Tres semanas después de que Óscar Iván Zuluaga se convirtiera en el candidato presidencial único del Centro Democrático, las heridas que dejó su elección no han sanado del todo al interior del uribismo.

Aunque amagaron con cerrar, se volvieron abrir tras la designación de Miguel Uribe como cabeza de lista al Senado, una decisión que tomó el presidente Álvaro Uribe y que, sin duda, le significó un segundo golpe a la congresista María Fernanda Cabal.

Ella –hoy distante con las directivas del partido y parte de la bancada del Congreso–, es disciplinada, obedecerá a los lineamientos del Centro Democrático, pero, por ahora, se dedicará a su campaña política al Senado. Le pidió al partido que le asignaran el puesto 100 de la lista abierta, una solicitud que para algunos fue vista como una señal de rebeldía, pero para ella es una estrategia de campaña.

Pedagógicamente, según sus asesores, es más fácil votar por el número 100 que está al final del tarjetón que por el 16 o el 27. “Así como en la Biblia, los últimos seremos los primeros”, dijo la senadora.

De momento, Cabal no ha confirmado el respaldo a Zuluaga, a quien respeta y con quien tiene buena relación, pero no como antes. Hoy, entre los dos existe un hielo que impide, al menos por ahora, que la relación sea como la de comienzos de 2021. En un apartamento al norte de Bogotá, donde se dio el primer encuentro entre Cabal y Zuluaga, reinó la tensión. Charlaron, pero nada fue como antes.

SEMANA conoció que ni siquiera el hoy candidato uribista le pidió que lo respaldara políticamente. Hoy Cabal no es la misma mujer radical que el país conoció en sus dos periodos legislativos. Es una vallecaucana empoderada, con un discurso propio, que creció políticamente en medio de su precandidatura presidencial porque recogió el descontento de una extrema derecha que, como ella, no se siente identificada con las banderas de Iván Duque en la Casa de Nariño.

Su papel en los últimos dos meses fue clave para el Centro Democrático, un partido que, así como intenta preservar a figuras independientes y alejadas de la extrema derecha como el congresista Gabriel Santos, intenta tener de nuevo y de lleno a Cabal. Por ahora, es casi imposible observar una fotografía de Cabal y Zuluaga. Aunque no lo diga en público, no es fácil para la senadora anunciar un apoyo a quien la derrotó en unas encuestas que a ella le siguen dejando dudas frente al proceso de selección que adoptó el Centro Democrático.

Cabal, según le contó a SEMANA, no tiene inconvenientes con Zuluaga, pero sí con la herramienta que utilizó el partido. Lo más probable es que la senadora, como ocurrió en 2018 con Iván Duque, participe en la campaña de Óscar Iván, pero desde la distancia y en unas pocas ocasiones presida algunas reuniones políticas.

El tema es que Zuluaga necesita contar con el respaldo de Cabal porque, sin duda, ella concentra un apoyo masivo de la militancia y goza de una presencia importante en las redes sociales, clave en el proceso electoral de 2022.

Mientras eso ocurre, Cabal seguirá sola, por su lado, tratando de medirse en las urnas y confirmar de una vez por todas cuántos votos tiene porque en 2018, Álvaro Uribe jalonó más de 800.000 votos que impulsaron nuevas curules.

En esta oportunidad, sin el expresidente, cada quién demostrará de qué está hecho. Cabal tiene varias propuestas, incluso de retirarse del Centro Democrático, pero ella es madura y sabe que no es el camino correcto.

Desde su partido puede convertirse en una de las senadoras más votadas y pavimentar la ruta hacia la presidencia. Retirarse sería un suicidio político porque no tiene el tiempo para conformar un movimiento a través de firmas ni la vía jurídica para evitar la doble militancia y pasar a Salvación Nacional, partido que fundó Álvaro Gómez Hurtado, de donde la han llamado.

Después de la decisión de Uribe de imponer a Miguel Uribe por encima de ella, el exmandatario, consciente de la importancia de la senadora, le ha escrito. En una oportunidad le preguntó por su salud, tras sus problemas de colon agudizados por el estrés; en la segunda, hablaron de listas del Centro Democrático en varias ciudades.

La relación entre ambos es cordial, aunque ella, repite que él prefiere respaldar a Paloma Valencia.Aunque Cabal no podrá estar con otro candidato diferente al del Centro Democrático por disciplina de partido, José Félix Lafaurie, su esposo, está a la expectativa de los pasos que dé Zuluaga. De momento, creen que debe consolidarse más antes de pedir pista en la Coalición de la Experiencia. Por su parte, Juan José Lafaurie, hijo de Cabal, no apoyará al candidato uribista. Él tiene carné del Partido Conservador y respaldaría a David Barguil.