Por estos días, los paisas se preguntan qué pasó con el cielo azul que resaltaba el verde de las montañas y los colores de Medellín y el Valle de Aburrá. Todo se ha vuelto gris, plomizo, como si el otoño hubiera escondido a la eterna primavera.De este fenómeno se dieron cuenta primero, hace unas semanas, la redes sociales. En Twitter las personas empezaron a publicar imágenes de una gran nube gris que, todas las mañanas, se asienta sobre el centro del Valle de Aburrá. Así nació el hashtag #MedeHollín. Después, la preocupación fue creciendo, hasta que el Área Metropolitana, autoridad ambiental de la región, dio a conocer que en marzo la contaminación de partículas finas, que tienen un diámetro aerodinámico tan pequeño que al ser inhaladas pueden llegar a zonas recónditas del sistema respiratorio y afectar gravemente la salud, era la más alta de la historia de la ciudad. En otras palabras, hay más esmog que aire.Si bien en los últimos años los niveles de contaminación han crecido, nunca habían llegado tan alto. Comparando las estadísticas de años anteriores, el esmog en general estuvo en niveles moderados e inofensivos, pero el intenso verano, producido por el fenómeno de El Niño que ha disminuido las lluvias y los vientos, ha hecho que el humo, especialmente de los carros y las motos, se quede en el valle. Hoy, la capital antioqueña es la ciudad más contaminada de Colombia y la novena en América Latina.Ante esta crisis ambiental, que tuvo sus picos más altos entre el 8 y el 17 de marzo, el Área Metropolitana les recomendó a los alcaldes de los diez municipios del Valle de Aburrá implementar el pico y placa que hoy rige en Medellín (de 7 a 8 y 30 de la mañana y de 5 y 30 de la tarde a 7 de la noche para algunas placas al día). Caldas, Sabaneta, Envigado, Intagüí y demás municipios acogieron la recomendación, e incluso se habla que si las medidas no funcionan, ese pico y placa metropolitano se extendería las 24 horas al día.El alcalde, Federico Gutiérrez, tuvo una primera salida en falso al sugerir que había que contemplar que los niños de 0 a 5 años no asistieran a la jornada escolar dos días a la semana e imponer medidas para restringir el transporte de carga. Las declaraciones no calaron muy bien en las redes sociales. El jueves, Gutiérrez anunció que entre este sábado y domingo habrá un pico y placa para todos los carros y motos; además, habrá en adelante restricción de vehículos oficiales de la Alcaldía y anunció que el metro será gratuito entre el 1 de marzo y el 6 de abril, entre las 9 de la mañana y las 4 de la tarde.Sin embargo, entre las medidas no llegó lo que muchos han esperado: pico y placa para las motos de cuatro tiempos y disminuir el número de automotores en todo el día. Todos saben que el problema de Medellín es el parque automotor, que de 2005 a la actualidad pasó de 480.000 vehículos a más de 1 millón.Hoy hay más motos que carros, lo que se ha vuelto un problema incontrolable. En los últimos 10 años su circulación aumentó un 276 por ciento, cuatro veces más que los automóviles. Lo preocupante es que el fenómeno no es temporal. El 9,2 por ciento de las muertes ocurridas en el Valle de Aburrá están relacionadas con problemas respiratorios y cardiovasculares ligados a la contaminación.Sin embargo, restringir las motos y aumentar el horario de pico y placa tiene un costo político y de popularidad que, tarde o temprano, habrá que asumir, pues aunque las autoridades esperan que con la temporada de lluvias el esmog se esparza y regresen los vientos, el efecto se volverá a repetir cuando regrese el verano.Ya la Organización Mundial de la Salud había catalogado en 2015 a Medellín como una de las ciudades más contaminadas de Colombia y América Latina, lo que debió obligar a los gobernantes a tomar las medidas necesarias. Eugenio Correa, director del Área Metropolitana, cree que tarde o temprano habrá que tomar medidas drásticas, ampliar el sistema integrado de transporte, construir más ciclorrutas y aumentar las medidas restrictivas. El problema no empezó con el gobierno de Federico Gutiérrez, aunque al recién llegado a la Alpujarra le tocará tomar medidas impopulares para que la primavera vuelva a Medellín.