Con corte a 30 de mayo de este año, 12.031 personas han acudido a las autoridades buscando ayuda y denunciando que fueron víctimas de hurto en su propia casa. Ninguna se conoce entre sí, pero comparten el drama de sentirse inseguras en el único lugar que esperaban estar a salvo. Las modalidades que utilizan los delincuentes son diversas, no se cohíben ni siquiera por tener un guarda de seguridad en la portería de un conjunto. En el peor de los casos, y más frecuente de lo que se imaginan, son los mismos empleados de la empresa de vigilancia los que facilitan el robo.
Manuel Chaparro salió de viaje el sábado 11 de mayo. Cuando regresó el lunes siguiente a su apartamento, se encontró con la sorpresa de que estaba prácticamente desocupado. Fue a reclamar a la administración del conjunto, ubicado en el noroccidente de Bogotá, y le dijeron que el mismo sábado en la tarde un grupo de jóvenes sacaron algunas bolsas y electrodomésticos y los cargaron en un carro estacionado en el parqueadero de visitantes. Según el guarda de seguridad, no sospechó que algo estuviera mal, pues en ese conjunto hay muchos apartamentos y la rotación de inquilinos es constante.
Pero las pistas que ayudarían a encontrar a los responsables no eran tan evidentes. Casualmente, ese día el vigilante de turno olvidó pedirles las placas del vehículo, que se estacionó justo en un punto ciego, donde las cámaras no alcanzaban a tenerlo bajo el foco, y nunca llenaron la información en la bitácora.
Parece ser un común denominador que el día que se registran los robos no funcionan las cámaras. Ese fue el mismo argumento que recibió Ángela Valderrama, en un conjunto ubicado en Ciudad Salitre de la capital del país. Ella y su esposo viven en un primer piso, la cerca eléctrica estaba dañada, siempre había alguien en la vivienda, pero en febrero programaron un viaje y justo ese día los ladrones llegaron y se llevaron los artículos de valor. “Es como si hubieran sabido que la reja estaba dañada y que no estábamos. Solo tuvieron que violentar la puerta de acceso a la sala y obtuvieron su botín”, dice ella, aún indignada porque ni la administración ni la empresa de seguridad respondieron por las afectaciones causadas.
En Cedritos se han reportado varios hurtos a viviendas, incluso amordazan a sus víctimas, lo hacen en la noche y a plena luz del día. Esta semana, las autoridades están investigando qué hay detrás del robo de 40 millones de pesos en efectivo del que un empresario de aguacates fue víctima. Las cámaras de seguridad muestran cómo él salió atado de un apartamento, se escapó como pudo. Unos hombres, aproximadamente siete, lo citaron en ese lugar diciendo que allí vivían. La víctima creyó en esa versión, porque ellos llegaron a hablar con el vigilante, tomaron tinto y el mismo vigilante les entregó las llaves que estaban en el casillero del apartamento 610.
El argumento de la administración es que la dueña del inmueble dejó las llaves del apartamento porque se dedica al alquiler por días. La dueña dice que nunca la llamaron para autorizar el ingreso, y las autoridades advierten que cada vez es más común que los apartamentos amoblados que ponen en plataformas para arrendar se convierten en blanco de bandas delincuenciales. En ese mismo conjunto aparecieron puertas de otros apartamentos también forzadas y bicicletas hurtadas.
Lo curioso es que la empresa de vigilancia asegura que no se ve nada raro en las cámaras, y el guarda de seguridad que coincidió en todos los eventos fue trasladado a otro conjunto. La comunidad teme que la historia se repita.
El nombre de la empresa no es revelado para no afectar la investigación que adelanta la Fiscalía. La Superintendencia de Vigilancia, de igual manera, está revisando con detenimiento la problemática. Varios habitantes de estratos altos decidieron quitar el servicio de vigilancia en sus conjuntos, pues sube los costos de las administraciones, no garantizan seguridad, según ellos, y cuando se presenta un incidente no responden. La Policía, por su parte, asegura que, aun cuando el panorama es preocupante, la cifra de hurtos es menor a la registrada durante el mismo periodo del año anterior, cuando se denunciaron 15.443 casos.