Cuando Benjamín Herrera fundó la Universidad Libre para difundir las ideas del Partido Liberal, pocos se habrían imaginado que un siglo después sus egresados iban a conquistar el poder, pero por una vía distinta a la política. Hoy los unilibristas son la primera fuerza en las altas cortes. Sus egresados duplican a universidades tradicionales como el Rosario, la Javeriana y el Externado. Y borran completamente a los Andes y la Nacional. Una prueba del poder que ha alcanzado la Universidad Libre en la cúpula de la Justicia fue la última elección de magistrados de la Corte Suprema. Después de casi dos años de deliberaciones, la Libre se quedó con tres de las cinco vacantes. El exprocurador delegado ante la Corte, Eyder Patiño Cabrera, ocupó el puesto en la sala penal de Augusto Ibáñez.El magistrado del tribunal superior de Tunja, Luis Armando Tolosa, el de Jaime Arrubla en la civil, y la magistrada auxiliar, Clara Cecilia Dueñas, el de Francisco Ricaurte en la laboral. Con esa victoria, la Libre se consagró como la universidad que más presencia tiene en la Corte Suprema con cinco magistrados, mientras ninguna otra tiene más de dos (ver recuadro). También son egresados de esa institución el presidente de la sala penal, Leonidas Bustos, y en la sala civil, Ariel Salazar. Algo similar pasa en el Consejo Superior de la Judicatura. La Libre tiene hoy cuatro de los seis magistrados de la sala disciplinaria (el séptimo era el magistrado Henry Villarraga, quien renunció por cuenta de un escándalo). Son graduados de esa universidad el actual presidente, Ovidio Claros, y los magistrados Angelino Lizcano, Pedro Sanabria y Wilson Ruiz. En esa sala, hasta la secretaria judicial, Yira Lucía Olarte, es unilibrista. Y en el Consejo de Estado tampoco se han quedado atrás. Hoy tienen dos de los 32 magistrados de esa corporación, Danilo Rojas y María Elizabeth García. El primero tiene una importante trayectoria académica en la organización Dejusticia y la segunda fue magistrada auxiliar de esa corporación durante 20 años. La exministra de Justicia, Ruth Stella Correa, nombrada por el presidente Santos para darle espacio a la rama judicial en el Ejecutivo, también era magistrada de esta corte. Pero en los pasillos se reconoce como el padre del unilibrismo en el Consejo de Estado a Víctor Hernando Alvarado, quien se caracterizó por ser el abanderado de las tutelas de pensiones en favor de magistrados y hoy es el actual presidente de la universidad. Este había tenido ese cargo directivo en el claustro antes de ser elegido en 2009 como consejero de Estado y volvió a ocuparlo recientemente, pues renunció por haber llegado a la edad de retiro forzoso. Por invitación de él, varios magistrados del Consejo de Estado han sido profesores de la Libre. Otro unilibrista, el expresidente del Consejo Nacional Electoral, Antonio José Lizarazo, está entre los candidatos para ocupar el cargo vacante en la sección quinta de esa corporación. El hecho de que la Libre haya logrado tener el poder de la rama judicial tiene varias explicaciones. En otras épocas, los más prestigiosos abogados capitalinos llegaban a la rama judicial directamente a ser magistrados. Hoy, según un estudio de la Corporación Excelencia en la Justicia, en la Corte Suprema de Justicia el 86 por ciento de los togados provienen de la rama judicial. Y esa rama se ha formado en universidades como la Libre, que tienen mayor flexibilidad en sus horarios, sedes regionales y jornadas nocturnas para quienes trabajan. Así, el notificador del juzgado ha podido ser abogado y el juez ha podido tener una especialización. “Queremos darle a Colombia nuevos liderazgos que permitan la movilidad social”, dice el rector de la institución, Nicolás Zuleta. La universidad cuenta hoy con 35.000 estudiantes, la mayoría provenientes de las regiones y de estratos dos y tres. El magistrado de la Corte Constitucional, Luis Ernesto Vargas, se considera un ejemplo de esta transformación. “Llegué a este cargo a pesar de provenir de una familia campesina desplazada y analfabeta que llegó a Cajamarca (Tolima) sin nada más que la ropa que tenían puesta”, cuenta el togado. Vargas explica que decidió ser abogado pues a su papá lo detuvieron injustamente cuando él era muy joven. Estudió becado desde el pregrado en la Libre hasta el doctorado en la Universidad de Zaragoza en España. Hizo la carrera judicial desde juez municipal de Suesca hasta que llegó a ser magistrado con 31 años de experiencia en la rama judicial. El año entrante será el presidente de la Corte Constitucional. En las tres cohortes que ha tenido ese organismo la Universidad Libre siempre ha tenido una silla. El primero en ocuparla fue Antonio Barrera Carbonell, el segundo Alfredo Beltrán y el tercero Vargas. Otro factor que ha contribuido es el cambio en el sistema de elección que antes era de cooptación (es decir los magistrados elegían sus reemplazos) y hoy se hace por listas del Consejo Superior de la Judicatura, donde la Libre tiene una amplia presencia. “La circulación de magistrados de altas cortes que se hace desde la Constitución de 1991 ha permitido deselitizar las altas cortes. Antes, los egresados de las universidades populares no teníamos opción”, dice el consejero de Estado Danilo Rojas.Y un tercer factor es la historia. La Universidad Libre lleva la política en la sangre y la política es hoy un factor fundamental en la elección de las cortes, pues por ejemplo el Congreso elige a la Corte Constitucional. El claustro nació en 1922 en una convención del Partido Liberal por iniciativa de Benjamín Herrera, Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán. Así como Álvaro Uribe anunció que iba a crear una universidad luego de que la Corte Constitucional impidiera su segunda reelección, Herrera alzó la bandera educativa semanas después de perder la Presidencia frente a Pedro Nel Ospina. “Desde ahí, por la Libre han pasado los sectores más influyentes del pensamiento liberal colombiano”, dice Nicolás Zuleta, rector de la institución. En los primeros años fueron presidentes o rectores de la universidad Benjamín Herrera, Jorge Eliécer Gaitán, Gerardo Molina, Germán Zea, Darío Echandía, entre otros. Hoy la Universidad Libre se precia de haber tenido en este periodo 26 congresistas, una cifra que pocas otras universidades superan. Hay otras explicaciones al fenómeno de la Libre. Unos dicen que su éxito se debe a que son procesalistas y litigantes puros. Otros incluso recurren hasta a la masonería para explicar su poder y explican que uno de los símbolos de la universidad es el compás que identifica a esa logia. Y otro grupo agrega que también se explica por la teoría física de que el espacio que no ocupa un cuerpo lo ocupa otro. “No es bueno ni malo”, dice Gloria Barrero, directora de Excelencia en la Justicia. Pero agrega que es muy diciente que los egresados de las universidades tradicionales no quieran ocupar cargos en la rama cuando el sistema judicial necesita diversidad y representación de todas las corrientes de pensamiento jurídico. El hecho de que la Universidad Nacional, la mejor universidad pública de Colombia no tenga ni un magistrado, y que la Universidad de los Andes, la única universidad colombiana entre las 550 mejores del mundo, apenas tenga uno, debería al menos abrir ese interrogante.
*De la Corte Suprema de Justicia no hay información pues esta no hace pública las hojas de vida de sus magistrados.