Las excentricidades que han rodeado durante toda su vida al exgobernador de Cundinamarca Pablo Ardila lo volvieron a llevar a la cárcel. Esta vez en España, en el centro penitenciario Brians 1, de Cataluña. SEMANA indagó con autoridades colombianas y españolas sobre el proceso que hoy tiene tras las rejas a Ardila, a su esposa, Luisa Margarita Plata, y a seis personas más. Los cargos no son menores: blanqueo de capitales (lavado de activos), abuso sexual, delitos contra la hacienda pública, el medioambiente y la seguridad vial.
Documentos del expediente de las autoridades españolas, en poder de SEMANA, dejan en evidencia lo que sería una empresa criminal que habría estado moviendo millones de euros desde hace por lo menos dos años. De manera confidencial, las autoridades de ese país, en colaboración con Interpol Colombia, rastrearon movimientos financieros y cuentas bancarias en España y otras naciones.
De hecho, Ardila aparece en registros preliminares con ingresos de, aproximadamente, 25.000 euros anuales según lo declarado; pero las autoridades ya cuentan con información de un tejido empresarial, legalmente constituido, aunque serviría de fachada para el lavado de activos a través del sistema financiero en países como Panamá y Suiza, considerados paraísos fiscales.
Al parecer, Ardila no actuó solo. En efecto, a otros miembros de lo que las autoridades consideran una red criminal les han seguido los pasos, vigilando sus cuentas, propiedades y empresas no solo en España, sino en otros países de Europa. Los resultados han sido reveladores: los ingresos reportados oficialmente para nada coinciden con la millonaria caja que manejan, en especial, en efectivo.
Una vida llena de opulencia
La vida de lujos y excentricidades de Pablo Ardila y su esposa es similar a la que llevaban en Colombia. Esto llamó la atención de las autoridades, pues no tenían claro quién era esa persona que vivía en alquiler en la lujosa mansión en la que residió la estrella del fútbol Ronaldinho Gaúcho. Su valor es de 14.000 euros mensuales, un monto cercano a los 63 millones de pesos.
Además de la mansión, los costosos carros, las visitas a exclusivos clubes en España y millonarias compras en joyerías motivaron a las autoridades de este país para pedirle ayuda a la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) en Colombia a fin de que les prestara colaboración, mediante los mecanismos de cooperación judicial, y así identificar a Ardila, sus movimientos y los antecedentes penales. Ahí se abrió la caja de Pandora.
La articulación ha sido efectiva. Así lo manifestó el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, al señalar: “Las autoridades españolas, a través de Interpol, están pidiendo colaboración sobre varias informaciones que están siendo procesadas con las autoridades competentes colombianas. Es una investigación desarrollada desde hace varios meses por parte de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de España (Ucrif)”.
En Colombia es claro quién era el exgobernador Pablo Ardila: estuvo detenido entre 2007 y 2010 por incurrir presuntamente en delitos de enriquecimiento ilícito y un caso de explotación, supuestamente ilegal, de unas minas en Ricaurte, Cundinamarca. Después de recuperar su libertad, Ardila demandó a la Nación pidiendo una indemnización por los daños causados.
Trata de personas
Los problemas del exgobernador de Cundinamarca con las autoridades españolas no solo se relacionan con el lavado de activos. De acuerdo con las investigaciones de la Ucrif, también estaría cometiendo el delito de trata de personas, tal como lo denunciaron varios de sus empleados.
En mayo de 2020 se presentaron en la dependencia del grupo III de la Ucrif, en Barcelona, dos personas que manifestaron tener información de delitos en los cuales estaría involucrado Ardila. Los denunciantes advirtieron que sentían temor por el poder de Ardila y sus allegados, tanto en Colombia como en España. Ante la contundencia de las versiones y señalamientos, estos dos empleados pasaron a convertirse en testigos fundamentales en el caso. Gracias a estas denuncias, la Ucrif ubicó a otra persona que también era víctima del delito de trata de personas.
De acuerdo con sus testimonios, fueron contactados bajo engaño para ir a trabajar a España en actividades de servicio doméstico. La promesa era que tan pronto pusieran los pies en Europa su situación laboral iba a ser legal, tendrían papeles en regla e, incluso, un trabajo con las garantías de ley y un jugoso sueldo.
Las promesas resultaron falsas, y el anhelado viaje a España se convirtió en pesadilla. Llegaron a Europa como turistas y, según su relato ante las autoridades, terminaron explotados laboralmente durante los tres meses que les permitía su documentación de turistas. No hubo contrato laboral ni vinculación a seguridad social. Lo que sí llegó fue un aviso de despedida supuestamente por no haber superado el periodo de prueba. Los tres testigos afirman que nunca se les habló de periodos de prueba, ni en Colombia antes de partir ni a su llegada a España.
Investigación entre Colombia y España
Cada uno de ellos aportó documentos y detalles con los cuales las autoridades armaron el rompecabezas, cuyas primeras fichas se encontraban en Colombia. Por eso, hay una agencia de viajes en la mira de la justicia, pues se habría prestado para el trámite de la documentación falsa y la expedición de los tiquetes aéreos, al parecer, teniendo claro que no era un viaje de placer.
Con todas estas pruebas, llegó el momento de las capturas y los allanamientos. La sorpresa para la Policía española no fue menor. Entre los días 4 y 5 de mayo, se realizaron cuatro allanamientos a casas y locales de Castelldefels y Gavà, en Barcelona, en donde encontraron, en efectivo, 65.400 euros, casi 300 millones de pesos.
Pero esto no fue todo. También, joyas de gran valor y algo que llamó la atención de las autoridades por la excentricidad: Ardila tenía una colección de joyas y relojes costosos, que alcanzan un valor en el mercado cercano a los 700.000 euros, más de 3.000 millones de pesos. Además, vehículos de alta gama.
Conforme avanzaban los allanamientos, la sorpresa para la Policía de España era mayor. Hasta drogas y munición para armas encontraron en los registros: 187 pastillas de éxtasis, 5 gramos de cocaína, 5 gramos de cristal, 4.864 cartuchos de munición y un arsenal de documentos y material informático sobre los movimientos de la red criminal.
Hay una escena que para los investigadores españoles resultó dantesca, pero ya era familiar en Colombia. Al ingresar a la mansión, se encontraron con un amplio salón con partes de diferentes animales colgadas en paredes, muebles fabricados con especies silvestres y hasta osos disecados. Las extravagancias de Pablo Ardila ya se habían visto, así como las citas con la justicia. Pero esta vez sus jueces se encuentran en España. n