En el corazón de la selva amazónica existe un sitio llamado Yuisi. Para los indígenas, la humanidad tuvo origen en ese chorro de aguas, rodeado de una serranía tupida, del que hoy depende el equilibrio de la selva. En el año 2009, el Estado decidió proteger ese refugio natural y mítico. Declaró allí el parque natural Yaigoje Apaporis, un millón de hectáreas de selva virgen protegidas a perpetuidad. Sin embargo, pocos días después Ingeominas le otorgó a Cosigo, una minera canadiense, un título para explotar oro en ese territorio. Esta semana la Corte Constitucional visitará el lugar para decidir a quién de los dos le pertenece esta tierra. Se trata de un tema tan trascendental, que tres magistrados tienen previsto ir a la zona para inspeccionar en terreno el presunto daño que se le quiere hacer a este lugar ancestral.El traslado de los magistrados a la selva no tiene antecedentes. Al paradisíaco lugar que fue inmortalizado por Germán Castro Caycedo en su libro ‘Perdido en el Amazonas’ no llega nadie distinto a los cazadores de tesoros. Si un turista quisiera ir a conocer sus encantos, tendría que volar desde Leticia hasta la Pedrera en un pequeño avión de Satena que sale cada domingo, sólo cuando hay pasajeros. De allí aún le faltarían al menos seis horas en lancha para llegar al punto al que llegará la Corte.Esa travesía, no obstante, no fue un impedimento para los magistrados. El caso llegó hace más de tres años al despacho de Eduardo Mendoza, pero estuvo congelado por la imposibilidad de la justicia de acceder al remoto lugar. Este viernes Mendoza y sus dos colegas de sala, Nilson Pinilla y Jorge Iván Palacios, irán a Centro Providencia, una de las malokas de las comunidades indígenas. Los juristas consideraron que era imposible fallar una tutela sobre unos grupos indígenas que no conocían, que no tenían voz en el proceso y a quienes una decisión en Bogotá les podría cambiar la vida para siempre. “El solo hecho de que venga la Corte ya es extraordinario para la selva”, señala Martin Von Hildebrand, director de Gaia Amazonas y uno de los mayores conocedores de las culturas indígenas del Apaporis.Lo que viven las comunidades en el parque Yaigoje podría bien ser el guión para una película de James Cameron. Por eso, cuando SEMANA hizo un reportaje sobre lo que pasa en Yuisi, lo llamó “el Avatar colombiano”. Los cerca de 1.200 indígenas ancestrales han luchado contra la llegada de las mineras extranjeras a sus territorios sagrados, pero sienten que están perdiendo esa batalla.“Todos los indígenas que se metieron con el oro hoy están extintos. El oro es el reflejo de la luz en la tierra, es tan sagrado, que es mejor dejarlo quieto… Igual, como están las cosas ahora, ya comenzamos a morir”, le dijo Leonardo Rodríguez Makuna a SEMANA cuando la revista visitó el lugar hace dos años.  A lo que se refiere esta autoridad makuna es a la división que la fiebre del oro ha traído a sus tierras. Ahora los indígenas ancestrales pelean con otras comunidades que sí quieren la entrada de la minera al parque, pues anhelan que con esta llegue el dinero y las oportunidades que hoy no tienen.Un colono llamado Benigno Perilla decidió tomarse la vocería de la nueva organización indígena y demandar el parque, es decir, está de acuerdo con la entrada de la multinacional. Argumenta que en el proceso de declaratoria no se consultaron a todas las comunidades indígenas. Esta es la tutela que estudia la Corte Constitucional que de darle la razón a Perilla, le abriría la puerta a la extracción minera industrial. No es un fallo cualquiera porque el parque tiene un millón de hectáreas que quedarían desprotegidas.Perilla y la empresa multinacional han hecho causa común y han recorrido las comunidades indígenas explicándoles las bondades que traería la llegada de la minería a la selva.A pesar de que desde hace dos años la Procuraduría pidió revocar el título de Cosigo, esto no ha sido posible porque el tema se encuentra inmerso en un litigio judicial. Este no es el único parque natural en el que existen títulos mineros, hay al menos 30 más, aun cuando la ley lo prohíbe tajantemente. Por eso, en Parques Naturales existe un gran temor de que si la decisión de la Corte favorece a Cosigo, se produzca un efecto dominó en las otras zonas protegidas que también tienen títulos.Esta semana, estuvo en el Amazonas presentando un libro de botánica el famoso explorador Wade Davis, quien escribió el libro ‘El río’, que cuenta los secretos de esa tierra perdida. Aprovechó la visita y lanzó una sentencia: “Una mina en el Apaporis es como un pozo de aceite en la capilla sixtina”.Decenas de indígenas recorren esta semana el Apaporis para llegar el viernes a la maloka Centro Providencia. Aunque sólo tienen unas horas, esperan que los magistrados, que son la máxima autoridad del Estado que los visita en años, defina de una vez si conservan intacta su tierra sagrada, como quieren las comunidades ancestrales, o la comparten con Cosigo, como piden otros habitantes de esa tierra.