Dos audios enviados por WhatsApp prendieron nuevamente las alarmas en los vecinos del conjunto Heliconias, ubicado en el municipio de Facatativá, en Cundinamarca.
Los mensajes, que tienen un tono bastante amenazante, habrían sido enviados por el cabo en retiro del Ejército, John Leo Rocha Bernal, quien fue expulsado en la madrugada del pasado 21 de noviembre por sus propios vecinos que se cansaron de sus actos violentos.
¿Por qué no ingresaron, papi, al apartamento? Ahí los estaba esperando con candela, hp (...) Fueron varones dañando los vidrios, ¿por qué no se entraron? Fueron bandidos, qué manes tan malos y bravos en gavilla (...) Déjese ver la jeta gran hp” (sic).
En otro audio, asegura que ya tiene identificadas a las personas que le pintaron y volcaron el vehículo; así como aquellos que llamaron a la Policía. “Con la listica que ya tengo, y las foticos que ya tengo de la gente, papi, me voy a vengar, uno por uno me voy a vengar. Acuérdese” (sic).
Las amenazas al vigilante del turno nocturno, a quien insultó y amenazó con lo que parece ser un arma de fuego, no sin antes golpear hasta romper un monitor por “ser el que prendió las alarmas” fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los vecinos.
Tras esto, decidieron realizar una protesta en plena vía pública. Sin embargo, al notar que la Policía no llegaba, pintaron el vehículo del exmilitar, lo volcaron, le pusieron encima una moto y un carrito de helados, dejándolo así en pérdida total. La misma suerte corrió otro vehículo que sería también propiedad del militar y que puede describirse como un jeep con pintura de camuflado.
Rocha Bernal tuvo que ser sacado en una tanqueta de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (Undmo) –conocida hasta hace poco como Esmad– mientras los vecinos aplaudían y esperaban que no volviera nunca más. Y es que no era la primera vez que este hombre, bastante fornido y quien según varios relatos anda armado, protagonizaba este tipo de agresiones contra los vigilantes, personal del conjunto y todo aquel que le interrumpiera el paso por los pasillos.
“Por el simple hecho de que no le cambiaron un bombillo, amenazó de muerte a una celadora del conjunto, y esa fue la gota que derramó el vaso. ¿Por qué? Porque no hay empresa de seguridad que quiera prestarnos el servicio”, manifestó uno de los vecinos que, visiblemente cansado de la actitud del exmilitar, espera que no vuelva al conjunto para que reine así la paz y tranquilidad.
En su historial aparecen varias denuncias por todo tipo de delitos relacionados con la convivencia ciudadana. Entre estos se encuentran lesiones personales, amenazas, violencia intrafamiliar, daño en bien ajeno, acoso sexual, constreñimiento ilegal, calumnia, uso de documento falso y utilización ilegal de uniforme e insignias, y muchos otros.
En diciembre de 2011, en plenas fiestas navideñas, el hombre protagonizó una noticia de prensa al ser captado haciendo varios disparos al aire, lo que generó caos, miedo y zozobra entre sus vecinos. En esa oportunidad reclamaron por el hecho que siempre estaba armado y consumiendo bebidas alcohólicas, por lo que era propenso a inmiscuirse en riñas con todo el mundo.
En estos momentos, los habitantes del conjunto residencial están buscando la forma para que el exmilitar no vuelva a ingresar nuevamente a su vivienda. Incluso, están dispuestos a comprársela y, de ser necesario, pagarle todas las deudas que tenga.
“Que le paguemos los 91 millones de pesos que le costó el apartamento, los residentes del conjunto dicen que sí, que entre todos pueden dar una cuota, comprar el apartamento y que hasta se puede volver un jardín para los niños”, explicó una de las vecinas.