A estas alturas ya no recuerdo si Rudy Hommes fue buen o regular Ministro de Hacienda… pero no por los añejes que desvela este artículo, sino porque la memoria es esquiva cuando se trata de calificar la labor de las docenas de “minhaciendas” que en Colombia han sido, desde el siempre muy ponderado don Esteban Jaramillo. Lo que sí tengo presente siempre, es su negro sentido del humor, sus sarcasmos y esa parla endiablada de cuya grabación saqué – después de quedar casi calva- una de mi mejores entrevistas sobre los abstrusos temas que trasnochan a los economistas.
Ahora, Hommes , que es un gocetas, un gran bailarín y un orgulloso abuelo, propone una rebelión de las canas para no dejarse encuellar por las medidas que el gobierno ha tomado para proteger a los mayores de 60 y 70, que en Colombia son legión y que alimentan una innominada franja de “neo-jóvenes ”, que trabajamos, socializamos, escribimos, viajamos, enseñamos, nos vamos de rumba o hacemos el amor con renovado ímpetu, o frustración discreta. Y tiene razón, toda forma de discriminación es odiosa. Tampoco es que me mate de la dicha, pero, habida cuenta de la negra tragedia, la debacle de la salud, de las economías y de las muertes irreparables que nos diezman, mi decisión fue la de dejarme seducir por cosas que había ido apretujando por décadas en el oscuro sótano de los sueños improbables: Vea el video del reportaje de SEMANA rebeldes con canas
Deambular por ciudades literarias, como Dublín, siguiendo a Swift, Wilde, Shaw, Joyce. Recorrer San Petersburgo con Dostoievski enlazando del brazo a Nabokov y a Pushkin. En Lisboa seguir los largos pasos de Pessoa y los últimos de Tabucchi, adorar a Saramago.
Entiendo también que el encierro tenga ansiosos -cuando no desesperados- a muchos. Pero espero que otros hayan sentido que por primera vez en muchos años tienen tiempo para sí mismos y para sus familias; para pensar, crear, leer, hacer planes, revisar conductas, plantearse desafíos, establecer prioridades. Bien aprovechado, el repliegue forzoso puede ser una experiencia transformadora. No creo, eso sí, que el mundo se vaya a volver bueno. Los egoísmos, las ambiciones, las envidias y las venganzas, el afán de lucro y de dinero fácil, el vertedero de las redes, la política oportunista y la corrupción rampante prevalecerán. Pero muchos se volverán más solidarios, más empáticos, más compasivos.
Quedarse en casa debería ser una decisión muy personal, cuidando eso sí los protocolos de bio seguridad, pero hoy no hay derecho a sentirnos solos, teniendo acceso virtual a todos los museos del mundo, (sólo en España hay más de mil), bibliotecas, conciertos, teatro, series, buen cine, grandes orquestas y artistas. Universidades prestigiosas como Oxford, MIT o Harvard ofreciendo importantes cursos virtuales. Chefs, documentalistas, cursos de fotografía, idiomas, arte, historia, celulares, WhatsApp, Instagram, telellamadas, sexo presencial y virtual. Concluyo diciendo que si alguna, o varias, de estas posibilidades no logran seducirnos y conectar con nuestras necesidades emocionales y espirituales, sí que nos alcanzará el tedio. Abur Rudy.