La variabilidad climática seguirá afectando al mundo, y generando más incertidumbre al acceso a alimentos, por lo que las comunidades deben desarrollar autosuficiencia y adaptarse a las amenazas naturales.
En 2019 se puso en marcha el programa Yanama, financiado por USAID e implementado por la Fundación Acción contra el Hambre, en 25 comunidades indígenas Wayuu de La Guajira. Luego de tres años, la iniciativa concluye con más de 24.000 personas beneficiadas que fortalecieron sus capacidades de resiliencia y respuesta para hacer frente a la variabilidad climática en el departamento. La inversión asciende a 2,5 millones de dólares.
Yanama es clave para las comunidades si se tiene en cuenta que, de acuerdo con el índice de pobreza multidimensional publicado por el DANE en el 2021, La Guajira se ubica en el cuarto lugar a nivel nacional.
En este sentido, durante su implementación, el programa apuntó a fortalecer cuatro sectores en las comunidades: seguridad alimentaria y medios de vida, agua, saneamiento e higiene, gestión de riesgos y recuperación económica y sistemas de mercado. De esta manera, comunidades ubicadas en los municipios de Manaure, Uribia, Maicao y Riohacha, así como ocho Instituciones Etnoeducativas, desarrollaron herramientas y habilidades para afrontar los periodos de sequía o situaciones de emergencia.
Los resultados son más que positivos. Por ejemplo, para realizar aportes al fortalecimiento de la resiliencia en Agricultura y Seguridad Alimentaria, el programa benefició a 483 personas dedicadas a actividades ganaderas (116 hombres y 367 mujeres) por medio de la entrega de ganado caprino. Esto propició la incorporación de la leche de cabra y sus derivados a la dieta de las familias. También se realizaron formaciones a través de la metodología de escuela de campo, asistencia técnica, entrega de insumos como kits de podología, sales mineralizadas y bloques nutricionales para el consumo de los animales.
En cuanto a la mejora de actividades de seguridad alimentaria, se beneficiaron 3.224 personas directamente, por medio de la siembra de 12 hectáreas con maíz, frijol, yuca, melón, ají, auyama, sandía y con el aporte de los huevos de las unidades avícolas. Esto permitió que diversificaran las dietas de los hogares Wayuu.
Ahora bien, en cuanto a la Restauración Económica y Sistemas de Mercado, se beneficiaron 210 hogares para reforzar unidades productivas por medio de formación en habilidades empresariales, así como asesorías y coaching, además de transferencia de efectivo del 100 % para utilización en insumos, materiales y equipos para el funcionamiento de las microempresas.
Igualmente, para la participación en servicios financieros se realizó la implementación de la metodología ALAC (Asociaciones Locales de Ahorro y Crédito), la cual busca incentivar el ahorro y créditos adaptados a las necesidades de las comunidades, logrando que por primera vez más de 116 participantes, a través de siete asociaciones iniciaran su ahorro.
En relación al sector agua, saneamiento e higiene, 11.388 personas lograron acceso directo al servicio de agua. Se entregaron 1.000 sistemas de filtración domiciliarios, que garantizan agua segura a los beneficiarios de las 25 comunidades del proyecto Yanama. Además, se culminaron las intervenciones en 20 pozos y 6 jagüeyes, para asegurar que estas comunidades tengan acceso a puntos de agua mejorados y rehabilitados.
Respecto a las acciones en política y práctica de gestión de riesgos, 1.490 personas han sido capacitadas en preparación para desastres, reducción y gestión de riesgos, de las cuales 826 son estudiantes de los grados octavo hasta once de ocho instituciones etnoeducativas rurales, así como 200 participantes de instancias comunitarias y 390 personas pertenecientes a las comunidades, en articulación con la defensa civil colombiana y la Cruz Roja Colombiana.
Las condiciones prolongadas de sequía, así como otras problemáticas de la variabilidad climática, seguirán afectando al mundo, por lo que es clave la asistencia de USAID y programas que demuestren el valor e importancia de apoyar a las comunidades a desarrollar la autosuficiencia y adaptarse a las amenazas naturales.
Finalmente, Acción contra el Hambre hace un llamado a las instituciones y a los donantes para continuar con la financiación de iniciativas con enfoque étnico como construcción de baterías sanitarias, formaciones en prácticas claves de higiene y acceso a agua segura, teniendo en cuenta que el alcance del proyecto fue de 25 comunidades, pero en La Guajira se tienen identificadas más de 1.000 comunidades que requieren implementar acciones enfocadas en la recuperación temprana y en el desarrollo comunitario.