Hasta hace un par de años no existía registro alguno del narcoparamilitar Guillermo León Acevedo, conocido como Memo Fantasma, un hombre del que ni autoridades, ni medios de comunicación, parecían estar al tanto. Era invisible. En el pasado fue conocido con el alias de Sebastián Colmenares, fue líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y financió al Bloque Central Bolívar (BCB), responsable de más de 10.000 asesinatos en el país.
Desde la desmovilización de ese grupo, se ha dedicado a borrar sus huellas y lavar millones de dólares a través de finca raíz y ganadería, al menos eso es lo que asegura una exhaustiva investigación de InSight Crime. Esa fundación, dedicada al estudio de organizaciones criminales en Latinoamérica, reveló esta semana cómo ha hecho León Acevedo para permanecer invisible a las autoridades, pese a ser uno de los principales narcotraficantes de Colombia. Ha tenido nexos con el Cartel de Medellín, la Oficina de Envigado, el Cartel de Sinaloa y peligrosos criminales, como el narco alias Don Berna, el paramilitar alias Macaco, entre otros. ¿Quién es Memo Fantasma? Jeremy McDermott, director de InSight Crime, contó detalles de la investigación en que su equipo siguió la ruta del dinero de Acevedo. El periodista califica al narco como “un genio criminal” y cuenta que con su tercera pareja, actualmente su esposa, decidió cambiar su perfil para pasar a codearse con personalidades de la alta sociedad colombiana. McDermott detalla que Memo Fantasma inició en el mundo del crimen a principios de la década de 1990 en Estados Unidos, donde trabajó con el clan Galeano, que recibía los cargamentos de droga del Cartel de Medellín. Allí rendía cuentas a Fernando Galeano, pero tras el asesinato de este a manos de Pablo Escobar se pudo quedar con un cargamento que vendió para iniciar su carrera en el narcotráfico, esto según dos criminales que prefirieron guardar el anonimato y un exfuncionario del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
En 1996 regresó a Colombia y se estableció en el municipio de Caucasia, Antioquia. Tiempo después, cuando grupos paramilitares llamaron a su puerta, Acevedo no dudó en unírseles. Macaco y Memo Fantasma fueron encargados por Vicente Castaño, fundador de las AUC, de crear una unidad paramilitar en el sur de Bolívar. De hecho, según testimonios que varios paramilitares rindieron ante la sala de Justicia y Paz, ambos habrían pagado hasta cinco millones de dólares a los Castaño para formar parte del grupo paramilitar. De allí sus vínculos con las AUC y, en específico, con el Bloque Central Bolívar, al cual financió. Guillermo León Acevedo cambió entonces su nombre por el alias de Sebastián Colmenares, como se le conoció entre las filas de grupos paramilitares, e incluso llegó a fungir como comandante al mismo nivel de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco. Sin embargo, jamás apareció en eventos públicos y se esfumó luego de haber firmado el Acuerdo de Santa Fe de Ralito, en el que las AUC convinieron negociar su desmovilización con el Gobierno nacional, en 2003. Desde entonces se oculta y ha cambiado su identidad. McDermott explica que lograron establecer que Memo Fantasma y Sebastián Colmenares son la misma persona tras conocer el testimonio de una expareja suya y revisar archivos de Justicia y Paz en el caso del Bloque Central Bolívar, donde es mencionado su nombre por José Germán Sena alias Nico.
El grupo le siguió la pista al encontrar propiedades y empresas que usaba como fachada para lavar dinero. Tanto a su nombre como el de su familia figuraban como propietarios. Los investigadores hallaron entonces una serie de lotes en Bogotá que Memo compró a través de su mamá y su abuela en la calle 85 con carrera 14, en el norte de Bogotá. “Encontramos que él, poco a poco, estaba comprando lotes en la ciudad por medio de un señor Carlos Gutiérrez y fue presentado al señor Álvaro Rincón, que tiene una empresa que se llama Hitos Urbanos”, explicó. “Memo Fantasma llegó a Bogotá, invirtió en finca raíz en el Chicó, en el norte de Bogotá, en los sitios más apetecidos de la ciudad y usando esas propiedades pudo entrar a la sociedad de hombres de negocios, empresarios bogotanos. Empezó a hacer acuerdos con ellos y poco a poco se pudo infiltrar. Esa para mí es una campaña bien planeada, usando mucha plata para reinventar a un señor de un barrio pobre en Medellín moviéndose en las esferas más altas en la ciudad”, contó el investigador en entrevista con la emisora W Radio. Según McDermott, Álvaro Rincón “fue totalmente abierto” al explicarle cómo llegó a su oficina Acevedo. Rincón le dijo que el hombre le fue presentado como “un ganadero de Córdoba y de Antioquia que tenía algunos lotes que quiso desarrollar. Entonces, empezó un acuerdo bastante normal, que uno que tiene propiedades lo vende o lo entrega a una empresa como Hitos Urbanos para una construcción y cuando está terminada, este socio recibe varias oficinas, parqueaderos y áreas comerciales dentro de la construcción final, esto es hoy en día la Torre 85”. “¿Cómo había logrado Memo convertir los lotes que compró en un enorme edificio como este? Nuevas indagaciones nos llevaron a la empresa que había gestionado el desarrollo y la construcción de Torre 85: Hitos Urbanos Limitada.
Antes de cerrar el trato con ese hombre, Rincón pidió al general Naranjo, entonces director de la Policía Nacional, buscar los antecedentes de Acevedo. El uniformado no encontró nada. Rincón le contó a McDermott que en el negocio, Memo recibió al menos cinco oficinas en el edificio y 45 aparcamientos, propiedades entregadas a una de sus empresas, El Ciprés S.A., y que una vez terminadas valían decenas de millones de dólares. “Estos no eran dólares limpios y fueron ganados con una empresa vinculada a una de las mujeres más poderosas de Colombia”, detalla. Pero mientras lavaba su dinero ilegal, Memo daba otro paso para mimetizarse en la alta sociedad colombiana al matricular a sus hijas en uno de los colegios más exclusivos del país. Las hijas de Memo y el colegio Nueva Granada Cuando InSight Crime inició la investigación, halló que la empresa Acem, establecida en 2007 en Bogotá, era una de las principales propiedades de Memo. Así, investigadores buscaron en la capital pistas para seguir sus pasos y encontraron a una persona del círculo social de la familia política de Memo, quien les reveló que sus dos hijas estarían matriculadas en el colegio Nueva Granada. “Nos dimos cuenta (de que la familia de Memo se mudó a Bogotá) cuando alguien de la familia alardeaba de que Memo y Catalina habían matriculado a sus dos hijas en el colegio Nueva Granada, gracias a una recomendación”, explicó una mujer a la que se refieren como Olga.
La publicación resalta que el colegio Nueva Granada es una de las instituciones educativas más exclusivas de Bogotá, por tanto “siempre hay una larga fila de padres en espera de que sus hijos sean aceptados. Memo Fantasma, un narcotraficante de Medellín, había logrado que sus hijas ingresaran a la escuela y para ello buscó cierta influencia, una ‘palanca’, como se le llama en Colombia”. Luego, al buscar en la lista de “familias donantes” que publica el colegio, hallaron un “Acevedo Mejía”, que en teoría sería el narcoparamilitar. La teoría del investigador sobre cómo Acevedo se habría relacionado es que el hombre “identificó a Hitos Urbanos porque él sabía que la esposa del señor Álvaro Rincón fue en ese momento exministra de Defensa y decidió: Yo puedo hacer negocio con esta gente. Primero, yo puedo lavar mucha de mi plata. Segundo, me puedo presentar como socio conocido de este círculo de la sociedad más alta de Bogotá”. Una llamada inesperada Tras seguirle la pista a través de sus oficinas en el edificio Torre 85 y con la colaboración de autoridades e incluso criminales, el equipo de InSight Crime lo rastreó hasta Madrid, España, donde Memo Fantasma tiene dos empresas con importante capital. Teniendo una fotografía y su dirección de residencia, McDermott quiso confrontarlo, pero no logró más que una comunicación telefónica y un par de emails en los cuales el hombre negó sus nexos con el hampa.
Guillermo León Acevedo continúa su vida en Madrid, España, sin ningún requerimiento de la justicia o investigaciones abiertas. Es un hombre que logró pasar desapercibido durante los últimos 20 años. InSight Crime sospecha que en algún momento colaboró con la DEA y habría logrado privilegios con la justicia estadounidense, pero no pudieron acceder a documentación que lo probara. De momento, autoridades no se han pronunciado frente al caso.