Un mes atrás Yesika López, de 14 años, salió de la escuela en Bogotá y se encontró con un hombre mayor que aparentemente conoció en redes sociales. No volvió a aparecer, como sucede cada vez más frecuentemente con cientos de menores en la capital colombiana. En lugar de ir a casa al terminar la jornada de estudios, la colegiala se fue junto al extraño a hacerse un ‘piercing’ en la lengua, según las averiguaciones de su madre y de la policía. Luego, desapareció.

“Yo me siento angustiada, (...) no quiero que llegue la noche porque no sabemos lo que le está pasando a mi niña”, lamenta su madre, Luisa Cuellar, una conductora en aplicaciones de movilidad de 37 años. Según contó la mujer a la AFP, autoridades establecieron que un hombre adulto había estado llamando al teléfono de su hija, pero no han podido identificarlo.

Se trata de pistas similares a las de otros 2.213 casos de desaparición de niños y adolescentes que ha abierto este año la policía en Bogotá, ciudad de ocho millones de habitantes. En el 65 % de los casos, la persona cuyo paradero se desconoce tenía menos de 18 años, dice el subintendente Luis Alejandro González, de la SIJIN, un cuerpo especializado de la policía.

El año pasado se contabilizaron 3.474 desaparecidos en total y las cifras “siempre están al alza”, dice el coordinador de la Unidad Investigativa de Búsqueda de Personas Desaparecidas de esa entidad.

Redes sociales

Cuéllar sostiene en sus manos fotos impresas de su hija. Aún se pregunta qué hacía una niña que aún jugaba “con muñecas” en compañía de un desconocido. Cuando ve un oso de peluche en la cama de Yesika empieza a llorar. “Yo digo que este hombre se la llevó, porque Yesika no es de las niñas que sale, no toma licor, no tiene muchas amigas”, agrega.

Una hipótesis del creciente fenómeno de desaparición de menores en la ciudad apunta en muchos casos a las redes sociales, donde son manipulados.

“Cuando a nosotros nos reportan una menor desaparecida, casi siempre tiene un novio (...) mayor de edad”, explica el subintendente González. Los menores convencidos de haber encontrado al amor de su vida a menudo huyen con los adultos al extranjero u otras regiones. Pero el enamoramiento esconde en muchos casos una red de trata de personas, una problemática de gran magnitud en la capital colombiana, señala Diana Ramírez, experta del Instituto Nacional de Medicina Legal, la autoridad forense.

Para combatir la explotación sexual se necesita el apoyo de las autoridades y la ciudadanía. Si conoce un posible caso de explotación sexual denuncie a la Policía, la Fiscalía o ante el Icbf. | Foto: COLPRENSA ©

La experta denuncia diversos grupos criminales que cosifican y explotan sexualmente a las mujeres. Ante los números alarmantes de desaparecidos, el Congreso aprobó en junio la denominada “Ley Alerta Colombia” o “Ley Sara Sofía”, en honor a una bebé desaparecida en 2021, que creó una plataforma virtual donde se avisan en tiempo real los casos y se difunden imágenes de los menores afectados.

Naciones Unidas estableció el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas para llamar la atención sobre esa problemática.

Voluntariamente

Las causas de la desaparición son múltiples y frecuentemente están entrelazadas: abusos en el hogar pueden llevar a los menores a buscar otros caminos, comenta Ramírez. Aunque al menos el 80 % de las personas regresan a casa en cinco días, el 20 % restante puede ser difícil de encontrar, sobre todo porque la mayoría desaparece voluntariamente, explica González.

La mayoría de casos ocurren en niños y adolescentes que usan drogas o provenientes de familias de escasos recursos. En Bogotá la pobreza afecta al 24% de las personas, según la Alcaldía. A Cuéllar le rompe el corazón pensar en el de su hija y otros casos. “Matan a los niños, hay niñas violadas, las botan, eso es lo que yo no quiero que llegara a pasar”, expresa. “Me dicen ‘tenga usted la paciencia’, pero ellos no están en mi lugar. Nadie me va a entender a mí”, concluye.

*Con información de AFP