Pocas veces una columna de opinión alborota tanto el avispero. Este domingo, sin embargo, el tradicional escrito dominical de María Isabel Rueda se convirtió rápidamente en tendencia en todas las redes sociales. “He decidido votar Sí al plebiscito porque después de reflexionarlo mucho, y de estar emocionalmente inclinada por el No, no le encuentro a este ninguna utilidad”, escribió.La columnista sorprendió a casi todo el mundo, pues ha sido una de las voces más críticas frente al proceso de paz con las FARC. Pero en su columna explicó que aunque considera “absolutamente válidos muchos de los argumentos que expone Álvaro Uribe”, irá el próximo 2 de octubre a depositar su voto por el Sí, pues “no quiero entregar el timón de los acontecimientos que se nos vienen, que no serán fáciles y que nos llenarán de reclamos justos”. Siga este enlace para leer la columna de María Isabel Rueda.Como era de esperarse, la Colombia santista adoró a la columnista y la Colombia uribista -y la pastranista- se sintió traicionada. A pesar de que todos los días salen infinidad de columnas apoyando el proceso de paz, la voz de María Isabel Rueda tuvo más peso y resultó más valiosa que cualquiera de las otras.En las redes sociales se desbocaron estos dos sentimientos. En horas de la tarde ya era la sexta tendencia en Twitter en el país. La razón es en que en cierto modo, Rueda representa a ese enorme bloque de colombianos escépticos y llenos de reservas frente al acuerdo con la guerrilla. María Isabel encarna más ese sentimiento que los incondicionales escuderos del proceso como Gabriel Silva, Roy Barreras y Armando Benedetti. No sólo porque la postura de estos últimos es previsible, sino porque a estas horas del partido, la saturación de elogios al Sí produce rechazo.En cambio, el inesperado apoyo de los opinadores escépticos puede realmente alterar la cuestión electoral. Algo similar pasó la semana pasada con la entrevista del vicepresidente, Germán Vargas Lleras. En diálogo con SEMANA aseguró que “Votaré Sí, porque aun con estas observaciones y con las comprensibles preocupaciones que surjan con la reglamentación del acuerdo, si las FARC cumplen, Colombia podrá cerrar por fin, y ojalá para siempre, este terrible capítulo de su historia”.Puede leer: Germán Vargas Lleras habla sobre el proceso de paz.María Isabel, al igual que Germán Vargas, para no ofender a sus seguidores ha llenado el Sí de salvedades y críticas. Ha dicho en sus anteriores columnas que cree que se concedió más de lo que se debía y que “faltó mano en el pulso de evitar que los autores de delitos atroces se vayan para su casa”. Ha sido crítica de la forma como se van a incluir los acuerdos en el ordenamiento jurídico, por ejemplo, la ley habilitante, el fast track y el bloque de constitucionalidad. Y también de muchos de los beneficios que les darán a las FARC, como un estipendio mensual y las curules en el Congreso. Esas reservas son las que le dan credibilidad a su apoyo al Sí.Su columna se puede dividir en dos. En la primera parte está la María Isabel de siempre: independiente, rebelde, vehemente y contestaria. La segunda parte presenta una retahíla de razones para justificar su voto y explica el porqué de su giro. Asegura que quiere derrotar a las FARC en las urnas, no quedarse el resto de la vida pensando qué pasaría si…, tenderle la mano “al enemigo que nos la tiende”, pero sobre todo, “tener la autoridad moral de señalar los peligros y los abusos que nos esperan”.