SEMANA: ¿Qué impresión tiene de los primeros meses del presidente Gustavo Petro?
MARTA LUCÍA RAMÍREZ: La que tenemos todos los colombianos. Es un gobierno que llegó con un ímpetu muy grande con el discurso del cambio, generando expectativas que tras seis meses en el poder se han traducido en incertidumbre, parálisis y desconfianza. Considero que hay muchos temas en los que todavía no vemos hacia dónde van ni tampoco los resultados.
Todos en Colombia queremos un cambio, todos sabemos que el país está en un proceso de evolución constante y cuando hablamos de cambio se trata es de seguir mejorando y avanzando, construir sobre lo que ya otros han ayudado a edificar, a cimentar.
SEMANA: ¿Cree que al gobierno de Petro le ha faltado claridad en algunos temas?
MLR: Yo creo que ninguno llega a hacer borrón y cuenta nueva. No puede hacerlo. Estamos en un país de instituciones, con un Estado de Derecho, que tiene una historia republicana y económica, entonces decir que van a hacer borrón y cuenta nueva no se puede, no se debe hacer y no lo debemos, de ninguna manera, permitir. Cambiar sí, pero para seguir mejorando y fortaleciéndose. Creo que todavía no es claro cuál va a ser el horizonte del Gobierno y del país a cuatro años, hay incertidumbre en varios frentes. Muchos anuncios, poco método.
SEMANA: ¿Qué tan importante es el crecimiento económico para hacer tantas cosas que se propone el Gobierno?
MLR: Determinante, sin embargo, sabemos que el crecimiento de la economía no tiene buenas proyecciones, por lo menos no durante los próximos dos años. Nosotros tuvimos un crecimiento del 10,7 por ciento después de la pandemia. El gobierno anterior dejó al país creciendo a un 8 por ciento y todas las proyecciones -del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial- dicen que la economía colombiana va a crecer, si acaso, un 1,3 por ciento en el año 2023. Por fortuna tenemos un ministro de Hacienda que es un hombre serio y conocedor de las cifras y los sectores. Ese crecimiento va a ser determinante para que se puedan hacer cosas que de verdad puedan mejorar la calidad de vida de la gente. El país no necesita “adanes” ni comenzar el mundo desde hoy, sino mejorar todos los días.
SEMANA: ¿Cómo califica que haya tanta confusión y contradicciones dentro del Gobierno en el manejo del tema de los hidrocarburos?
MLR: Este es un sector que, desafortunadamente se ha tomado por parte de algunas personas de manera muy ligera para atacarlo y controvertir todo lo que significa desarrollo minero-energético basado en recursos naturales y energías no renovables en algo malo. Todos queremos avanzar hacia la sostenibilidad y la emisión cero en materia de carbono y que Colombia mantenga ese liderazgo, que comenzamos nosotros con la transformación de la matriz energética y que valió el reconocimiento internacional y nacional, porque el equipo de empalme de la actual administración exaltó ese como uno de los sectores con mayores avances del anterior Gobierno. Lo cierto es que hay que ser realistas y entender que es una transición progresiva, no agresiva como la están manejando.
Y las contradicciones no son sólo en hidrocarburos, también en el sector salud y el sector defensa, tal como lo han hecho Roy Barreras y Alejandro Gaviria con la Reforma del sector salud, y por su parte, Humberto de la Calle como Senador de la coalición de Gobierno frente al tema de la Paz.
SEMANA: ¿Por qué no es realista la propuesta del Gobierno Petro?
MLR: No es realista pensar que haya algún país del mundo que le diga no al petróleo, no al carbón y no al gas a partir de ahora. Estas son señales que generan preocupación. De hechos estas señales comenzaron desde la reforma tributaria con ese diferencial en el impuesto de renta para las empresas del sector petrolero. Esto es algo que, sin duda, desestimula la inversión. Hay que ver cómo logramos continuar con una transición responsable, ojalá acelerada, pero sobre todo que nos dé seguridad energética, porque sin ella no somos nada. Se necesita para que las empresas puedan producir, las máquinas de las industrias tengan cómo funcionar a partir de una generación de energía confiable y a precios competitivos a nivel internacional.
SEMANA: ¿Cómo pueden verse impactadas las empresas del sector de hidrocarburos con este tipo de señales del Gobierno?
MLR: En este tema más que declaraciones, lo importante son realizaciones y, sobre todo, un proceso muy abierto y transparente de discusión con el sector privado. Decisiones como, por ejemplo, gravar tanto a las empresas del sector tiene un impacto para nuevas inversiones. Todas las empresas petroleras y gasíferas del mundo quieren rentabilidad y eso implica unas inversiones gigantescas y empiezan a buscar dónde es más rentable invertir hoy, si en Colombia u otros países, y con las condiciones dadas se van para otro lado. En ese momento es cuando uno se tiene que dar cuenta cómo Colombia no solamente tiene una gran dependencia del sector minero-energético por cuenta de las exportaciones, sino que también es un sector que aporta unos recursos muy importantes por regalías.
SEMANA: ¿Cree que ha faltado diálogo del Gobierno con el sector privado?
MLR: Ningún funcionario puede llegar con la arrogancia de saberlo todo. No hay nadie que sepa todo. La ministra y todos los funcionarios necesitan sentarse a oír qué es lo que se necesita en este tema: si se puede generar hidrógeno verde, azul, energía eólica, solar, y más tomando en cuenta que Colombia es una potencia en todo el tema hidráulico. No se deben tomar decisiones que a veces parecen caprichosas y que, sin duda, muestran improvisación, porque las señales en esta materia pueden tener un costo muy grande no para una funcionaria ni para un gobierno y sus cuatro años, sino para un país durante ocho, doce o quince años. Hay que exigir de los funcionarios prudencia, mesura y que escuchen al sector privado. No se tienen por qué prevenir hacia ellos.
SEMANA: ¿Qué impresión tiene de la ministra de Minas, Irene Vélez?
MLR: Tiene una posición que la ha llevado hasta a desconocer e invalidar la opinión de varias personas, entre ellas las de sus propios funcionarios. Con las declaraciones de la exviceministra uno dice, Dios mío, uno no puede poner en riesgo la seguridad energética de un país simplemente por querer presumir que toma decisiones por encima de todo y de todos. Veo que ella es una persona muy inteligente y dedicada y esto hay que combinarlo con mucha inteligencia emocional, escuchar, argumentar, debatir y al final decidir.
SEMANA: Cambiando de tema, ¿usted cree que un cese bilateral del fuego puede contribuir a la consecución de la paz en el país?
MLR: La verdad no lo creo y lo digo respetuosamente. Yo fui ministra de Defensa y siempre estuve convencida de que uno no logra una paz verdadera si no es, por un lado, fortaleciendo las instituciones, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos, y, por el otro lado, fortaleciendo la justicia y dando señales inequívocas de que acá no hay nadie que se pueda salir con la suya frente a la ley. Uno ve que hoy en día la situación parecería indicar que los que han sido delincuentes y criminales se pueden salir con la suya. Esto más que una paz total puede generar una gran impunidad en detrimento de las condiciones de seguridad de los colombianos.
SEMANA: ¿Cree que es posible conseguir la paz total?
MLR: Creo que uno no puede hablar de paz total cuando los colombianos del común están viendo que todos los días hay mayor riesgo en las calles, que hay un montón de grupos, bandas y grupúsculos que están afectando a la ciudadanía. No es cierto que usted se pueda sentar a negociar con ellos, porque ellos no tienen una motivación política ni les interesa el país. La gente que está en el narcotráfico puro y duro no tiene motivación política. Se les pueden ofrecer casa, carro y beca, como en la época del expresidente Belisario Betancurt, o sillas en el Congreso, como en el acuerdo del expresidente Santos, y esa no es la motivación de ellos, sino el narcotráfico puro y duro con sus rendimientos económicos.
SEMANA: Entonces no cree en negociar con grupos delincuenciales…
MLR: El país ha pasado por muchos procesos y acuerdos de los cuales tiene que aprender de los resultados positivos, pero también de lo negativo. Creo que en este tema es muy importante dar una señal inequívoca: los que están dedicados a la actividad del narcotráfico, los que son criminales dedicados a actividades criminales no los puede uno sentar a la mesa como si fueran un actor político. Por fortuna en esto el Gobierno en algo ha mejorado su discurso y creo que ha sido muy importante que el Fiscal General se haya mantenido firme en su posición de que los que realmente son grupos criminales no pueden, de ninguna manera, considerarse actores políticos.
SEMANA: ¿Eso significa que para usted ese cese del fuego bilateral con estos grupos no se debería hacer?
MLR: No se puede hablar de un cese del fuego bilateral cuando se está hablando de este tipo de grupos y de bandas, porque estos pasos se dan realmente cuando hay organizaciones que han utilizado la violencia como un instrumento. Cuando se habla de cese del fuego frente a grupos criminales, lo que está es dejando a la ciudadanía en una total indefensión. Creo que el mensaje es preocupante. No se puede, de ninguna manera, dejar que los policías y soldados estén, de alguna manera, recibiendo señales de que tienen que dejar de operar frente a los grupos criminales porque, al contrario, su obligación es actuar contra cualquier grupo que amenace la seguridad y la posibilidad de vivir en paz.
SEMANA: ¿Esto puede generar un debilitamiento de la Fuerza Pública?
MLR: Por supuesto que sí. Sé que tenemos unos militares y policías que de verdad entregan todo por su país. Ese sentido de lo que es patriotismo es lo que se siente todos los días cuando está con las Fuerzas Militares y la Policía. Hay que reconocer que hay sectores dentro de la Fuerza Pública que no han honrado suficientemente lo que significa el cumplimiento de la ley y del Estado de Derecho, pero yo diría que las instituciones tienen un noventa por ciento o más de gente que entrega todo a la protección de los ciudadanos. Cuando se da la señal de que los criminales que han atentado contra los colombianos, queman vivos a unos policías en un CAI o violan a una mujer policía van a sentarse en una mesa, de igual a igual, con el Estado, es un mensaje que desanima a cualquiera.
SEMANA: ¿Cuál cree que sea la posición que se adopte dentro de la Fuerza Pública ante estas decisiones del Gobierno Petro?
MLR: Yo creo que ellos son siempre tan institucionales y comprometidos con su quehacer que estoy segura que van a respetar lo que el Gobierno decida hacer, pero creo que el Gobierno tiene que ser muy cuidadoso en no mandar señales equívocas de lo que debe hacer la Fuerza Pública frente a los grupos ilegales en este país, es decir confrontarlos. Lo que se debe hacer es trabajar de la mano con la justicia para poder capturarlos, llevarlos a los tribunales y exigirles el acatamiento claro al Estado de Derecho.
SEMANA: ¿Y qué impacto pueden tener este tipo de señales en las familias de los integrantes de la Fuerza Pública?
MLR: Todos los soldados y policías tienen mamá, hijos, papá, esposa. Quién va a querer en el futuro estar asumiendo este tipo de riesgos por los colombianos si saben que, como lo hemos visto en temas como el acuerdo con las Farc, los criminales terminan sentados en los escenarios del poder y los policías y soldados expuestos a toda clase de vejámenes y ataques y muchas veces con proceso en los que, muchas veces, no tienen con qué pagar un buen equipo de abogados.
SEMANA: ¿Y cómo ve la posibilidad del sometimiento a la justicia de estas bandas delincuenciales?
MLR: Creo que hay una diferencia grande con el sometimiento. Aquí hay una ley para ello en la que no se les está dando el tratamiento de actores políticos, pero se puede buscar darles algún tipo de beneficio siempre y cuando, de manera clara, e inequívoca se sometan a la ley. Esto sin que haya, de ninguna manera, esta asimilación a un actor político que, ocasionalmente, pudo haber tenido actividades armadas por su objetivo político. Estas son las señales que son funestas y que el país no debe aceptar. Hay que ver esto cómo se va aclarando. Creo que hubo demasiados anuncios sin tener suficientemente preparado el guion.
SEMANA: ¿Comparte la decisión del presidente Petro de haber reanudado relaciones con Nicolás Maduro?
MLR: Esa es una de las áreas del gobierno en la que tengo sentimientos encontrados. En la comunidad internacional hay mucho pragmatismo. Hay gente que por un lado tiene el discurso de la democracia, pero por el otro lado están haciendo negocios con el régimen de Venezuela. Ahí uno se pregunta si Colombia debe ser el ingenuo que se mantiene en que no tiene ningún tipo de relación y que los negocios los hagan otros y creo que tampoco se trata de eso. Pero tampoco se deben buscar negocios per se, cerrando los ojos frente a lo que ha sido evidente en los últimos veinte años y es la continua violación de los derechos humanos en Venezuela y que se haya acabado la democracia venezolana.
SEMANA: ¿Siente que el Gobierno de Petro se apresuró en la reanudación de las relaciones con Maduro?
MLR: Yo sí hubiera querido en algún momento oír mensajes que dijeran ‘estamos hablando con Maduro, pero también pidiéndole que haya pronto una elección presidencial en Venezuela, que sea garantista, con participación de todos los sectores de la oposición, con instituciones electorales creíbles’, algo de ese estilo hubiera sido maravilloso, pero eso no ha sido así.
SEMANA: ¿Cuándo usted fue canciller en el gobierno del expresidente Iván Duque hubo algún tipo de mensaje que haya enviado Maduro para el restablecimiento de las relaciones?
MLR: No durante la época que yo fui canciller, que fueron los últimos meses del presidente Duque. Sí recibimos muchas veces -yo los recibí en la Cancillería y se los transmití al presidente- mensajes de algunos gobernadores de Venezuela cercanos al régimen de Maduro, pero la verdad es que nosotros teníamos una posición que era totalmente clara: cero reconocimiento a una dictadura. Ese tipo de mensajes nunca pasaron a más. Yo personalmente hable con cámaras de comercio y empresarios para ver si de alguna manera podríamos tener algún tipo de acercamiento comercial, pero nunca se llegó a nada concreto.
SEMANA: ¿Usted le planteó esta inquietud al presidente Duque?
MLR: La verdad lo hablamos. Sí, se lo plantee. De hecho -creo que estas son cosas que no tienen por qué mantenerse en secreto-, Germán Umaña, quien hoy es ministro de Comercio, es una persona que es extremadamente seria y conoce la economía colombiana y venezolana, porque era el presidente de la cámara colombo-venezolana. Él me aproximó en varias oportunidades y estuvimos conversando cómo encontrar algún tipo de salida que permitiera esto: que se aumentara el comercio legal sin entrar a reconocer el régimen de Maduro, pero todo esto se quedó en conversaciones.
SEMANA: ¿Cree que los nombramientos diplomáticos en este gobierno se han hecho por meritocracia o amiguismo?
MLR: Lamentablemente en algunos casos esto no es muy distinto a lo que hemos visto en el pasado y con lo que yo estoy totalmente en contra. Siempre insistí en que uno tiene que fortalecer la meritocracia, porque es que no se vale que la gente llegué al manejo del Estado sin conocerlo, a improvisar, porque cuando usted se equivoca en el manejo del Estado, su improvisación le puede costar mucho a cincuenta millones de personas y para muchos años. El canciller Álvaro Leyva a mí me dijo que eso era lo que querían hacer, pero siento que muchos de los nombramientos uno los ve más por vinculaciones personales. Creo que todos los presidentes lo han hecho, pero si se cometieron errores en el pasado, el cambio es eso, es decir ‘a partir de ahora queremos que la gente se presente por un concurso y los que vamos a nombrar porque son cercanos al Gobierno los vamos a nombrar porque tienen un conocimiento’.
SEMANA: Para usted, ¿el excongresista Armando Benedetti es la persona idónea para estar en la embajada en Venezuela?
MLR: Este es uno de los casos en los que no se puede hablar de inexperiencia, tiene mucha en lo público. Hay que esperar los resultados. ‘Por sus obras los conoceréis’, como dicen. Creo que ha habido declaraciones imprudentes y creo que cuando alguien está en un cargo de la diplomacia tiene que cuidar mucho las formas y también los mensajes. Si se está hablando de una transición hacia la democracia y la comunidad internacional está apoyando conversaciones para una elección democrática en Venezuela, usted no puede arrancar diciendo que los de la oposición son unos tales por cuales o estarlos descalificando en términos peyorativos. Son equivocaciones que no le cuestan a una persona, sino a un país.
SEMANA: ¿Le preocupa que pueda haber un revolcón tan drástico en el sistema de salud como el que se está hablando desde el Gobierno Petro?
MLR: Creo que un gobierno y un funcionario tienen que mejorar sobre lo que ya se ha construido, pero una refundación del Estado no debe plantearse de ninguna manera, ni mucho menos la refundación de un sistema. Tenemos un sistema de salud que tiene un gran reconocimiento nacional e internacional y uno de los índices de cobertura mayores a nivel mundial. A mediados de los noventa teníamos apenas un 29 por ciento de la población cubierta y hoy tenemos 99 por ciento, es decir, casi la totalidad de los colombianos.
SEMANA: ¿Y qué se deben mejorar en el sistema de salud sin transformarlo totalmente?
MLR: Hay que mejorar lo que hace falta y dentro de esto, sin duda, está el acceso en las zonas rurales, que haya cercanía a los puestos de salud, que se den esas visitas domiciliarias de los médicos, que haya mucho más en materia de prevención mediante mejores planes de vacunación, pero yo sí creo que acabar las EPS sería una gran equivocación y, sobre todo, totalmente regresivo volver a un sistema público, que es lo que aparentemente plantea el proyecto de reforma de la salud. Aquí lo importante es que se conozca esa iniciativa y se discuta de manera abierta, transparente y constructiva y con los que saben del sistema de salud.
SEMANA: ¿Qué se debería hacer entonces para superar los problemas con algunas EPS?
MLR: Estamos hablando de menos de 40 entidades y eso es muy fácil de controlar. No entiendo cuál ha sido el problema de controlar a las EPS. Colombia es un país que cuando se lo propone tiene excelentes superintendencias. Por supuesto fortalecer los especialistas, aumentar el número de camas, que es una de las críticas al sistema, pero de ninguna manera creo que sea una buena idea ir a acabar con las EPS.
SEMANA: ¿Los trabajadores de la salud deberían convertirse en funcionarios públicos, como se ha hablado en las propuestas que se conocen de la reforma de la salud?
MLR: Me parece preocupante que se esté anunciando que todos los que trabajan en el sector de la salud pasan a convertirse en funcionarios públicos. Eso no tiene ningún sentido. La gente debe tener libertad de trabajo. El que quiera trabajar en el sector privado, que lo haga en las áreas de sus competencias y conocimientos. Además, eso es aumentar la burocracia porque sí, desincentivar la eficiencia y va en contra de lo que queremos todos, que es reducir el gasto público en Colombia en lugar de seguirlo aumentando.
SEMANA: ¿Entonces cree que son válidas las críticas que se han hecho por parte de ministros del propio gobierno, como es el caso de Alejandro Gaviria?
MLR: Pues yo sí creo que cuando gente como el propio ministro Alejandro Gaviria tiene reparos tan de fondo, el país quiere oír ese debate desde los argumentos técnicos y no desde las posiciones personales, que a veces parecerían más un capricho personal, que posiciones de Estado. Necesitamos que siempre las posiciones de los funcionarios sean de Estado y no de caprichos personales.
SEMANA: ¿Le ha gustado la gestión de su sucesora, Francia Márquez?
MLR: Creo que la vicepresidenta Francia Márquez es una mujer muy activa y creo que tiene muy claro su compromiso de trabajar por las minorías étnicas y eso me parece perfecto. Consideró que el ecosistema público e institucional de la equidad estaba creado con el DPS y sus entidades adscritas, desde donde ella pudo haber ejercido un liderazgo interesante para el trabajo por la minorías y por su promesa de valor que es la igualdad, no fue así, pero entonces quisiera ver que ahora que se le creó un ministerio nuevo, le de continuidad a las políticas que nosotros veníamos haciendo bien como, por ejemplo, temas de emprendimiento, equidad para la mujer y lucha contra la corrupción.
SEMANA: En su opinión, ¿era necesaria la creación del Ministerio de la Igualdad?
MLR: Yo misma le recomendé a ella en nuestro empalme que pidiera desde el primer día tener un ministerio, para que no le pasara lo que me pasó a mí: con el título de vicepresidenta, pero sin presupuesto o una cartera para poder, realmente, desarrollar políticas públicas. Así se queda uno muy frustrado. Por eso le sugerí ‘transforme el Departamento para la Prosperidad Social en un ministerio’. Esa es una entidad muy poderosa y que maneja muchísimos recursos y si, simultáneamente con la Vicepresidencia, cuenta con el DPS, se puede ser una vicepresidenta muy exitosa. No sé por qué al final no se decidió esa transformación del DPS y se creó un ministerio aparte, pero creo que ella va a tener herramientas que yo no tuve y todo esto ojalá sirva para que sea muy exitosa.
SEMANA: Por lo que usted dice hay herramientas para la vicepresidenta Francia Márquez, ¿por qué cree que no ha habido avances importantes?
MLR: Creo que hay que darle tiempo. Llegar al Gobierno nacional es una cuestión que requiere mucho conocimiento. Hay que gestionar ante el Ministerio de Hacienda y otras entidades. Esperemos de verdad que sus resultados se empiecen a ver mucho más en el corto plazo.
SEMANA: ¿Es verdad que la sede de la Vicepresidencia quedó maltratada después de que ustedes se fueron y que se debían comprar cortinas y cobijas, como se denunció hace algunos meses?
MLR: Qué bueno que me lo pregunte, porque sobre eso quiero decir que me siento totalmente orgullosa del montaje que quedó en la casa de la Vicepresidencia. Por fortuna tengo fotos. Esa casa estaba impecable, tenía toda la dotación, las habitaciones. Cuando yo llegué realmente había habitaciones que no tenían ningún mobiliario y lo que hice fue buscar muebles, mandarlos pintar, ponerlos bonitos. La casa de la Vicepresidencia, toda la gente la vio, realmente la admiró precisamente por todo el montaje que tenía. La casa quedó con toda su dotación, con manteles, con cubiertos, con vajilla, con sábanas, con cobijas, con todo.
SEMANA: Pero algunos sectores del gobierno dijeron que tocó reemplazar varias cosas…
MLR: Obviamente todos los elementos de alcoba no estaban nuevos, porque uno los utiliza. Es lo mismo que pasa en un hotel: cuando uno va a uno nadie le da sábanas nuevas. Uno lo que quiere es que sean impecables y así estaban. Realmente creo entender que el gran gasto se hizo mucho más hacia el palacio presidencial que hacia la casa de la Vicepresidencia.
SEMANA: ¿Es verdad que el tamaño de las habitaciones del servicio era tan pequeño?
MLR: Ese argumento lo comparto con la vicepresidenta y es que las habitaciones de las personas del servicio son muy pequeñas. Yo también fui muy crítica de eso. Pedí inclusive que se hiciera una obra, una remodelación. En el DAPRE hay un arquitecto de planta que lleva muchos años y le dije ‘quiero hacer una obra para mejorar la dotación y el tamaño de las habitaciones del servicio’, pero esa casa es un patrimonio histórico y no fue posible jamás que autorizaran hacer esa obra. Pero además de eso la casa estaba en perfecto estado y habilitada.
SEMANA: ¿Cree que le ha faltado austeridad en algunos gastos a este gobierno?
MLR: No sé bien como fueron los casos, por ejemplo, los gastos del día de la posesión presidencial. En el caso nuestro fue un solo acto en la Casa de Nariño. Fue un evento muy austero en el que se ofreció un café y unas picadas o alguna cosa a las delegaciones internacionales que vinieron, pero no hubo una celebración independiente en Vicepresidencia.
SEMANA: En términos de equidad de la mujer, ¿cómo vería la posibilidad de que Verónica Alcocer fue candidata a la Presidencia, como lo han hablado algunos sectores?
MLR: Creo que cualquier colombiana o colombiano que tenga la preparación y la vocación de servicio tiene derecho a aspirar a los cargos públicos. Me parecería inusual, exótico, por decirlo de alguna manera, porque ninguna de las personas que han pasado por la posición de primera dama lo han hecho pensando en su propio interés o en su propia agenda política.