Luis Carlos Vélez: ¿Cuál es su experiencia y su perfil como médico cubano? Manoreys Rojas: Yo me gradué en el año 2009 y en 2014 fui a Ecuador. Allí hice misión médica por espacio de año y medio formando parte de la brigada de atención y manejo integral a pacientes con úlcera de pie diabético. Estoy en Estados Unidos desde enero de 2016. L.C.V.: Cuando lo enviaron a Ecuador, ¿usted tenía el entrenamiento necesario para hacer el trabajo que le encomendaron? M.R.: El programa se llamaba ‘Integral para pacientes con úlcera de pie diabético’. Lo que tenía que hacer era consulta a pacientes diabéticos. Yo salí como rehabilitador siendo traumatólogo, es decir que salí en una especialidad que no era la mía.  L.C.V.: ¿En Ecuador pudo atender a la gente?  M.R.: Inicialmente fue difícil porque era estar en una sala de rehabilitación viendo tantos aparatos nuevos y equipos que no había visto yo. Primero, no era mi especialidad y, segundo, todos esos equipos en las salas en las que estudié no existían. Me tocó superarme mucho y creo que pude haber dado un mejor servicio, pero no era culpa nuestra.  L.C.V.: ¿Por qué cree que los enviaron a hacer algo para lo cual ustedes no estaban entrenados?  M.R.: Yo manejaba una consulta de pie diabético que tenía muy buen porcentaje de inclusión de casos, lo que era conveniente para Cuba porque nosotros trabajamos con un medicamento que el régimen le vendió a Ecuador muy costoso. En el primer año vendimos 10,3 millones de dólares de ese medicamento. Y lo que ellos quieren son personas que tengan esa perspectiva de incluir casos, que se logre vender el medicamento. Eso ellos lo vieron en mí y por eso me reclutaron. Hubo otras cosas en esa experiencia. Ellos tenían que pagar mi vivienda y por dos meses no la pagaron, por lo que yo tuve que pagarla de mi salario, que era lo único que tenía para ayudar a mi familia. Siempre hubo presiones para que vendiéramos más medicamentos, y hay personas que solo acompañan a la misión para controlar y presionar a los médicos. L.C.V.: Entonces Cuba hace negocio con sus médicos… M.R.: Sí, así es. Básicamente es eso. 

L.C.V.: ¿Qué gana Cuba al hacer negocios con sus médicos?, ¿plata, influencia o qué concretamente? M.R.: Ambas cosas. Detrás de todo esto hay un trasfondo político. En mi caso, sobre la misión médica de Ecuador, nosotros firmamos un contrato con el Gobierno de Ecuador por 2.645 dólares al mes. De ese salario, el Gobierno cubano solo nos pagó 700 dólares a los profesionales cubanos, el resto se lo quedaron ellos. Vendimos 10,3 millones de dólares 25 profesionales que fuimos a Ecuador, pero de ese dinero no vimos ni un centavo. Todos esos recursos iban directamente al Centro de Tecnología Genética de Cuba. Antes de salir de la isla nos dan cursos políticos –que tienen que recibir todos los colaboradores– y nos hablan sobre la situación del país particular a donde vamos. En ese caso teníamos que apoyar al Gobierno del presidente Correa, que era socialista.  L.C.V.: ¿Qué tenían que decir sobre Correa? M.R.: A nosotros no nos dijeron que teníamos que iniciar una campaña, pero sí salir al frente en caso de que hubiese algún comentario en las consultas, por ejemplo. La orden era evitar problemas, pero de ser necesario, defender al Gobierno del presidente Correa con opiniones positivas. L.C.V.: ¿Por qué un doctor cubano termina aceptando esas condiciones? M.R.: Desgraciadamente, los profesionales cubanos tienen un nivel de vida tan bajo que cuando se gradúan lo primero en lo que piensan es en oportunidades para salir, y eso se presenta por medio de las brigadas médicas. En mi caso, siendo profesional me tocaba hacer de todo para subsistir en Cuba: desde criar y vender cerdos hasta vender pescados por la calle. Eso me tocó como profesional, entonces cuando uno tiene la oportunidad de salir es una puerta que se abre.  L.C.V.: ¿Lo que le pasó a usted es la excepción o la norma de lo que ocurre con los profesionales cubanos?  M.R.: Es la norma. Muchos pasan por las mismas. Yo en realidad he pasado cosas malas después de abandonar la misión producto del chantaje que tiene el Gobierno cubano con los médicos disidentes. Pero la experiencia es mucho más negativa en países como Venezuela, en donde Cuba tiene mucho más control y les paga mucho menos a sus profesionales, abusando de ellos.  L.C.V.: ¿Qué le suele pasar a un médico que abandona una de esas misiones? M.R.: En mi caso particular, hace poco mi papá cumplió cuatro años de fallecido. Yo nunca he podido visitar su tumba, no pude estar en su funeral. Al año y medio de estar en este país, mi niña tuvo un intento de suicidio, estaba grave y por eso viajé a Cuba. Estuve 10 horas en el aeropuerto, no me dejaron salir, no me dejaron verla. Me ha sido prohibido entrar a Cuba, me han negado dos veces la visa humanitaria. Han sido ocho años de castigo luego de abandonar una misión médica. 

L.C.V.: ¿Usted conoce a otros doctores que hayan tenido que sufrir lo que usted pasó? M.R.: Claro que sí. Somos muchos los que hemos pasado por esto; hemos perdido familiares en Cuba o que están en estado grave sin poder asistirlos. Cuba tiene secuestrados a nuestros familiares en la isla. Ellos quisieran que nosotros fuéramos a Cuba porque quieren nuestros dólares, y lo único que tiene detenido a los médicos para que no abandonen esas misiones es el chantaje de prohibición de ingreso a la isla por ocho años. Si no, todos los médicos abandonarían las misiones, pero los familiares están secuestrados.  L.C.V.: ¿Cómo es la educación para los médicos en Cuba? M.R.: Yo creo que en la parte clínica estamos muy bien preparados, pero con la tecnología estamos atrasados porque el desarrollo tecnológico en Cuba es muy básico. Cuando uno sale se da cuenta de que estamos a años luz del desarrollo tecnológico, sobre todo para los profesionales del interior del país. Quienes se forman en La Habana verán uno que otro equipo, pero la mayoría no está bien preparado ni está actualizado con la tecnología.  L.C.V.:  En Colombia algunos alcaldes quieren traer médicos de esas misiones para apoyar la lucha contra el coronavirus. ¿Qué opina?  M.R.: Todo lo que sea ayuda médica yo lo veo de una forma positiva para la población. Lo que sucede con los médicos cubanos es que el Gobierno que se preste para contratar médicos a través del Gobierno de Cuba y de la empresa de servicios médicos de la isla debe saber que se está prestando para una esclavitud moderna. Estos médicos son enviados bajo presión, chantajes y con unas condiciones y salarios muy inferiores a lo que el Gobierno está recibiendo por ellos. Y sabemos que Cuba ha apoyado a las Farc y tiene intenciones en el país. Contratar médicos por medio del Gobierno de Cuba es seguirle el juego a la dictadura. L.C.V.: ¿Puede haber una intención política en traer médicos cubanos a Colombia?  M.R.: Claro que sí. Detrás de eso hay un trasfondo. Cuba siempre ha tenido acción en la política de Colombia mediante las Farc. En los noticieros cubanos siempre se ha visto con beneplácito y se ha hablado bien de las Farc y del ELN y sus actos de terrorismo, de los que desgraciadamente ha sido víctima el pueblo de Colombia.  L.C.V.: ¿Qué le pasa a un médico cubano que no hace caso? M.R.: Automáticamente los envían de vuelta a Cuba. Yo conozco de casos en los que en un año y medio, por una ausencia le dijeron “recoge todo, porque te vas para Cuba”. El que contrata médicos cubanos tiene que saber que el Gobierno cubano no permite que haya sanciones. En el caso de Ecuador, en la provincia de Esmeraldas hubo un caso muy mencionado de una mala praxis de un médico en el que murió una niña, y el Gobierno inmediatamente lo regresó para la isla. Hay casos muy buenos y que salvan vidas, pero también pueden darse problemas. 

L.C.V.: ¿Qué le dice usted a los alcaldes colombianos que están pensando en esta iniciativa?  M.R.: Yo estaría de acuerdo con que los médicos cubanos puedan ir a Colombia a ayudar y que el pueblo pueda recibir la atención, pero deben hacerlo directamente con los profesionales cubanos, sin que en el proceso medie el Gobierno cubano. Que hagan los exámenes directamente a los profesionales porque muchas veces Cuba no envía a los que se requieren. El régimen tiene de todo, desde personas infiltradas para cuidar a sus médicos hasta otras personas que pueden tener misiones políticas o cualquier tipo de tareas. Les diría que no se dejen colar lo que no necesitan.