estas hacen evidente el abandono del Estado. Allí, las enfermedades respiratorias y estomacales fácilmente matan a las personas”, cuenta el líder indígena. Dice él que la situación empeoró a partir de la Constitución de 1991. Los últimos años llegó a su pico más alto la violencia contra las etnias indígenas. “Con la Constitución se aprobaron derechos que creíamos que iban a mejorar las condiciones, pero ocurrió todo lo contrario.  Empeoró con la política de seguridad democrática, cuando se intensificó la confrontación armada en todo el país y con esta el paramilitarismo y los señalamientos hacia los indígenas”. Según ONIC en Colombia más de 1.500 indígenas fueron asesinados entre 2002 y 2010. La preocupación de ONIC es respaldada por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que manifiesta "su preocupación por los graves hechos de violencia que enfrentan las comunidades indígenas Embera-Katío, Embera-Dobida y Senú en Antioquia, y el Pueblo Awá en el departamento de Nariño". Y fue esa preocupación la que impulsó a ACNUR a crear una estatua (de tres metros) de una indígena embarazada, que permita visibilizar lo que ellos llaman el “genocidio” de los pueblos indígenas en Colombia. “Se requieren medidas urgentes para la protección de los pueblos indígenas afectados por el conflicto armado interno y el desplazamiento forzado", dijo en la presentación de la estatua, la semana pasada, la representante del ACNUR en Colombia, Therese Morel. La obra es exhibida permanentemente en el Museo Arqueológico Casa Marqués de San Jorge. Mientras tanto, el presidente de la ONIC insiste en decir “no saben muchos de ustedes cuánto nos ha costado hacer conciencia de que en Colombia viene ocurriendo un genocidio contra los pueblos indígenas".  Redacción justicia Semana.com