La punta de la madeja apenas comenzó a desenredarse en mayo del año pasado cuando la Policía Aeroportuaria asignada al terminal aéreo de El Dorado realizó una inspección nocturna a la carga que ese día iba a ser enviada a Estados Unidos. Los agentes hallaron una caja de cartón que contenía dos frascos pequeños marcados con las iniciales ‘AOAP’. Los recipientes contenían un líquido viscoso que despertó la sospecha de los agentes. Para salir de dudas los oficiales decidieron realizar un narcotest, prueba que se aplica desde hace varios años en el país y que, de acuerdo con el director de la Policía, general Luis Enrique Gilibert, tiene una efectividad casi del ciento por ciento.Cinco minutos después el resultado de la prueba arrojó positivo. Según el informe oficial de la Policía Aeroportuaria en dos frascos había rastros de heroína.Pero lo que más sorprendió a los oficiales fue el remitente de ese paquete. Era la firma DynCorp, contratada por el Departamento de Estado de Estados Unidos para llevar a cabo el programa de fumigación contra los cultivos ilícitos en Colombia. Los dos frascos tenían como destino final la base aérea de Patrick, en la Florida.A pesar de la extrema gravedad del asunto la historia sólo salió a la luz pública un año después. La semana pasada el diario canadiense The Nation publicó un reportaje titulado: ‘El problema de la droga en DynCorp’. El informe se fundamenta en un documento interno de la DEA que se hizo público luego de que el periódico canadiense acudiera a la Ley para la libertad de información, que permite desclasificar documentos de algunas agencias de Estados Unidos cuando éstos son requeridos por la opinión pública.“De acuerdo con un reporte mensual de Inteligencia de la DEA del año pasado, la Policía interceptó el 12 de mayo, en el aeropuerto El Dorado, un paquete de Federal Express en cuyo interior había dos pequeñas botellas con un líquido espeso que tenía la misma consistencia del aceite de motor. El comunicado de la DEA señala que la sustancia líquida dio ‘positivo para heroína’ y que el paquete pesaba alrededor de 250 gramos”, afirma The Nation, que cita apartes del documento de la agencia antidrogas estadounidense.En Colombia se conoce muy poco de DynCorp a pesar de que llegó al país a mediados de 1994. Tanto la Policía Antinarcóticos como la embajada estadounidense mantuvieron en completo secreto las verdaderas actividades que realizaba esta empresa en el país. Ante el escándalo que se avecinaba por la filtración del informe del narcotest realizado en El Dorado una portavoz de DynCorp, Janet Wineriter, señaló que el líquido que hallaron los agentes eran simples muestras de aceite que iban a ser enviadas por los técnicos de esa empresa a Estados Unidos para efectos de verificación del estado de las turbinas de las aeronaves. Y que las pruebas del narcotest efectuadas por los oficiales fueron hechas con equipos aparentemente dañados que habían producido una lectura incorrecta.Estas afirmaciones no son compartidas por el general Gilibert. Los agentes antinarcóticos se han familiarizado de tal manera con este tipo de procedimientos que les cuesta creer que el análisis se haya realizado con equipos defectuosos. “Si eso es así tendrán que demostrármelo”, señaló Gilibert.Pero el misterio sobre este episodio apenas comenzó en mayo del año pasado. Tan pronto se determinó cuál era la empresa que había enviado el paquete a la base aérea de la Florida los oficiales del aeropuerto dejaron a disposición de la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía en Engativá el resultado del ‘narcotest’. Posteriormente esta unidad radicó el proceso en la Fiscalía 271 de la Unidad II de Seguridad, bajo el proceso 483064. Un año y dos meses después la fiscal de esta unidad no se ha pronunciado al respecto a pesar de que en la investigación está involucrada una empresa que fue contratada por el propio gobierno de Washington para el programa de fumigación y erradicación de cultivos ilícitos en Colombia.No es la primera vez que un caso en el que se ha visto involucrada la firma DynCorp hace parte de los archivos de las oficinas judiciales. Y que en algunos casos desaparecen misteriosamente. Así ocurrió con la investigación que se adelantaba en Florencia, Caquetá, por la muerte de uno de los funcionarios de DynCorp el año pasado. Las primeras informaciones señalaban que se trataba de Michael Demons, de 29 años, un paramédico que hacía parte de un equipo de DynCorp asentado en la base militar de Tres Esquinas, quien tras sufrir un ataque cardíaco fue trasladado a un hospital en Florencia, en donde falleció. Sin embargo las pruebas realizadas por los médicos forenses demostraron que la causa de la muerte del estadounidense había sido una sobredosis de cocaína. Misteriosamente, cuando la Fiscalía central se interesó por el caso y quiso ahondar en el tema, los documentos, como los resultados de Medicina Legal, desaparecieron del despacho judicial. El hecho permaneció oculto para la opinión pública durante meses.Igual situación se presentó con la investigación que se abrió en la Fiscalía hace dos años, en la que se vieron involucrados 10 funcionarios de DynCorp en un negocio ilícito de anfetaminas. El expediente desapareció. “Ante la evidencia del escándalo DynCorp decidió expulsar a esos funcionarios del país y así bajarle la temperatura al tema”, señaló a SEMANA uno de los investigadores que conoció el caso. Rueda sueltaLa empresa DynCorp, que ingresó al país en 1994, es una rueda suelta que ninguna entidad del Estado controla. Sus relaciones son directamente con la NAS, la oficina que canaliza los recursos aprobados por el Congreso de Estados Unidos para combatir el narcotráfico en el país. No valieron ni siquiera los reparos que en su momento realizó el entonces director de la Policía general Rosso José Serrano, quien no estuvo de acuerdo con que una empresa particular, sin ningún control por parte de la Policía colombiana o de otra entidad oficial, llegara al país para trabajar de la mano de la Policía Antinarcóticos en la lucha contra el narcotráfico. Pero el Departamento de Estado condicionó la ayuda a la presencia de DynCorp en Colombia. Y para evitar cualquier contratiempo asignó a la NAS como la directa responsable del trabajo que iba a realizar DynCorp en Colombia.A nivel mundial DynCorp tiene un historial demasiado oscuro y polémico. Hoy por hoy el Congreso de Estados Unidos es su mayor crítico por sus actividades en diferentes países donde presta sus servicios. Según The Nation existe interés por parte de las autoridades de Estados Unidos de que este nuevo escándalo de DynCorp y los frascos con heroína no trascienda ya que podría ponerse en peligro el futuro de las operaciones que esa compañía desarrolla para el gobierno estadounidense en varios países, incluida Colombia. Especialmente ahora que en diversos sectores políticos viene creciendo la presión para que se suspendan las operaciones de este tipo. De hecho, la congresista demócrata Jan Schakowsky ha tratado de introducir una enmienda que prohibiría el uso de los contratistas militares privados. “Los reportes de que empleados de DynCorp están implicados en narcotráfico, precisamente el delito que a ellos se les paga para evitar, sólo fortalece mi convicción de que esta es la política errada”, afirmó Schakowsky. En Colombia DynCorp opera desde hace seis años a través de un contrato firmado directamente con el Departamento de Estado de Estados Unidos. Según cifras oficiales de Washington a finales de marzo de 2001 había en Colombia un poco más de 100 hombres de esta empresa. De acuerdo con el Departamento de Estado el contrato con DynCorp es “para trabajar en proyectos antinarcóticos con la Dirección Antinarcóticos y la unidad aérea de la Policía Nacional de Colombia. Además prestar apoyo a la Brigada Aérea del Ejército Nacional”.En efecto, a finales de 1993 fueron enviados los primeros hombres de DynCorp a Colombia. “Llegaron con sus propios aviones y pilotos. Y la Policía tuvo que prestar sus matrículas oficiales, que fueron pintadas en esos aviones”, señaló a SEMANA un alto oficial de la Policía que conoce desde su inicio la entrada de DynCorp a Colombia.Ni siquiera la Aeronáutica Civil sabe de las actividades que realizan las aeronaves de DynCorp en Colombia. “Ninguna autoridad, llámese Aeronáutica, Dian, Policía o Ejército, está autorizada para revisar las aeronaves de DynCorp que llegan a Colombia. La NAS es la que decide qué aviones ingresan al país y cuáles salen a las bases aéreas de Estados Unidos para su revisión. Nadie sabe qué llevan esos aviones en su regreso a Estados Unidos porque son intocables”, agregó la fuente consultada por SEMANA. De acuerdo con el contrato que firmó DynCorp con el Departamento de Estado, 12 de los pilotos del programa de fumigación aérea, quienes vuelan los aviones OV-10, son contratistas civiles estadounidenses de DynCorp. Los pilotos de los otros aviones de fumigación (tipo T-65 monomotor) van acompañados tanto de helicópteros-escolta, que llevan a bordo una tripulación mixta de miembros de DynCorp y personal de la Policía Nacional, como de helicópteros de búsqueda y rescate, los cuales también llevan tripulaciones mixtas. Actualmente hay cuatro contratistas civiles estadounidenses en Colombia trabajando como pilotos de helicópteros. Hay un piloto contratista a bordo de cada nave escolta y dos pilotos contratistas de la DynCorp y dos del Grupo de Búsqueda. Según el contrato, en una misión típica los contratistas de DynCorp van en estos helicópteros acompañando las operaciones de fumigación en calidad de pilotos y médicos, no de artilleros. Estos contratistas dan apoyo a las operaciones antinarcóticos y no cumplen ningún papel contrainsurgente. Sin embargo, a diferencia de los 200 asesores militares de Estados Unidos en el país, según el contrato, los hombres de DynCorp no tienen órdenes de evitar combates.Así ha quedado demostrado en varias oportunidades. El 21 de febrero pasado los guerrilleros de las Farc derribaron un helicóptero de la Policía colombiana durante una misión de fumigación en el Caquetá. Con el fin de rescatar al piloto de la Policía, Giancarlo Cotrino, y a los miembros de su tripulación, DynCorp ordenó que los asistiera su personal capacitado en tareas de combate. Se conformó entonces una fuerza especial de búsqueda, conocida como SAR, que se desplazó en un helicóptero y aterrizó en un campo sembrado de coca para evacuar a la tripulación. Los miembros del equipo estaban armados con rifles M-16 y permanecieron en tierra el tiempo suficiente para desmontar las ametralladoras y los radios del helicóptero Huey II e impedir que cayeran en manos de los guerrilleros.Se estima que los equipos SAR, una especie de Fuerza Delta privada, han participado en unas 15 misiones de rescate en los últimos seis años en el país “Son expertos en combate. La mayoría de ellos son pilotos de guerra. Participaron en Vietnam, Golfo Pérsico, en El Salvador y Guatemala”, señaló un oficial de Antinarcóticos.Para otros oficiales, que han estado en desacuerdo con la presencia de DynCorp en Colombia, los pilotos de esa empresa no son más que mercenarios a sueldo que van por el mundo prestando sus servicios. “Es gente muy difícil de manejar. La mayoría de ellos son altos consumidores de droga. Muchos se inyectan antes de volar. Varios oficiales han tenido enfrentamientos abiertos con esos pilotos porque no respetan la disciplina castrense en las bases militares. Y nuestros oficiales no aceptan que estos hombres, por más experimentados que sean en el campo de la guerra, estén consumiendo droga dentro de las instalaciones militares”, señaló un alto oficial de la Policía, quien pidió reserva de su nombre.Estos pilotos ingresan a Colombia con visa de turista. Permanecen 15 días en las bases militares donde se programan las fumigaciones de cultivos ilícitos. Pasados los 15 días salen del país para descansar dos semanas y regresan nuevamente. Los oficiales colombianos que conocen de cerca el tema de DynCorp señalaron a SEMANA que cada piloto gana entre 7.000 y 10.000 dólares mensuales, todos vinculados con contratos independientes. DynCorp también ha llevado a sus filas pilotos colombianos. El sueldo de éstos es de 6.000 dólares al mes.DynCorp tiene un total de 50 pilotos en Colombia a cargo de la fumigación de los cultivos de coca, de los cuales cinco han muerto en las riesgosas operaciones. En enero de 1997 un piloto de la misma firma murió cuando el avión T-65 se estrelló contra un cultivo de coca en medio de una área selvática. Un año después otros dos murieron cuando su avión entró en picada en una zona de San José del Guaviare, al sur de Colombia. La embajada dijo que el accidente en el que fallecieron Wayne Harley Mulgrew y Gary Clyde Chestnut estaba bajo investigación.Estas muertes, al igual que todas las operaciones de DynCorp en Colombia, fueron manejadas con gran hermetismo con el fin de evitar interrogantes sobre las actividades que está desarrollando esta compañía en el país. ¿Quien los controla?Uno de los principales argumentos del gobierno estadounidense para acudir a empresas como DynCorp es que puede efectuar controles más férreos sobre los contratistas privados. Pero esto no es del todo cierto. Según una denuncia sobre este tema publicada la semana pasada por el periódico inglés The Guardian Weekly “el contrato con DynCorp es un tratado de vaguedades. La parte que se ocupa de búsqueda y rescate dice: ‘Esta operación se dirige a aeronaves derribadas o a acciones hostiles provenientes de productores o traficantes de narcóticos”. Para el diario inglés es claro que la ambigüedad del contrato de DynCorp le permite a esta compañía no sólo evitar el control por parte de las autoridades colombianas sino el de las estadounidenses. Además faculta a la empresa para desarrollar en territorio colombiano labores militares que van mucho mas allá del simple asesoramiento y asistencia en labores de fumigación.Adam Isackson, del Centro de Política Internacional de Washington, advirtió que la utilización de firmas privadas como DynCorp por parte del Pentágono puede ser una cortina de humo para camuflar operativos contrainsurgentes. “Si ellos cruzan la línea entre la guerra a las drogas y la contrainsurgencia la responsabilidad del gobierno de Estados Unidos sería menos directa, pues es una empresa privada. Y si alguno llega a morir habrá menos presión a la Casa Blanca que si se trata de un soldado estadounidense”.La semana pasada la falta de transparencia llevó a decir a Human Rights Watch que el Pentágono utiliza a esas compañías para violar las condiciones exigidas por el Congreso estadounidense cuando se aprobó el controvertido Plan Colombia.Las leyes de Estados Unidos disponían el despliegue en Colombia de un máximo de 500 efectivos y 300 personas contratadas en cualquier momento, salvo en caso de emergencia. Pero, según la organización humanitaria, como reflejo de la tendencia mundial a ‘subcontratar’ la guerra se estima que unos 1.000 profesionales relacionados con Estados Unidos están presentes en Colombia, entre ellos muchos oficiales retirados de las ‘fuerzas especiales’ del Pentágono que trabajan para empresas privadas como DynCorp.Lo cierto del caso es que en la embajada de Estados Unidos ya no hay una silla más para la gran cantidad de ‘funcionarios’ que han llegado a trabajar en Colombia. En una de esas oficinas funciona la misteriosa y poderosa NAS. Hace tres semanas su director, Luis Moreno, un hombre considerado por varios altos oficiales colombianos como autoritario, con demasiado poder y quien manejaba a su antojo los hilos que se movían detrás de DynCorp, fue relevado de su cargo. Igual ocurrió con su segundo a bordo. El primero fue enviado a misiones en Haití y el segundo a Angola.Pero el caso DynCorp y el hallazgo en el aeropuerto El Dorado de los dos frascos que contenían 250 gramos de un aceite viscoso y que las pruebas del ‘narcotest’ arrojaron positivo de rastros de heroína también cobró la cabeza de un general de la República, quien pidió expresamente que su nombre se mantuviera en el anonimato por razones de seguridad personal. “El general le dio la orden a sus hombres de entregarle toda la información a la Policía Antinarcóticos para que judicializara el caso ante la Fiscalía. Luis Moreno se enteró de la orden del alto oficial y eso no le gustó para nada, pues consideró que ponía en riesgo la labor que estaba desarrollando DynCorp en Colombia”, señaló un oficial que conoció de cerca los antecedentes de la operación en el terminal aéreo.Pero el asunto no paró ahí. La intervención del oficial le costó la promoción que tenía prácticamente asegurada antes de las denuncias sobre el escándalo de los pilotos de DynCorp. El asunto fue tema de discusión posteriormente en la Casa de Nariño entre el presidente Andrés Pastrana y una delegación diplomática de la embajada de Estados Unidos. “Después de escuchar a los funcionarios de la embajada, el señor Presidente se molestó mucho y les respondió que esos asuntos de cambios y nombramientos en la policía eran decisión única y exclusiva del Presidente”, señaló a SEMANA una fuente que estuvo presente en la reunión. Sin embargo, días después el general de la Policía que participó en la investigación contra DynCorp fue retirado del servicio activo.