En entrevista para W Radio, Laureano Martínez, mayordomo de la finca del exembajador de Colombia en Uruguay, Fernando Sanclemente, reiteró que el exdiplomático sí tenía conocimiento de todo lo que pasaba en su finca, donde se encontró un laboratorio de cocaína.
Este hallazgo, que le costó el puesto a Sanclemente, quien ha sido investigado minuciosamente por la Fiscalía para tratar de determinar la responsabilidad del funcionario en el tema y si se lucraba o no con las actividades ilícitas que se realizaban en su propiedad.
En la entrevista, Martínez aseguró que Sanclemente preguntaba constantemente por lo que ocurría en la finca, cómo iban los arriendos, el tema de la ganadería. “Hablábamos cada tercer día”, dijo.
De esta forma, dio a entender que el exembajador tenía pleno conocimiento de cómo funcionaba su finca, pese a no encontrarse en Colombia, lo que implicaría que sabría de la existencia del laboratorio.
Igualmente, Martínez aseguró que toda la evidencia y las pruebas que vinculaban a Sanclemente en el caso fueron incineradas luego de que él regresara del búnker de la Fiscalía.
“Cuando volví habían quemado (todo), no dieron orden de sacar mis cosas. Había unos computadores y unos celulares. Cuando volvió mi hija, se había quemado todo lo relacionado con la finca […] toda la información de presupuestos, gastos, arriendos”, dijo en la entrevista.
Luego de la entrevista, Sanclemente fue contactado por W Radio para dar respuesta a las declaraciones de Martínez y aseguró que fue engañado y que él no sabía que el laboratorio estaba allí.
De hecho, afirmó que todo se trató de un abuso de confianza y que es “una infamia” en su contra. Además, afirmó que no hubo ninguna quema de pruebas.
“He sido víctima de esas circunstancias. Me sembraron un laboratorio, pero jamás bajo mi autorización se facilitó ningún tipo de esa actividad completamente ilícita. Un abuso de confianza en mi ausencia cuando me desempeñaba como embajador en el Uruguay”, dijo en la entrevista con la emisora.
Sin embargo, y pese a sus argumentos, la Fiscalía imputó cargos el pasado 13 de diciembre por la desaparición de los elementos tecnológicos que contenían información sobre los arriendos y los gastos que tenía la finca.
Las declaraciones del mayordomo
Cuando se anunció que Laureano Martínez, el mayordomo de la llamada ‘narcofinca’, se presentaría como testigo para develar lo que realmente ocurrió en el predio de la familia del exembajador, se anticipó una matriz de colaboración que conoció SEMANA.
Se trataba de un documento que sería, al tiempo, el derrotero del proceso de negociación de este testigo y que demostraría cómo Sanclemente tenía conocimiento de lo que ocurría en la finca donde la Policía y la Fiscalía encontraron tres laboratorios para el procesamiento de droga.
Sin embargo, en esa matriz de colaboración se anticiparon algunas pruebas que relacionaban a una organización dedicada al narcotráfico y que sería la encargada de la construcción y producción de la droga, pero poco se mostró de la relación que tendría el exdiplomático con esa red criminal.
La matriz de colaboración pretendía ser un documento esencial para firmar un principio de oportunidad con el mayordomo Martínez y la forma más idónea de completar un proceso de negociación que, como contraparte, le representara algún beneficio judicial al ahora testigo. El documento era contundente.
La producción y el tráfico de drogas arrancaban, de acuerdo con el documento, en los departamentos de Putumayo y Cauca. Llegaba como pasta básica de coca a la finca en Guasca y de ahí salía, procesada, en furgones de alimentos. “También la transportaba en el carro que encontraron el día del allanamiento en la finca y en una Toyota cara de sapo, color blanca, que manejaba un hombre, acompañado de un extranjero”, se lee en la matriz de colaboración.
Ese documento hace un relato cronológico de la llegada del mayordomo a la finca: las funciones que cumplía en el predio, las reuniones para concretar el arriendo de los lotes, el valor, las personas que participaron, las fechas exactas de inicio de la producción de cocaína y hasta la ubicación de otros laboratorios en Cundinamarca.
El documento dibuja la finca del exembajador como una fachada que habría refugiado los laboratorios de cocaína, con la apariencia de un predio dedicado a los cultivos de papa, la ganadería y el adiestramiento de caballos. Además de “mantener pesebreras, prados, jardines y huertas... llevar las cuentas de la finca, recibir los arriendos y las compras”, según la matriz.
Advierte que fue él quien le comentó al exembajador la posibilidad de “arrendar el lote en el cual hicieron el laboratorio y se autorizó para hacerlo. Nunca se hizo a espaldas del señor Fernando Sanclemente”.