Desde hace cerca de dos meses los colombianos se han familiarizado con el alias de un criminal: Guacho. Este hombre era un completo desconocido, pero se hizo tristemente popular tras asesinar a sangre fría a tres integrantes de un equipo periodístico del diario El Comercio de Ecuador y por negarse a devolver sus cuerpos a sus familiares.Puede leer: Bombas, balaceras, minas y torturas: Tumaco está ahogado por la violenciaWalter Arizala, verdadero nombre de ese ecuatoriano de 27 años de edad, comanda una disidencia de las Farc que actúa bajo el nombre de frente Oliver Sinisterra y tiene cerca de medio centenar de integrantes. Tras asesinar a los comunicadores y cometer atentados contra estaciones de Policía en Ecuador y torres de energía en Colombia, a Guacho y sus secuaces los persiguen más de 10.000 militares en ambos lados de la frontera. Esta cacería lo ha obligado a internarse en lo profundo de la manigua del lado ecuatoriano y a dejar abandonados sus negocios de exportación de droga con el cartel de Sinaloa.Esa situación permitió que otras dos organizaciones, menos poderosas que la de Guacho pero presentes en varias zonas de Nariño, empezaran una guerra. Una de ellas, conocida como Guerrillas Unidas del Pacífico, conformada por cerca 100 integrantes, tiene a la cabeza a alias David, un exmiliciano. La zona de actividad está entre Tumaco y Barbacoas.El otro actor en ese conflicto, alias Caliche, un exdesmovilizado de las AUC, lidera un grupo de 80 hombres en el noroccidente de Nariño al frente de una estructura autodenominada Renacer, una mutación de una banda llamada en el pasado como los Paisas.Guacho, David y Caliche tenían serias disputas por el territorio, en busca de quedarse con la mayor porción del multimillonario pastel del narcotráfico. Con Guacho corriendo para evitar su captura durante semanas los otros capos entraron en guerra.Le recomendamos: "El Gobierno colombiano no ha asumido su responsabilidad"“Hermano, nos cogieron a bala al salir. No encuentro a Helber, no sé dónde está. Eso fue esa gente de D”, se oye decir a uno de los hombres de Caliche. Le cuenta a su jefe que los emboscaron, y secuestraron a dos de sus hombres. Como respuesta a esa acción los de la banda Renacer también atacaron y se llevaron a varios de sus rivales.A raíz de ese conflicto que ha dejado muertos de lado y lado los dos narcos intentaron hacer una alianza. “Yo voy para donde D (David). El hombre me garantizó la vida mía y la de los muchachos, y vamos a cuadrar todo eso y dejar esa guerra boba que hay y que todo mundo quede tranquilo”, dice uno de los enviados de Caliche (escuchar audios en Semana.com).Mientras estas dos bandas oscilaban entre el diálogo y las balas, no contaban con que hombres de la Dirección Antinarcóticos de la Policía y el Gaula monitoreaban esa guerra interna, paso a paso, como parte de la campaña policial y militar Atlas, para desarticular las estructuras criminales de Nariño.Confidencial: Cartel de Sinaloa: el enemigo es el socio GuachoGracias a ello hace una semana capturaron a los jefes de las bandas. En Cali cayó Caliche, buscado por la justicia por los delitos de concierto para delinquir agravado, fabricación, tráfico de estupefacientes y porte de armas de fuego. Estaba con un narco conocido como Fantasma, sucesor de Sebastián Murillo o Lindolfo, exjefe de la Oficina de Envigado detenido hace poco, y célebre por ser el exesposo de la modelo Vaneza Peláez. Y cayó también un tercer narco. Casi de forma simultánea siete de los principales cabecillas de las Guerrillas Unidas del Pacífico también fueron capturados. “Con esta operación logramos desmantelar esta organización del narcotráfico que afectaba a Tumaco”, dijo a SEMANA el general Fabián Cárdenas, director de la Policía Antinarcóticos.Este tipo de acciones para llevar tras las rejas a estos peligrosos capos ascendentes son importantes. Pero el mayor reto de las autoridades consiste en impedir que surjan personajes como Guacho.