La reactivación económica en Cali ha estado acompañada por una oleada de robos callejeros. Los hurtos son a mano armada, con arma blanca, raponazo, con objetos contundentes. Varios han quedado grabados en video y muchos de ellos dejan víctimas fatales. A Luis Eduardo ‘Mulato‘ Hernández, director y coreógrafo de Swing Latino -agrupación de salsa que se presentó con Jennifer López en el Super Bowl- le intentaron disparar tras robarlo en una calle de Cali. "Se les atascó el gatillo, por eso no morí", dijo en un hospital, mientras lo atendían por una herida abierta en la cabeza. Mulato no fue el único. En la última semana en Cali los robos parecen haberse triplicado. Los ladrones patrullan en motos y atacan con ferocidad a sus víctimas sin importar la hora o el lugar. Afuera del centro comercial Palmetto, sur de la ciudad, un hombre fue atacado al mediodía en medio de un río de gente. Le arrebataron el celular y luego lo empujaron a una fuente de agua. Nadie hizo nada.
La Policía apunta todos estos hechos delictivos a dos estructuras llamadas El Socio y Los Culebreros, dedicadas exclusivamente al hurto. Tienen al menos 30 integrantes que generaban una economía criminal de 800 millones de pesos mensuales. Así roban en Cali
"Su modus operandi principalmente se daba bajo la modalidad de atraco a personas en toda el área metropolitana de Cali, perfilando personas con joyas vistosas a quienes abordaban con armas de fuego en vías públicas o al interior de establecimientos comerciales. En su prontuario también se registran hechos de hurto a residencias a las que ingresaban, amordazaban a los residentes y extraían enceres, cajas fuertes y electrodomésticos, entre otros", cuenta la Policía. En los casos de atracos a personas, el delincuente que materializaba el hurto era recogido en motocicleta y cuadras más adelante abordaba un automóvil con el botín robado.
Según una investigación de las autoridades, los integrantes de estas bandas salían desde muy temprano a varios puntos de la ciudad a atracar. "Una vez materializaban algunos hechos, se apoyaban para cometer el hurto de motos y servir como observadores de motocicletas hurtadas, que dejaban por lapsos de 3 a 5 horas en vía pública, hasta confirmar que no contaran con sistemas de seguimiento satelital", agrega la Policía. El hurto a motocicletas, especialmente de alto cilindraje, era el eje de su actuar delincuencial. Las acciones se llevaban a cabo en semáforos en rojo, tras largos periodos de seguimiento o al momento del ingreso a las viviendas; en la mayoría de los casos las víctimas eran atacadas a disparos dejando como resultado tentativas de homicidio y lesiones personales. Luego de los atracos con éxito, procedían a tres líneas de comercialización: venta a precios inferiores a los del mercado en Cali y municipios cercanos, desguazado para venta por partes y finalmente, el cobro para recuperación, en un estilo de extorsión relámpago. En esta última modalidad, contactaban vía telefónica a los propietarios para devolvérsela exigiendo sumas entre los 2 a 7 millones de pesos, dependiendo del valor comercial. Monitoreaban redes sociales Los miembros de estas pandillas también monitoreaban las redes sociales para contactar a víctimas que publicaban el hecho, ante lo cual un “negociante” les expresaba no hacer parte de la organización, pero sí poder ubicar a los delincuentes, sirviendo como intermediario en la entrega de la moto y el pago de lo acordado.
Al interior de las estructuras se definían roles como: marcadores, seguimiento de víctimas, conductores, campaneros y tomaban fuerza los ‘Gatos‘, menores entre los 15 y 17 años instrumentalizados por los cabecillas para abordar a las víctimas y movilizar armas. Así cayeron Estas estructuras quedaron al descubierto al interceptar a una mujer que se movilizaba con un coche para bebé, pero al revisar el interior solo había armas. Días después se efectuaron más de 30 capturas por los delitos de concierto para delinquir, hurto agravado y calificado, extorsión, homicidio y uso de menores en la comisión de delitos. Los capturados cuentan con un amplio prontuario delictual, incluso dos de ellos con prisión domiciliaria. De forma paralela, la operación permitirá afectar sus economías criminales, mediante la extinción de dominio a inmuebles y de vehículos utilizados para los diferentes hechos.