“Mi hijo, hijo de Soacha, hoy no está, pero estoy yo, la voz mía es la de aquellos que no tienen voz. Aquellas víctimas son miles en todo el país”. De esta manera iniciaron los testimonios de las madres de Soacha ante la Comisión de la Verdad por los falsos positivos.

Una de las madres contó cómo ha logrado perdonar que le hayan quitado a su “hijo adorado”: “Hoy puedo hablar con ellos, pude hablar con uno de los reclutadores. Pero insisto, ellos no eran delincuentes ni guerrilleros, no señor”, dijo.

Según ha podido documentar la JEP, en el país hay evidencia concreta de 6.402 casos de ejecuciones extrajudiciales. Los hechos se presentaron en por lo menos 31 de los 32 departamentos de Colombia y, de estos, 14 ocurrieron en Soacha y cinco en Bogotá.

Flor Hilda Hernández, otra madre víctima de falsos positivos, aprovechó la audiencia para leer una reflexión: “Lo que quiero compartirles es que el que confiesa sus pecados alcanzará misericordia, solo eso, que quede claro. A mi hijo se lo llevaron, en este parque él vendía helados. Gracias por la valentía y las fuerzas que me dan. Y a ustedes, militares, no les guardo rabia, pero siempre se acordará de mis palabras, cuando usted se llevó a mi hijo… busque el perdón de Dios. Siempre lo diré en las oportunidades que Dios me brinde. Ayúdeme a tener frente a frente a Consuegra. Soy víctima y somos todos víctimas”.

En la audiencia participan:

* Rubiela Giraldo, madre de Diego Armando Marín, asesinado el 6 de enero de 2008.

* Carmenza Gómez, madre de John Nilson Gómez Romero, asesinado el 2 de marzo de 2008.

* Soraida Muñoz, madre de Jonny Duvián Soto Muñoz, asesinado el 12 de agosto de 2008.

* Beatriz Méndez, madre de Weimar Armando Castro Méndez, asesinado el 21 de junio de 2004.

* Ana Páez, madre de Eduardo Garzón Páez, asesinado el 5 de marzo de 2008.

* Jacqueline Castillo Peña, hermana de Jaime Castillo Peña, asesinado el 12 de agosto de 2008.

* Blanca Nubia Monroy, madre de Julián Oviedo Monroy, asesinado el 3 de marzo de 2008.

* Maryeri Oviedo Monrroy, hermana de Julián Oviedo Monroy, asesinado el 3 de marzo de 2008.

* Doris Tejada, madre de Óscar Alexander Morales Tejada, asesinado en enero de 2018.

* Gloria Astrid Martínez, madre de Daniel Alexander Martínez, asesinado el 6 de febrero de 2008.

* Flor Hilda Hernández, madre de Elkin Gustavo Verano, asesinado el 13 de enero de 2008.

* Idalí Garcera, madre de Diego Alberto Tamayo Garcera, asesinado el 25 de agosto de 2008.

“Los procesos de reconocimiento de la Comisión buscan comprender los impactos del conflicto en las dinámicas personales, familiares, comunitarias y en los territorios, permitiendo una reflexión colectiva sobre la experiencia del conflicto armado interno y sus víctimas, y una reflexión sobre los mecanismos humanos, sociales, políticos, culturales e institucionales que deben reparar lo ocurrido y garantizar que la violencia no continúe y no se repita”, advierte la Comisión de la Verdad.

La pasada audiencia en la JEP

Una mezcla de sentimientos, entre alegría y tristeza, sintieron el pasado miércoles 27 de abril las llamadas Madres de Soacha, progenitoras de un grupo de jóvenes asesinados en extrañas circunstancias, hechos calificados como los falsos positivos del año 2008.

Después de 14 años de agonía, de una intensa búsqueda de justicia, verdad y reparación, estas madres por fin encontraron respuestas en una audiencia pública ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), realizada este 27 de abril en Ocaña, Norte de Santander.

Los testimonios que escucharon de boca de los militares responsables de cometer esos fatídicos sucesos les desgarraron el alma de nuevo, pero también les dieron paz y consuelo, porque escucharon las palabras: “Ellos no eran guerrilleros, eran inocentes”.

Blanca Nubia Monroy, una de las madres víctimas y vocera de esta organización civil, le relató a SEMANA que estar en esa audiencia les movió las fibras. “Era de suponerse que iba a llegar este momento donde escucháramos la verdad. Me siento contenta y a la vez triste, porque esta lucha que llevamos 14 años no ha sido en vano”, dijo la mujer, quien espera que en las próximas audiencias sigan mencionando más nombres de los altos mandos militares que dieron las órdenes de cometer los falsos positivos.

“El dolor me ha ayudado a ser muy fuerte. A las Madres de Soacha nos han tratado de locas, de víboras, pero aquí estamos y por fin escuchamos la verdad. Los militares se están doblegando, de pronto se están arrimando por un beneficio; en la justicia ordinaria nunca fueron capaces de decir la verdad de lo que había pasado, a pesar de que ellos sabían que nuestros hijos no eran guerrilleros”, lamentó Monroy.