Mientras en Quito llovía con fuerza, en el Palacio Carondelet –sede del Ejecutivo ecuatoriano- la tormenta entre Santos y Maduro amainó. El encuentro entre los mandatarios de Colombia y Venezuela, y los garantes, Rafael Correa, presidente de Ecuador, y Tabaré Vásquez, presidente de Uruguay, duró cinco horas. La reunión se dio en la casa privada del presidente Correa. Eso, según fuentes de la Presidencia de ese país, era parte de la estrategia para propiciar un ambiente más cercano entre los presidentes. A las 7:15 p. m. los mandatarios hablaron a los medios. El primero en hablar fue el presidente Vásquez. "Nos vamos reconfortados en la tarde de hoy (lunes) porque hemos logrado fijar metas". El presidente Rafael Correa habló en nombre de las presidentes y señaló que expresaba su gratitud porque "Juan Manuel y Nicolás aceptaron la invitación de Unasur y Celac a reunirse en Quito. Eso consolida una gran familia, donde pueden surgir diferencias, pero esa historia común permite que se superen". La declaración conjunta entre los presidentes determinó que "ambos jefes de Estado se comprometen a mejorar la situación de la frontera. Coincidieron en mejorar el diálogo bilateral en el marco del respeto al derecho internacional". Estos fueron los siete acuerdos a los que llegaron. 1. Propiciar el retorno inmediato de los respectivos embajadores. 2. Realizar una investigación de contexto en la zona fronteriza. 3. Reunir los equipos de ministros para tratar temas sensibles en la región afectada el miércoles 23 de septiembre en Caracas. 4. Trabajar en una progresiva normalización de la frontera. 5. Lograr la coexistencia de modelos económicos, políticos y sociales entre ambas naciones. 6. Hacer un llamado al espíritu de hermandad entre ambos países. 7. Continuar trabajando con el acompañamiento de Ecuador y Uruguay. El presidente Nicolás Maduro, a su turno, señaló que fue una reunión "franca y clara en medio de un clima de hermandad. Triunfaron la sensatez, el diálogo y la paz entre países hermanos. Con voluntad política sí se puede y hoy se puede decir que se reinicia un nuevo capítulo con Colombia. No hay cabida para el revanchismo, sólo para el diálogo." Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos agregó que la reunión comenzó difícil y recalcó que "hay que respetar las diferencias para trabajar en objetivos comunes. Comenzamos a trabajar con Maduro el tema de la paz y hay que reconocerle su papel en los diálogos con Las FARC. En cuanto al tema de la frontera, cada quien expuso sus verdades, le dijimos que está en todo su derecho de deportar a los colombianos indocumentados siempre y cuando se les respetaran sus derechos, y acordamos restablecer el camino de las instancias entre los diferentes temas para acercarnos más". El mandatario colombiano agregó que entiende el problema de las bandas criminales y del narcotráfico, sobre todo de gasolina, se combate en equipo y no por separado. Fue un diálogo sereno, respetuoso y productivo". Según confirmaron fuentes cercanas a la Presidencia ecuatoriana, el encuentro fue muy positivo para ambos países. Como los medios no tenían acceso alguno a lo que pasaba adentro, un trino del canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, despertó optimismo luego de un mes de no ver salidas. "Excelente ambiente de diálogo", trinó. Hacia las 5 y 30 de la tarde el presidente Vásquez abandonó el palacio ecuatoriano, pero dos horas después regresó. En realidad, aunque se esperaba que el encuentro fuera extenso, hacia las 6 de la tarde ya habían salido los cuatro mandatarios a una reunión ampliada con los ministros de los países asistentes. La crisis Un mes después del cierre de la frontera entre Cúcuta y Táchira, donde más de 1.645 personas han sido deportadas y otras 18.000, según cifras de la ONU, han salido "voluntariamente" de Venezuela por temor a represalias, las cosas entre Bogotá y Caracas empiezan a mejorar. Aunque es muy prematuro afirmar que esta noche algo cambiará en Norte de Santander o en Paraguachón en La Guajira, era necesario que Santos y Maduro se vieran las caras y hablaran frente a frente. Al menos es un primer paso en la dirección correcta y termina un largo mes de declaraciones que lejos de conciliar, le echaban más leña al fuego. Lo que ha impresionado en Quito es el fervor con el que decenas de ecuatorianos defienden la reconciliación entre Colombia y Venezuela. Ni siquiera los propios nacionales de los países en crisis clamaban tanto por el diálogo como los ecuatorianos. "Aparte del proceso con las FARC, Colombia necesita firmar la paz hoy con Maduro", le dijo a Semana.com un grupo de jóvenes que ondearon durante las cuatro horas un cartel de Simón Bolívar con el mensaje "patria grande". El encuentro entre los mandatarios demuestra que la diplomacia es más contundente que los gritos, las medidas apresuradas y las amenazas. A pesar de los recientes encuentros entre la canciller colombiana, María Ángela Holguín, y su par venezolana, Delcy Rodríguez, nadie más que Santos y Maduro podían saldar esta cuenta. En el fondo se trata de un problema compartido. La enfermedad del narcotráfico, la falta de presencia institucional y la violencia que se vive en la frontera son problemas de ambos. Otra cosa que tomó por sorpresa a los periodistas locales y extranjeros fueron las palabras de Nicolás Maduro. Luego de varias semanas de aparecer en su programa Enlace sabatino a reiterar que la mayoría de los deportados eran paramilitares y que la difícil situación que hoy vive su país se debe al 'éxodo' de colombianos en la frontera, hoy sus palabras cambiaron. El mandatario venezolano, por primera vez, le bajó el tono a la confrontación, dejó los insultos a un lado y dijo estar convencido de que las cosas saldrían bien en Quito. Que buscaba el diálogo y el respeto y que las cosas en la frontera serían distintas. No hay duda de que el acercamiento sirve por lo menos para relajar los ánimos. Pero llevar el discurso a la acción es algo que todavía está por verse. Lo que sí hay que reconocer es que este lunes Colombia y Venezuela entendieron que fijando límites entre sus diferencias pueden avanzar.