Un viernes negro fue el que vivió la familia Bautista Vargas el pasado 2 de septiembre. Las imágenes del macabro crimen en el que junto a una patrulla de la Policía incinerada se veían los cuerpos de siete miembros de la Policía Nacional, generaron la solidaridad e indignación de todo un país, a medida que se iba viralizando la información a través de las redes sociales. Las reacciones de diferentes sectores se empezaron a conocer. Políticos, militares, lideres sociales se pronunciaron mientras confirmaban la lista de las víctimas que dejó la activación del artefacto explosivo instaurando cobardemente por miembros de grupos criminales en la carreta del municipio de San Luis, Huila.
Mientras todos hablan de uniformados de la Policía. Diana Bautista habla de: “mi hermanito Jhoncito”, como le decía a quién creció con ella. Son los hermanos menores de una familia de seis hijos, nacieron con tan solo un año y medio de diferencia. Estudiaron juntos en un colegio de Zetaquira, Boyacá. Se convirtieron en confidentes y guardianes uno del otro, durante las largas caminatas ―casi dos horas por trayecto― del colegio a la casa y viceversa. Jóvenes del campo que soñaron con hacerse profesionales con una clara vocación de servicio. Él quería ser policía y ella trabajar en el sector salud.
El 2 de septiembre de 2022, cada uno estaba ejerciendo la labor por la que tanto lucharon y la vida les cambió por completo. Diana que es fonoaudióloga de profesión, estaba realizando una terapia a su paciente, cuanto el teléfono vibraba sin parar. “Hola … hola … hola”, le escribía su cuñada, la esposa del patrullero. Mensajes de otros familiares empezaron a sumarse. Paró la terapia y devolvió la llamada. De ahí en adelante todo fue oscuridad. “Me dijo: ‘Nanita hubo un atentado y parece que Jhon estaba ahí”, quedé fría, cómo decirles a mis papás”, describió a SEMANA Diana Bautista.
Se reunieron los hermanos que estaban en Bogotá y fueron a Suba, donde estaba la madre del patrullero, temían que hubiera visto noticias. Es hipertensa y diabética, así que una noticia como esa la podía descompensar. “Llegamos y se puso feliz de vernos a todos reunidos”, dice la joven con evidente nostalgia. Solo pasaron unos minutos para que las expresiones en sus rostros le delataran a su mamá de que no llevaban buenas noticias. Oficialmente ya estaba confirmado que Jhon Bautista estaba entre las víctimas mortales.
“Esa maldita guerra me arrebató a mi alma gemela. Esas personas, no sé si se puedan llamar seres humanos, ¿cómo puede haber tanta maldad en un ser humano? “, cuestiona Diana, mientras recuerda quién era Jhon Bautista, como hermano, hijo, padre, esposo. Más allá de las cifras de uniformados en medio de su servicio.
A Jhon lo recuerdan como el más sereno de sus hermanos. “Todos somos super explosivos, en cambio él era la persona más serena, noble y servicial. ¿Por qué lo asesinaron de una manera tan cruel y miserable?”, Diana sabe que quizás muchos de sus interrogantes no tengan respuesta. Como ella tampoco puede explicarle a su sobrino, el hijo de tan solo 6 años que dejó el patrullero, cuando hace comentarios en medio de su inocencia. “El otro día me dijo: ‘tía, yo sé que mi papi está en el cielo, pero cuando yo sea grande voy a ser doctor para curarlo y traerlo’. Yo solo guardo silencio”, narra Diana.
En medio de la tragedia, da fuerza el saber que fueron muchos los momentos compartidos como familia. Cada año nuevo era tradición reunirse en la casa paterna en Pesca, Boyacá, y celebrar la vida. 10 meses atrás, Diana tuvo su hijo y el patrullero pidió permiso para viajar a Bogotá a conocerlo. La última vez que la mamá de Jhon Bautista lo vio fue el 8 de abril de 2022. Ella estaba de cumpleaños y él llevaba mucho tiempo sin celebrárselos presencialmente. Los 65 merecían una celebración, así que pidió permiso en el trabajo y entre todos los hijos le llevaron mariachis, compartieron una cena y al día siguiente hicieron un asado.
Sus risas, abrazos y atenciones son el recuerdo más reciente que tienen. “Esos criminales son desalmados, dejan familias destrozadas”, enfatiza Diana cuando es consciente del vacío que hay en su casa. Indica que cada día que despierta, abre los ojos con la esperanza de que todo se trate de una pesadilla, pero el dolor de la realidad la aterrizan. Este miércoles a las 3:00 p. m. se realizan las exequias con honores, como se despide a los héroes que ofrendaron su vida en medio de lo que Diana ha llamado “una maldita guerra”.
Se aferran a su fe en el cristianismo para mermar en algo el dolor que se apodera de cada uno de los seres que aman al patrullero Jhon Bautista. Expresar el dolor que dejó la crueldad del ser humano es difícil, por eso en la letra de la canción de Kany García, Confieso, ha encontrado las palabras que expresan cuánta falta le hace. “Miro al cielo y no me basta. Y tus fotos que me engañan, y me hacen creer que hoy llamas en la tarde para saludarme”.