SEMANA: El paso suyo de Cámara a Senado estuvo acompañado de la transición del Centro Democrático, su partido, de la oposición al gobierno. ¿Cómo vio ese tránsito?MARÍA FERNANDA CABAL: Ser partido de oposición siempre es más cómodo porque no se tiene la responsabilidad de diseñar la política pública y resolver de manera inmediata las necesidades de la gente. Pasar de la oposición al gobierno es un reto muy grande.SEMANA: Hay quienes dicen que los partidos están más unidos en la oposición y que cuando llegan al poder, se arman divisiones. ¿Existe este riesgo en el Centro Democrático?M.F.C.: Aunque hay divisiones en todos los partidos, el riesgo de estas aumenta cuando se llega al gobierno. En el poder afloran intereses individuales y apetitos propios de la actividad política. Ojalá esos riesgos no se vuelvan realidad en un partido del cual me he sentido orgullosa. Es cierto que podríamos estar más unidos.Puede leer: "Uribe debería estar preso por delitos de lesa humanidad": PetroSEMANA: El Centro Democrático ha sido dependiente del liderazgo de Álvaro Uribe. ¿Cómo se vive hoy ese liderazgo?M.F.C.: La figura del caudillo es la gran fortaleza del Centro Democrático, pero también su gran debilidad. Si construimos liderazgos internos y actuamos de forma solidaria, podremos sobrevivir. Si en cambio dejamos aflorar los individualismos, seremos flor de un día. Estar del lado del gobierno implica más retos que ser de oposición, más para un partido caudillista.

SEMANA: Puede hablarse hoy en día de dos tonos del uribismo. ¿Uno es el tono del presidente Duque y otro, el de la bancada?M.F.C.: Es difícil articular el lenguaje de la bancada, que es el que históricamente venía hablando el Centro Democrático desde la oposición, con el de un gobierno que pretende –de manera legítima– ser de unidad. Estamos de acuerdo en temas centrales, pero también tenemos diferencias. Desde el Congreso no podemos pensar ni actuar de manera igual al gobierno. Hay temas en que ha quedado evidente.Estamos de acuerdo en temas centrales, pero también tenemos diferencias. Desde el Congreso no podemos pensar ni actuar de manera igual al gobierno.SEMANA: ¿Es el caso de algunos nombramientos, como el del viceministro de Vivienda, Víctor Saavedra, quien como vice de Educación de Santos impulsó las políticas de educación sexual?M.F.C.: En el tema de los nombramientos hay varias aristas. Hay parlamentarios del Centro Democrático que se sienten marginados del gobierno y que a pesar de ser expertos en temas, ni siquiera han sido consultados para evaluar decisiones frente a ciertos cargos. A eso se suma que muchos no entendemos por qué se han nombrado personas que fueron agresivas contra el partido, contra nosotros o contra Uribe. Eso genera controversias.Le sugerimos: De aliados a independientes, las nuevas vueltas de Gaviria y el Partido Liberal  SEMANA: ¿Hay otros nombramientos que no les hayan gustado?M.F.C.: Sí, hay otros nombramientos de personas que, aunque defendían la paz, nos atacaban. Hay ratificaciones que han causado malestar como la del director de Fontur, el director de Migración Colombia. Acompañamos al gobierno de Iván Duque, pero creemos que es positivo alertar sobre nombramientos que pueden salir mal y sobre algunos de los cuales hemos recibido denuncias de corrupción.Vea también: Elección de contralor: todos contra LafaurieSEMANA: José Félix Lafaurie es su esposo. ¿Cómo explica que el partido en pleno no lo haya apoyado a pesar de ser uno de los uribistas más leales?M.F.C.: Si José Félix no fue elegido por cuenta de la decisión del Ejecutivo de romper con la práctica clientelista del guiño presidencial, se justifica la actitud del Centro Democrático de sacrificar su candidatura. Si ese es el costo de mandar un mensaje contra la mermelada, hay que asumirlo.SEMANA: Volviendo al tema de la Contraloría. ¿cómo se explica que una persona del corazón del Centro Democrático, como Lafaurie, no haya terminado siendo la apuesta del partido?M.F.C.: Pedí una licencia no remunerada para evitar cualquier suspicacia con la campaña de mi esposo. Siento que no fue considerado porque muchos en el partido vieron que Córdoba tomaba fuerza y prefirieron irse con el ganador. La paradoja es que Córdoba era el candidato apoyado por la antigua Unidad Nacional: La U, Cambio Radical, los liberales y tardíamente los conservadores.SEMANA: ¿Sabe por qué razón el presidente Uribe se marginó del proceso y se declaró impedido para votar?M.F.C.: No lo sé. Pero más allá de Uribe, creo que al partido le hace falta tomar definiciones a tiempo. En el caso de las pasadas elecciones regionales, por ejemplo, el partido también se demoró mucho en definir avales. En el caso de la elección de contralor, creo que lo correcto habría sido sugerirle a José Félix con anticipación que se retirara. Si el gobierno quería enviar un mensaje contra los guiños o si Uribe consideraba más estratégico votar por otro candidato, esa información nunca quedó clara o llegó muy tarde.