Los partidos, conceptualmente, se piensan como instituciones para promover la participación ciudadana en bloque bajo una ideología. Los militantes, tal como se concibe, deben estar direccionados hacia un mismo fin por medio de las creencias y motivaciones que comparten. Son necesarios, ya que por medio de los mismos las personas pueden acceder a sus derechos políticos de manera más eficaz y, en ejercicio, son fundamentales para llegar a la tan soñada gobernabilidad.

Sin embargo, en Colombia son pocos los partidos que muestren hoy una organización política fuerte y sin fracturas. En años anteriores, buenos ejemplos serían los partidos cristianos como el Mira, el Centro Democrático, la Alianza Verde y el Polo Democrático. Todos muy jóvenes y que mantuvieron una unidad en su ideología.

En estas elecciones, el panorama cambió y los acuerdos son más complejos. Casi todos los partidos están fragmentados, pocos llegaron a un acuerdo en términos de candidatos a la Presidencia y no existe una cohesión ideológica entre los avalados por los mismos.

Un buen ejemplo es el Partido Liberal, dividido entre la izquierda, el centro y la derecha. Un sector apoya al Pacto Histórico, en cabeza del senador y exprecandidato Luis Fernando Velasco. Otro protesta por la reunión de César Gaviria, su líder, con Gustavo Petro.

Ese sector que protesta busca alianzas con Alejandro Char. Del partido, los senadores Lidio Turbay y Mauricio Gómez son seguros simpatizantes del exalcalde de Barranquilla.

Otros senadores se encuentran identificados con la propuesta de Alejandro Gaviria. Lo que puede ocurrir es que, sin importar la decisión que César Gaviria tome el 13 de marzo, algunos militantes se mantengan firmes en sus actuales decisiones.

Otro caso importante es el del Centro Democrático, partido que teme que el actual fraccionamiento resulte en disidencias. Se llegó al consenso, a regañadientes, de que Óscar Iván Zuluaga fuera el candidato único. Los demás precandidatos accedieron a acompañarlo y respaldarlo, tal como ocurrió en elecciones pasadas.

María Fernanda Cabal, senadora y precandidata, no quedó conforme y lentamente se fue separando de la apuesta presidencial de Zuluaga. Luego, a pocas semanas de las consultas interpartidistas, decidió poner sobre la mesa la posibilidad de votarlas, a pesar de que el candidato de su partido no figurara en ninguna.

Esta opinión pasó de ser particular a representar un sector grande que no quería perder la oportunidad de votar por Alejandro Char o Federico Gutiérrez, favorito de la casa. Incluso, el presidente Iván Duque reveló que votaría las consultas.

Ahora, sin Álvaro Uribe como candidato al Senado, con un candidato a la Presidencia solitario y con el desgaste de ser gobierno en los últimos cuatro años, se pone en juego esa supremacía que ejercieron en el Congreso de la República.

Cambio Radical, comandado por Germán Vargas Lleras, también está dividido. A pesar de las reuniones del líder con Alejandro Char y Alejandro Gaviria, los avalados por el partido se van por varias vertientes.

Char tiene un gran poder sobre un sector de la bancada, pero algunos simpatizan con la propuesta de Enrique Peñalosa, quien en un principio buscó el aval del partido. Se sabe, además, que cabezas visibles como Jorge Rey y Germán Varón Cotrino apoyan a Alejandro Gaviria.

El partido es tan heterogéneo que el senador Temístocles Ortega posó al lado de Francia Márquez, del Pacto Histórico, durante un evento en el Cauca.

La Alianza Verde también atraviesa por una fuerte división. Muchos militantes se fueron con el Pacto Histórico y otros con la Coalición Centro Esperanza. Sus bases están divididas entre Petro, Camilo Romero, Carlos Amaya, Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria y Enrique Peñalosa.

Pocos son los partidos se muestran hoy disciplinados para buscar un fin, como en el pasado.