Las mujeres históricamente han estado relegadas en diferentes espacios y la política no ha sido la excepción. En Colombia, a pesar de que el 52 por ciento del censo electoral son mujeres, en el Congreso solo representan el 19,7 por ciento, mientras que el promedio en la región es del 29,7 por ciento.
Con la llegada de Claudia López a la Alcaldía de Bogotá y Marta Lucía Ramírez a la vicepresidencia se marcaron dos importantes referentes. Sin embargo, la realidad es que en los consejos municipales las mujeres son solo el 17,46 por ciento; en asambleas el 16,88; en gobernaciones el 6,25; y en alcaldías el 11,96.
Esta semana en medio del debate de la reforma electoral se impulsó un artículo que busca incrementar estos números. La proposición fue presentada por Ana María Castañeda y César Lorduy, congresistas de Cambio Radical. De este partido también la respaldaron con vehemencia Rodrigo Lara y José Daniel López, además de las mujeres del Verde (Ángela María Robledo, Juanita Goebertus y Angélica Lozano) que lo llevan pidiendo desde hace años.
La proposición es sencilla. Busca incrementar el porcentaje de participación de las mujeres que aspiran a ocupar cargos de elección popular al 50 por ciento en donde haya más de cinco escaños. Para el caso de las listas de menos de 5 curules se aplicará el 30 por ciento.
El avance es significativo porque hará que más mujeres puedan participar en política. Desde que se aprobó la Ley de Cuotas en el 2000 y se estableció en 2011 que las listas deberán conformarse por al menos un 30 por ciento de mujeres, se sentó un precedente y se han visto los resultados. Si bien los indicadores de mujeres electas actualmente es bajo, hay que reconocer que de algo han servido estas leyes porque los números han incrementado.
Ana María Castañeda considera que es un gran paso, aunque reconoce que lo ideal sería implementar las listas “cremallera”. Esto se refiere a que por cada candidato hombre habrá una mujer, y al eliminar el voto preferente serán escogidas el mismo número de mujeres y hombres, el ideal a largo plazo.
“Este logro nos indica la vía y nos acerca al objetivo. Apenas podamos hacer una reforma constitucional sobre el tema ya habrá un camino recorrido y no tendrá distractores porque estará como precedente lo que se apruebe en este Código Electoral”, aseguró la senadora de Cambio Radical.
Juanita Goebertus comentó en el mismo sentido que es un gran avance pero que lo ideal sería que se cierren las listas. “La única manera de tener igualdad real es cerrando las listas y garantizando que los puestos estén intercalados entre hombres y mujeres. Solo así podremos evitar que pongan a las mujeres en los últimos puestos de la lista ‘de relleno’. Las listas cerradas, además, contribuyen a fortalecer una identidad partidista real y reducen significativamente los costos de las campañas”, aseguró la representante del Verde por Bogotá.
José Daniel López está de acuerdo con el planteamiento de sus colegas y también reconoce el importante precedente en el que se está avanzando. Dice que por ahora el mayor reto que enfrenta es el político.
La semana pasada López vio cómo le hundieron este punto junto a la reforma política de la que era autor. “El mayor reto estará en las plenarias, en donde los sectores más tradicionales de la clase política son más numerosos”, comentó López.
La reforma al Código Electoral tiene una gran diferencia con la política y es que cuenta con mayores consensos. SEMANA conoció que desde el Gobierno es una idea que se ha respaldado por la ministra del Interior Alicia Arango y por la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez quienes han estado prestas a apoyarla.
Este respaldo del Gobierno y de otros sectores es fundamental por la representación que actualmente tiene Duque en el Congreso. Esto sumado al respaldo de los partidos tradicionales hace que tenga la esperanza de prosperar. El proyecto será discutido en los próximos días en las plenarias de ambas corporaciones, ya que cuenta con mensaje de urgencia.
El Congreso tiene una oportunidad de lujo para reivindicarse y para resarcir una deuda histórica con las mujeres. El Legislativo no pasa por el mejor momento, su favorabilidad no es la mejor y la ciudadanía siente que no ha respaldado las necesidades en medio de la pandemia. Subir la cuota de género no solucionará todos los problemas pero seguro sí mandará un buen mensaje.