El dolor de la partida de Gabriel Rojas, cineasta colombiano, se conjuga con la frustración de saber que su cuerpo quedó en el extranjero sin poder ser repatriado por falta de recursos económicos. Rojas Vera nació en Bogotá, el próximo 15 de octubre cumpliría 45 años. Cursó la carrera de Cine y Televisión en la Universidad Nacional de Colombia, donde profundizó en dramaturgia y escritura de guion y se graduó en 2005.

Es reconocido por su primer largometraje, Karen llora en un bus, que se estrenó en mayo de 2011, el cual tuvo su premier mundial en la sección Forum del Festival Internacional de Cine de Berlín 2011 y que, en palabras del festival, “hace énfasis en los jóvenes cineastas y trabajos que empujan los límites del medio y la percepción de sí mismo… refleja el deseo por una radical e imparcial exploración del área gris que existe entre los géneros ficción y documental”, según se lee en una de las reseñas que relatan la trayectoria del artista.

Desde hace 11 años vivía en México con su esposa e hija de 14 años. El pasado sábado, luego de llegar de Puebla y mientras estaba dictando una clase virtual, empezó a sentir un dolor intenso en el pecho que lo obligó a llamar una ambulancia. Desde ahí se comunicó con su familia. Habló con su hermano Felipe Rojas en Bogotá y le contó que iba a bordo del carro de emergencias. Le prometió volverlo a contactar, pero eso no sucedió.

La esposa, que estaba acompañando a su hija a una audición, corrió para alcanzarlo, sin éxito porque el director, al parecer, murió en la ambulancia. Lo que dificultó la entrega del cuerpo, pues las autoridades de Ciudad de México exigen, cuando alguien muere fuera del hospital, hacer una investigación y obligatoriamente una necropsia, obligando a cremar el cuerpo para luego traer las cenizas.

Rojas siempre manifestó su deseo que sus restos reposaran en Colombia junto a los de su padre –quien también falleció de un infarto cuando era muy joven– y sus abuelos. Pero cuatro días después no ha sido posible repatriar el cuerpo, debido a que el seguro funerario que la familia estaba pagando no cubría el servicio de repatriación y ahora el traslado tiene un costo de 4.000 dólares. Sin contar que se debe pagar el pasaje de los familiares del director. La familia calcula que requieren más de 20 millones de pesos para cubrir todo lo que implican sus exequias.

“Ni juntando todo el dinero que tenemos de pequeños ahorros alcanzamos a reunir el dinero. Por eso acudimos a la solidaridad de los colombianos y colegas de mi hermano”, dijo Felipe Rojas en conversación con SEMANA.

Los amigos de Rojas que están en el país arrancaron una campaña en internet para reunir fondos por medio de la cuenta Vaki que se llama “Ayúdanos a traer a Gabo a Colombia”. Además, invitan a quien pueda donar a la cuenta de la mamá del artista, que ruega que pronto pueda ver los restos de su hijo. Ella es Inés Stella Vera y su cuenta de ahorros Bancolombia: 65016955846 o el Nequi: 3002898941.

“Necesitamos darle la despedida y vivir el duelo de todo esto que parece una pesadilla. Aunque suene duro, mi hermano sigue en una nevera, de lo que hace las veces de Medicina Legal a la espera que podemos reunir el dinero para repatriarlo”, puntualizó Rojas.

Por su parte, el Ministerio de Cultura envió un mensaje de condolencias en sus redes sociales tras el fallecimiento del director de cine: “Lamentamos el fallecimiento de Gabriel Rojas Vera. Director y guionista colombiano que estrenó su primer largometraje, Karen llora en un bus, en 2011 en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Esta producción obtuvo estímulo del FDC para Producción de Largometrajes, en 2007″, fue lo que escribieron en la cuenta oficial de Twitter.