La sonrisa de los sicarios que, al servicio del Tren de Aragua, cumplieron las amenazas contra el veedor ciudadano Jaime Alonso Vásquez, explica dos cosas: son muy descarados o saben que la justicia en Colombia tiene tantos atajos para los criminales que confían en evadirla.

Gustavo Alexander Corredor Torres, alias El Enano, y Linda Yesbel Araque Cárdenas, alias Yoqui, fueron capturados por el asesinato del líder social y periodista, ocurrido el 14 de abril del año en curso, en el barrio La Riviera, en Cúcuta, Norte de Santander. Los sicarios hacen parte de una organización criminal conocida como los AK-47, que desde hace meses se convirtieron en los sirvientes asesinos del llamado Tren de Aragua.

“Un fiscal de la Unidad Especial de Investigación (UEI) presentó a estas dos personas ante un juez de control de garantías y les imputó los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones”, explicó la Fiscalía.

Los delincuentes, de acuerdo con la investigación que adelantó la Fiscalía, le hicieron seguimiento a la víctima por varias horas, tratando de memorizar sus movimientos y el mejor momento para atacarlo. Fue cuando uno de los sicarios, alias el Enano, se lanzó y disparó en repetidas oportunidades contra el periodista, mientras que la mujer que aparece riéndose en las fotos de la Fiscalía manejaba la motocicleta.

“Las investigaciones evidenciaron que AK-47, estructura al servicio de la organización delictiva Tren de Aragua en Cúcuta, fue contactada para que atentara en contra del veedor ciudadano, por la labor de liderazgo que ejercía y las denuncias de hechos de corrupción que hacía constantemente”, explicó el ente acusador.

De acuerdo con las versiones, el periodista se dedicaba a hacer varias denuncias sobre hechos de corrupción en la ciudad de Cúcuta, situación que se convirtió en un problema para los delincuentes y por eso habrían ordenado el asesinato del comunicador que, además, se convirtió en un apoyo para su comunidad gracias a las exigencias que les hacían a las autoridades.

“En ese sentido, alias El Enano habría vigilado a la víctima horas antes del ataque y alertado a los sicarios sobre todos sus movimientos, desde el momento en el que salió de su lugar de residencia hasta la llegada a un establecimiento de comercio, donde finalmente sucedió el homicidio”, advirtió el fiscal en las audiencias concentradas.

A pesar de los elementos de prueba que recaudó la Fiscalía, evidentes durante la presentación y la imputación de cargos, los dos detenidos no aceptaron su responsabilidad, como estrategia de defensa, seguramente para buscar, más adelante, un vencimiento de términos y quedar en libertad, como aparentemente se volvió costumbre en la justicia.