Existe un sentimiento particular entre quienes pusieron sus expectativas en el presidente Gustavo Petro. Es similar al vacío que deja una ruptura amorosa, genera altos niveles de incertidumbre y, en ocasiones, se siente como una traición a un acuerdo mutuo durante la campaña. Esto fue calificado por Catalina Ortiz, exrepresentante de la Alianza Verde, como la Petrotusa.
“Hay dos tipos de Petroentusados. Los que no votamos por él y no se nos logra pasar el dolor de ver al presidente tan deficiente, y los que sí votaron por él y ahora están arrepentidos”, explicó la excongresista a SEMANA.
El término fue recientemente utilizado por los congresistas Paola Holguín y Juan Espinal, de la oposición, y se refiere a un sentimiento que se comienza a manifestar en las calles, en los grupos sociales y hasta en la bancada del Gobierno en el Congreso.
El presidente Petro, sin cumplir 100 días en el cargo, ha tenido que enfrentar cuatro grandes movilizaciones en contra de sus reformas. En primer lugar, la oposición convocó una masiva y pacífica marcha en contra de propuestas como las reformas tributaria, pensional y a la salud. Luego, el sector minero, por la carga impositiva de la reforma tributaria, y los motociclistas, por el alza del Soat y la gasolina, salieron a las calles.
Ahora, los indígenas, quienes dicen sentirse engañados por no recibir las garantías que se les prometió, protagonizaron una protesta altamente violenta en el centro de Bogotá, atacando a los efectivos de la fuerza pública y destruyendo todo a su paso.
Esta desazón en las calles, a pesar de haber obtenido la máxima votación en la historia de las elecciones presidenciales en Colombia, da la impresión de que la tusa se extiende. También se evidenció en la última encuesta Invamer, la cual muestra que la aprobación a la gestión del presidente cayó del 56 al 46 por ciento entre agosto y octubre. La desaprobación, por otro lado, subió 20 puntos porcentuales, ubicándose en el 40 por ciento.
Otra Petrotusa es la que siente la bancada de Gobierno, la cual no deja de decepcionarse por algunas acciones de la administración y sus aliados. Uno de los puntos críticos es el gasto público innecesario, representado en adquisiciones de lujo para la casa de huéspedes y hasta los viajes de la primera dama, Verónica Alcocer. Congresistas como Alexánder López, Inti Asprilla, Wilson Arias, Jota Pe Hernández y Katherine Miranda calificaron los hechos como “indefendibles”.
Además, los miembros del Pacto Histórico, en buena parte, se sienten defraudados por la poca participación que les da el Gobierno, cortando casi por completo la comunicación durante los primeros dos meses de mandato. Incluso, la senadora Aída Quilcué aseguró en su momento que los mandaron “al carajo”.
Por otro lado, la ley de orden público y la reforma tributaria han hecho que la bancada de Gobierno rompa el consenso, preocupando a varias figuras de los partidos Conservador, Liberal y La U. El expresidente César Gaviria, por su parte, cree que la carga impositiva que propone el presidente Petro es inadmisible.
A pesar de no estar arrepentidos de apoyarlo en campaña, varias figuras reconocidas se han mostrado defraudadas por las acciones del Gobierno. Un ejemplo es Rudolf Hommes, exministro de Hacienda y uno de los más mediáticos críticos, y Santiago Alarcón, actor y tuitero progresista. Carolina Ramírez, reconocida actriz colombiana, le pidió austeridad al presidente, y Mario Muñoz, de Doctor Krápula, solicitó que se dejaran de justificar “actos estúpidos”.
Salomón Kalmanovitz, excodirector del Banco de la República, también expresó su preocupación sobre las decisiones económicas de Petro. Incluso, sugirió que se cambiara a Irene Vélez, ministra de Minas y Energía.
Cuantos más anuncios hace el Gobierno, más Petroentusados surgen en las calles y entre las figuras que en algún momento anunciaron su respaldo al entonces candidato presidencial. Algunos se preocupan por la economía, otros, por las instituciones. Y los más fieles petristas, por otro lado, alegan falta de coherencia. Hacer oposición es fácil, gobernar es más difícil.