El destino de Luis Bedoya cambió en febrero de 1987, cuando el entonces todopoderoso dirigente del fútbol León Londoño Tamayo le propuso trabajo en Bogotá como secretario de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor). Londoño reconoció así el enorme esfuerzo de Bedoya, quien acababa de ejercer con lujo de detalles como gerente de la selección Colombia, que recién se coronaba campeona del Suramericano Sub-20 que se jugó en el Eje cafetero. Bedoya no dudó un instante en aceptar la propuesta y se trasladó con su familia de Pereira, su ciudad natal, a Bogotá. En la Dimayor no tardó en hacer migas con Jorge Correa Pastrana, mano derecha de Londoño en esa entidad. La carrera de Bedoya como dirigente fue meteórica: en el 2002 fue nombrado presidente de la Dimayor y cuatro años más tarde, en marzo del 2006, alcanzó la cúspide como presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF). El ascenso personal y profesional del directivo estuvo acompañado de un vertiginoso crecimiento de su fortuna personal. Ahora, personas cercanas a él en la Federación han dado cuenta de la manera como el dirigente adquirió cierta cantidad de bienes inmuebles en los mejores lugares de Bogotá y en la Sabana, así como en la costa caribe. Lo dicen ahora cuando Bedoya se encuentra bajo la lupa por haber renunciado a la Federación de manera intempestiva y de haber viajado a Nueva York. La coincidencia es grande, pues es allí donde se encuentra el proceso ‘madre’ del denominado FIFA Gate, por donde han desfilado gran cantidad de empresarios y han contado sobre los millonarios sobornos que tuvieron que pagar a los dirigentes de la Conmebol para obtener contratos de comercialización y derechos de televisión de los torneos. Periodistas de Semana.com se dieron a la tarea de investigar el asunto de los bienes y encontraron que en los últimos diez años -después de separarse de su primera esposa y de repartir varios inmuebles en Pereira-, Bedoya ha adquirido una decena de costosos bienes en varios lugares del país. En el rastreo hay muchos que ya no hacen parte de su propiedad y que fueron vendidos en los últimos años. Bedoya, como dijo una persona cercana a él, sabe que en la finca raíz puede invertir sin perder y “ganando mucho”. Lo que no sabe ese allegado es de dónde ha salido el dinero para hacerse a los bienes, la mayoría de los cuales también aparecen a nombre de su esposa, Marta Herrera. “No soy capaz de inferir de dónde han salido los recursos”, aseguró. La pareja tiene una relación que data de más de 15 años. El mundo del fútbol los unió y muy pronto Marta abandonó los medios de comunicación para estar cerca de su compañero sentimental. Conformaron una unión respetada entre periodistas y dirigentes del fútbol. No obstante, la gente que los rodeaba empezó a observar que Herrera era gestora de negocios y que manejaba grandes sumas de dinero en efectivo. Ella siempre mantuvo un bajo perfil, pero se notó su gusto por el dinero y los viajes. Su nombre también empezó a sonar últimamente por aparecer en el extenso listado de inversionistas del negocio piramidal conocido como Forex, donde invirtió 250.000 dólares. Este portal obtuvo los certificados de instrumentos públicos donde Bedoya y Herrera -juntos o por separado- aparecen. Como es de uso común, los valores de los inmuebles registrados son catastrales y muy inferiores a su precio comercial. Y, en algunos, hay cosas que llaman la atención. Las propiedades Aparece un apartamento de 121 metros localizado en la calle 102 con transversal 18 en uno de los sectores exclusivos de Bogotá. De acuerdo con la escritura del 4 de mayo del 2014, dicha propiedad fue adquirida por la Inmobiliaria Promotora y Constructora ICP S. A. por 660 millones de pesos. Cinco meses más tarde esta fue vendida a Bedoya por 143 millones de pesos. Cuenta con tres garajes, de 43 millones de pesos cada uno. En abril del 2012 -después de que la Federación junto con la FIFA organizó el Mundial Sub-20 el año anterior-, adquirió una oficina en el exclusivo sector de la carrera 15 con calle 93 por valor de 269 millones de pesos. Semana.com consultó con propietarios en ese edificio y algunos aseguraron que el valor promedio de un inmueble está por encima de 600 millones de pesos. Además, constató que las empresas que funcionaban en esa oficina dejaron de hacerlo en el último mes y que hoy está vacía a la espera de arrendatario. En el listado aparece también un apartamento en la calle 97 con carrera 21, uno de los sectores más caros del norte de Bogotá, que adquirió por 225 millones, en octubre del 2009, junto con su esposa. Nuevamente llama la atención que el valor registrado es muy inferior al precio de venta de ese tipo de inmuebles en esa zona. En ese mismo edificio Bedoya y su esposa adquirieron otro apartamento por 210 millones de pesos, toda una ganga. En ese mismo predio aparecen cuatro garajes a su nombre. Bedoya, a juzgar por lo que cuentan sus conocidos, sabe que la adquisición de bienes en la sabana de Bogotá es un cheque al portador. En los documentos aparecen dos lotes a su nombre y el de su esposa en la vereda Riofrío del municipio de Tabio (Cundinamarca), englobados en un lote mayor con un área de 5.919 metros cuadrados. En ese mismo municipio Bedoya posee un terreno de 4.811 metros cuadrados, denominado 'El Recuerdo 2', registrado con un valor catastral de 50 millones de pesos. En Sopó, también cerca de Bogotá, donde quizás está la tierra más costosa del país, aparece un inmueble a nombre de Bedoya en el conjunto residencial Parque de los Caballeros de la Noche, un lote con un área de 2.171 metros cuadrados. Su valor catastral también fue de 25 millones de pesos. También hay propiedades en Magdalena. Allí, en la vereda Gaira, donde acostumbra construir lujosos apartamentos, a Bedoya y a su esposa les aparece un bien raíz en el condominio Costa Bella de 171 metros cuyo precio catastral es de 300 millones de pesos. A nombre de la esposa de Bedoya aparecen otros inmuebles. Un apartamento en Bogotá en la calle 152 con carrera 14 y otro la carrera 19 con 153 en el norte de Bogotá. Si bien Bedoya y su esposa pudieron adquirir estas propiedades fruto de muchos años de trabajo, fiscales están interesados en conocer el origen de los recursos con que se adquirieron. Fuentes de la Federación advirtieron que el dirigente –nominalmente- ganaba entre 20 y 22 millones de pesos mensuales. Allí no se cuenta lo que recibía por ser vicepresidente de la Conmebol y sus vínculos con la FIFA, así como tampoco las comisiones que recibía por cerrar negocios comerciales para la entidad. La realidad es que en varias de estas inversiones, las autoridades colombianas y extranjeras tienen crecientes dudas acerca del origen de los capitales con que se adquirieron. Y todo se remonta al 2006, cuando Bedoya llegó a la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol.