Pocos presidentes en la historia han tenido el control casi absoluto del Congreso como Juan Manuel Santos. Cuando llegó a la presidencia en el 2010 conformó una coalición política que correspondía al 87 por ciento del parlamento. La Unidad Nacional fue una aplanadora a la hora de aprobar proyectos de ley y reformas, incluso mayor que la de su antecesor Álvaro Uribe. Santos la presentaba a nivel internacional como uno de los más exitosos ejemplos de gobernabilidad.Pero la relación de los partidos políticos iba más allá del liderazgo ejercido por el mandatario. Si la clase política estuvo de su lado, no fue porque la principal apuesta de su gobierno, la paz con las Farc, los sedujera a todos por igual. La relación de Santos con el Capitolio tenía otros cimientos: La mermelada.Puede leer: ¿Cuál es el verdadero legado de Santos?Es el nombre con el que se denominaron los cupos indicativos, esa partida presupuestal que el gobierno distribuía entre los congresistas para que adelantaran inversiones en sus respectivas regiones, y que se venían repartiendo desde los tiempos del gobierno de Andrés Pastrana, pero que con Santos alcanzaron su máximo esplendor: 37 billones que fueron repartidos entre los congresistas de la Unidad Nacional, entre otras como moneda de cambio para que se votaran en el Congreso los proyectos del gobierno.Eso quedó en evidencia cuando el uribismo filtró el contenido del computador de palacio, donde estaba consignada la relación de cupos indicativos por congresista, las cuotas burocráticas que habían recibido en entidades del Estado, y la forma como estos habían votado iniciativas como el marco jurídico para la paz, el que le dio vía libre a las negociaciones con las Farc.Coincidencia o no, los que más recibieron mermelada fueron los senadores de Sahagún (Córdoba) Bernardo ‘Ñoño’ Elías y Musa Besaile, que no solo garantizaron el triunfo del Partido de la U en el 2014, sino que fueron claves para la reelección de Santos, en un departamento que había sido fortín del uribismo.
La mermelada provocó una denuncia penal contra el presidente por la forma como se repartieron 23 entidades a cambio de votos en el Congreso. Esa investigación no prosperó entre otras porque los cupos indicativos son legales, otra cosa es que se hayan degenerado en foco de clientelismo y corrupción, como en el pasado lo habían sido los auxilios parlamentarios.Consulte: "Tal vez ría de último": The Economist sobre la gestión de Juan Manuel SantosPor eso, la gobernabilidad que Santos puso como ejemplo ante el mundo estuvo determinada por la mermelada, y condicionó la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Prueba de su impacto es que en el último año de gobierno, Santos no pudo mantener la gobernabilidad en el Congreso, y por ejemplo quedó ‘colgado de la brocha’ con la mitad de los proyectos de implementación del acuerdo de paz.