La polémica frente a las aplicaciones que han conquistado a Bogotá en los últimos años se hace cada vez más grande. Cuando Tappsi entró en funcionamiento en el 2013, su estrategia fue aplaudida hasta en Sillicon Valley, en donde expusieron su proyecto.Igualmente, en septiembre del año pasado, llegó a la capital Uber como una idea innovadora. Se trata de una aplicación que presta un “servicio especial” de transporte individual y que se paga solamente a través de una tarjeta de crédito. Pero, a pesar de su éxito contundente en la capital, hoy su futuro es incierto. A raíz de la discusión desatada entre autoridades, el gremio de taxistas y la empresa americana Uber, el Ministerio de Transporte, en cabeza del viceministro, Nicolás Estupiñán; el superintendente de Puertos y Transporte, Juan Miguel Durán,; y la directora de transporte terrestre, Aida Lucy Ospina, convocaron a los representantes, directivos, propietarios y sindicatos de los conductores a una reunión para tratar, entre otros, el tema de las aplicaciones móviles que permiten solicitar un vehículo y tomar cartas en el asunto.El viceministro explicó que estas aplicaciones para solicitar servicios de taxis pueden ser legales, pero el servicio de transporte que pretende prestar Uber con sus vehículos blancos no es legal, ya que está reglamentado por el Decreto 174/01 y no puede ser prestado como taxi. Además, el decreto 172/01 ratifica a través del superintendente, que los operativos contra esta marca seguirán, por hacer cambio de función: de especial a taxi, lo cual no está permitido hoy por la legislación colombiana.Las conclusiones fueron claras. Se planteó por parte de los empresarios que uno de los principales problemas que tiene el sector es el ‘pico y placa’, que obliga a mantener guardados más de 10.000 carros diarios, cantidad suficiente para responder a la falta de taxis en las horas de alto tránsito. Esta sería una de las desventajas aprovechadas por Uber, pues ofrece un servicio no autorizado, confunde a los usuarios con una figura que no corresponde al taxi y no cumple con la medida ‘pico y placa’.De otra parte, la norma no tiene reglamentados los taxis de lujo, el uso de limosinas y otra clase de servicios que si existen en otros países, como es el extracto del contrato, pues estarían prestando servicio turísticos.Cabe recordar que en los denominados ‘servicios de transporte especial’ debe existir un contrato con un origen y un destino, y la tarifa se pacta entre la empresa y la persona que contrata el servicio, cosa que a grandes rasgos no existe. Y estos vehículos blancos con placas de servicio público deben ser usados para rutas escolares, transporte empresarial o similares.De común acuerdo, se crearon unas mesas de trabajo que se reunirán nuevamente el próximo 13 de mayo, para modificar o ajustar la normatividad, que incluirá condiciones especiales para los servicios de los aeropuertos, facultades claras dirigidas a los alcaldes para el incremento del parque automotor en ciudades con más de 500.000 habitantes y desde luego el tema de las aplicaciones para solicitar servicios de transporte.Además, se planteará la profesionalización de los conductores, fijando condiciones de capacitación obligatoria en materia de calidad de servicio, bilingüismo para los taxistas de categoría superior, presentación personal, tarifas diferenciales según el nivel de servicio y otros temas que involucran esta industria. Las partes esperan como fecha máxima que para el primero de junio se reciban las observaciones y comentarios a las reformas de estos Decretos que regulan el gremio de taxistas y servicio especial comúnmente llamados carros blancos. La incomodidad del medio no se ha dado sólo en Colombia. Hace unas semanas, también se desató una polémica en otras ciudades del mundo, hubo varias protestas de taxistas en París, órdenes judiciales en Bruselas y ya se expidió una ley que les prohíbe circular en España. Semana.com se contactó con Uber, pero dijeron que en el momento no tenían vocería, que las preguntas debían ser enviadas y serían respondidas en dos días.Uber llegó a la ciudad en septiembre del año pasado y tiene presencia en 35 países. La modalidad de la aplicación es simple: la persona la descarga y se registra, solicita el servicio y el valor final se le carga a una tarjeta de crédito que debe registrarse al inicio.Para contratar a los conductores, se verifica su pasado judicial, les miden sus conocimientos sobre la ciudad y se les capacita en el uso de la aplicación. El servicio es 30 % más costoso que el de los taxis y sólo el 20 % de lo recaudado en las carreras es destinado a pagar el uso de la aplicación.