Aprincipios de abril, cuando se conocieron los primeros casos de cuerpos abandonados en bolsas en diferentes zonas de Bogotá, la capital del país comenzó a vivir una verdadera película de terror, dominada por el hampa y la barbarie.

En un mes, entre abril y mayo, los casos fueron aumentando indiscriminadamente y la sevicia con la que estas personas fueron asesinadas llamó la atención de las autoridades. Un hombre amarrado de pies y manos, una mujer degollada y tirada al río Tunjuelo y otro hombre con 161 puñaladas lanzado desde una carretilla, entre otros casos, revelaron las aberrantes torturas.

El caso del hombre de 45 años, identificado como Luis Ángel Rodríguez, a quien apuñalaron 161 veces, fue estremecedor. “En la cabeza, la víctima recibió 32 heridas de arma blanca y en el cuello, 34… Murió desangrado”. Así fue el brutal relato de la Fiscalía en la audiencia en la que judicializaron a los dos capturados por transportar los restos del hombre picado. Lo torturaron, lo hirieron y, con el dolor que pudo estar sintiendo, dejaron que muriera lentamente.

Este atroz crimen reveló la existencia de la espeluznante ‘casa de los masajes’ en San Bernardo, a tan solo unas cuadras de la Policía Metropolitana de Bogotá. Esta casa, que se escondía detrás de una fachada de hotel de paso o pagadiario, era para la Fiscalía el centro de torturas y asesinatos de la ciudad, aunque la alcaldesa Claudia López y el secretario de Seguridad, Aníbal Fernández de Soto, intentaron negarlo a toda costa.

Para las autoridades, solo había una razón detrás de estos macabros asesinatos: ajuste de cuentas entre grupos delincuenciales. Así fue como la Policía y la Fiscalía revelaron que el grupo criminal Tren de Aragua, de Venezuela, ejecutaba estos hechos de barbarie.

Traficantes, extorsionistas, torturadores y brutales asesinos del grupo delincuencial se tomaron la capital. Tienen la orden, desde Venezuela, de matar a los “prestados”, la forma como llaman a los delincuentes de otras organizaciones. Los persiguen, los secuestran y los “trituran” brutalmente para meterlos en bolsas, como sello criminal. La orden de matar estaba a cargo de Rafael Alfredo Brito, alias Alfredito, quien ya fue capturado junto con Víctor Manuel Salazar, alias Capi.

La banda tiene amedrentadas las localidades de Santa Fe, Mártires, Bosa, Usme y Kennedy. En esta última, las autoridades descubrieron el macabro ‘hotel negro’, un verdadero centro de torturas y asesinatos.

El pasado 25 de agosto, Bogotá amaneció con una nueva masacre: tres cuerpos, todos hombres, fueron encontrados con signos de tortura en El Amparo, en Kennedy.

Para el secretario Fernández, el Tren de Aragua, efectivamente, es el responsable de los principales hechos de criminalidad en la capital. “Están intentando copar espacios de rentas ilícitas en Bogotá, en otras ciudades y otros países. Pero tengan claro que estamos avanzando con la Policía y la Fiscalía para desarticular esta estructura criminal”, afirmó.

En total, ya son 19 las personas torturadas, masacradas y abandonadas en las calles de Bogotá. Aunque las autoridades tienen claro quiénes están detrás de estos tenebrosos asesinatos, el propio comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Carlos Triana, reconoce que solo se han logrado cinco capturas, para un rendimiento del 37,2 por ciento en el esclarecimiento de estos homicidios. La Interpol se unirá a las investigaciones.

La existencia de casas usadas para secuestrar, torturar, asesinar y hasta desmembrar cuerpos, en Bogotá, estaba en duda, hasta que SEMANA las encontró. Ahora es la propia Secretaría de Seguridad del Distrito la que confirma, sin muchos detalles, que las investigaciones revelaron cómo estos centros de tortura son reales y allí se asesinan a personas.

El secretario de seguridad de Bogotá, Aníbal Fernández de Soto, explicó de qué forma se adelantan las investigaciones y cómo se logró establecer la existencia de estas guaridas de terror que tienen atemorizada a la ciudadanía y preocupadas a las autoridades.

“Lugares donde muy probablemente han ocurrido estos delitos, estos homicidios, donde ha ocurrido previamente tortura y terminan asesinando a sus víctimas. En algún lugar debe ocurrir eso para después dejar abandonados los cuerpos en bolsas, en alguna zona de Bogotá. Las investigaciones avanzan, tenemos información de inmuebles donde pudo ocurrir asesinatos, no solamente estos casos, sino los anteriores”, dijo el secretario.