El encierro no es fácil. Aunque prefiero no usar esa palabra porque me parece que tiene unas connotaciones muy desagradables. Aún cuando mucho de lo que he venido haciendo en los últimos años ha sido desde la casa, extraño salir. Yo, por ejemplo, me venía caminando a mi casa después de grabar nuestros podcast en Semana y me hace falta salir a caminar. Extraño salir a trabajar, a hacer mis cosas, a un parque, a mirar flores, un árbol, a sentir el viento, a sentir el sol, caminar por donde yo quiera. No extraño el regreso de los ruidosos carros, los trancones y temas de esos, pero eso es otro tema. 

Sin duda la cuarentena sirve para protegernos, para ‘cuidarme a mí mismo’. Según la evidencia científica los mayores de 70 años tenemos mayor riesgo de contraer el coronavirus y es más difícil para nosotros salir bien librados. Completo 70 días y lo máximo que he salido es a la portería a recibir domicilios. De resto solo abro la ventana para mirar a la calle y ver pasar carros y gente violando todas las normas de seguridad. Pero por supuesto que hay ganas de salir, y también mucho miedo. Uno nunca sabe a lo que se pueda enfrentar. Yo veo todos los días personas sin tapabocas, caminando pegados unos con otros, y eso aterra. Pero haciendo las cosas bien, esto puede ser llevadero. 

Manolo Bellon, escritor y comunicador colombiano. Foto: Juan Carlos Sierra / SEMANAEso de que toda persona mayor de 70 años es un abuelo… definitivamente es un poco molesto. Alguien me decía una vez: “es que es un término cariñoso”. ¡No! Ajústense a la realidad. Yo soy una persona mayor y eso no significa que yo sea o no un abuelo, no tiene nada que ver. En estos días alguien en Twitter dijo: “ustedes quédense en su casita y disfruten de todo lo que han hecho en su vida”. No, perdónenme. Yo soy una persona activa. Mental y físicamente sana, íntegra, con muchas cosas que hacer. Ese cuentico de “ahí lo ponemos encima de la chimenea como parte de la decoración de la casa y déjenos a nosotros hacer todo”, resulta muy molesto.

En cuarentena también trabajo mucho, escribo y escucho muchísima música. Hasta estoy leyendo mucho más que antes. A eso le agrego los Lives que hago en Facebook e Instagram, y las entrevistas. Pero… ¡Ay! mis charlas, ¡eso sí me hace una falta tenaz! Salir a dar esas charlas que tanto me gustan. Y por supuesto extraño decir: “¡salgo cuando se me da la gana!”. 

Ahora nos tocó quedarnos en la casa hasta el 31 de agosto. La noticia no me sorprendió. Pero, ¡qué dicha, nos dieron salida! Caray, poder salir tres veces por semana media hora es una maravilla. No es mucho tiempo, claro, pero mejor media hora que nada. Sí creo que se pueden flexibilizar un poco las medidas para nosotros. A fin de cuentas es deber de uno. Si salgo a buscar la forma de contagiarme pues es problema mío. Pero si salgo lo hago, con tapabocas, guantes y guardando distancia. Yo cuido mi integridad y de los que me rodean y no veo necesario decir: “¡déjenme hacer lo que me dé la gana” otra vez!