Nicolás Petro, hijo del presidente Gustavo Petro, judicializado por hechos por los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, le salió al paso a la decisión de la Fiscalía de radicar el escrito de acusación en su contra. A través de sus redes sociales, aseguró que lo están presionado “hasta el límite” para convertirlo en un “arma” contra el presidente.
Las declaraciones de Nicolás Petro se convierten en una clara contradicción, respecto de su propio dicho. Durante las audiencias preliminares, donde la Fiscalía imputó cargos, el hijo del presidente aseguró que no fue presionado por el ente acusador, que su voluntad era comparecer a la justicia, contar la verdad que conoce y colaborar con la Fiscalía. Ahora, se presenta como una víctima de su propio invento.
“Hoy inicia la lucha de mi vida, sabía que la Fiscalía de Barbosa no era de fiar y hoy lo demostraron. Me han presionado hasta el límite con la única intención de convertirme en un arma contra mi padre”, dijo Nicolás Petro a través de sus redes sociales.
Incluso, utilizando palabras del presidente Gustavo Petro, advirtió: “Decidí levantarme y no arrodillarme ante el verdugo”, la misma expresión que utilizó el primer mandatario cuando su hijo fue capturado, el pasado sábado 29 de julio, dos días antes de explicarle al país que se convertiría en testigo de la Fiscalía. En ese momento lo dijo con pleno convencimiento de las implicaciones de semejante decisión. Ahora su motivación se desvaneció.
“Quiero anunciar a Colombia que iniciaré un proceso de colaboración en el que me referiré a nuevos hechos y situaciones que ayudarán a la justicia. Lo hago por mi familia y por mi bebé que viene al camino”, dijo Nicolás Petro, luego de escuchar la imputación de cargos de la Fiscalía y que le valió la posibilidad de modular la solicitud de medida de aseguramiento en su contra.
La acusación en contra de Nicolás Petro es más que un simple trámite en el proceso judicial. Si bien a la Fiscalía le corrían en contra los términos para concretar la negociación, el hijo del presidente ganaba espacio para dilatar el proceso. Pero el fiscal a cargo no esperó más y radicó la actuación como puerta de entrada a un juicio que no busca otra cosa que condenar al exdiputado del Atlántico.
“Todo el país vio la audiencia, vio la contundencia del trabajo de la Fiscalía, todos vimos esa audiencia pública, entonces la contundencia lleva a la Fiscalía a que cualquier camino que tome es adecuado para, seguramente, tener un éxito con una sentencia judicial”, detalló el fiscal Francisco Barbosa cuando se le preguntó por la situación de este proceso.
Nicolás Petro, a pesar de su promesa de imputado, decidió tomar el camino largo, el juicio, con todas las implicaciones que acarrea; incluso con los testigos en su contra, entre otros su propia exesposa, la misma que entregó a la Fiscalía todo el material probatorio donde el hijo del presidente admite cómo llenó su clóset con el efectivo que le entregaban distintas personas.
“Deja en claro los siguientes compromisos: primero que corrobora y ratifica la teoría del caso de la Fiscalía General de la Nación, ya que él mismo indicó que fueron respaldados con suficientes elementos materiales probatorios, evidencia física, información legalmente obtenida, con los cuales el ente persecutor procedió a formularle cargos”, señaló el fiscal Mario Burgos, luego de la imputación de cargos a Nicolás Petro.
Algunas fuentes aseguraron que la voluntad de Nicolás Petro, para resarcir el daño causado a la sociedad con sus actuaciones, fue quebrantada con la visita del presidente Gustavo Petro en la ciudad de Barranquilla. Desde ese momento cambió de abogado, aplazó las diligencias de interrogatorio en su proceso de colaboración y dejó plantado al fiscal del caso. Una actitud completamente contraria a la pose de padre ejemplar que mostró en las audiencias.