A las 9:00 p. m. del 13 de marzo, luego de su baja votación en las consultas, Sergio Fajardo entendió que llegar solo a la primera vuelta puede ser un suicidio político. Por eso, algunos aliados han insistido en la necesidad de suscribir una alianza con Íngrid Betancourt y Rodolfo Hernández para intentar frenar el crecimiento de la centroderecha. Hoy ese acuerdo entre los candidatos resulta una misión imposible.
Fajardo, quien completa tres intentos por llegar a la Casa de Nariño, invitó a dialogar a Betancourt. La escuchó por una hora, pero descartó ofrecerle la fórmula vicepresidencial, pues ella, en una hábil jugada, se le adelantó y se la ofreció primero.
Fajardo y Betancourt quedaron de encontrarse nuevamente, pero el escenario no es tan sencillo. Y tampoco será pronto. Esta semana, el senador electo Humberto de la Calle pateó cualquier acercamiento. Preocupado por no poder respaldar la aspiración presidencial de Fajardo porque a él lo avaló Verde Oxígeno –el partido de Betancourt, que ya no forma parte de la Coalición Centro Esperanza–, le pidió a Íngrid dar un paso al costado y sumarse a la campaña del exgobernador de Antioquia.
A Íngrid le molestó la forma como De la Calle, amigo suyo y reconocido negociador, le lanzó la propuesta: una carta sin firmar, a través de WhatsApp, a las 10:00 p. m. del pasado martes.
Lo ocurrido con De la Calle llevó a Betancourt a marcar una mayor distancia con la Centro Esperanza, la convergencia que explotó tras sus enfrentamientos con Alejandro Gaviria por los apoyos de partidos y políticos tradicionales. “Los colombianos le hicieron saber a Fajardo el 13 de marzo que, después de cuatro intentos de ser presidente, él no logra convencer”, le dijo Íngrid a SEMANA.
Y en un ambiente ya complicado, la alianza Betancourt-Fajardo se enredó más esta semana, luego de que ella reconociera que abrió las puertas para un acercamiento con el uribismo.
En los debates, la candidata presidencial ha mostrado agudeza a la hora de confrontar a Gustavo Petro, con énfasis en su discurso contra la corrupción y las maquinarias.
Lo más probable es que Betancourt examine el comportamiento de los electores en las encuestas y tome una decisión. Por ahora, insiste en llegar sola a la primera vuelta presidencial.
Fajardo también tocó las puertas de Rodolfo Hernández. Lo hizo desde hace tres semanas, mientras el ingeniero permanecía en Europa visitando al papa Francisco.
El encuentro ocurrió este martes en el apartamento de Fajardo, quien pretendió sondear una posible alianza antes de la primera vuelta presidencial con el exalcalde de Bucaramanga.
Hernández, quien se estancó en las encuestas y no volvió a crecer, ha reiterado que no quiere hacer una alianza política, ya que sus únicos pactos los hará con los colombianos.
Él no quiere quedar mal con 1,8 millones de ciudadanos que le entregaron la firma para validar su campaña como candidato independiente. “Yo recogí firmas para ser aspirante presidencial, no para hacer alianzas”, dijo.
Fajardo le salió al paso durante el encuentro y le recordó que él también ha recogido apoyos y terminó de vicepresidente de Antanas Mockus, y en consultas interpartidistas.
Ambos convinieron en encontrarse de nuevo. De hecho, Hernández tiene fe en volver a repuntar en las encuestas, pero el escenario no pinta bien. Regresó a Colombia desde hace dos semanas y prometió empezar con contundencia su campaña, pero aún no despega. Hugo Vásquez y Guillermo Meque, los argentinos y estrategas que han construido su imagen desde hace más de 20 años, renunciaron sorpresivamente.
Argumentaron amenazas y salieron de Colombia, pero el santandereano no ha logrado contratar a su reemplazo. Ángel Beccassino, el estratega de Petro durante más de diez años, fue contactado por Hernández, aunque siguen en negociaciones.
Fajardo y Hernández tienen buena relación, pero decidir quién de los dos abandona la carrera es difícil. Hernández cuenta con 10 por ciento de intención de voto, una cifra similar a la de Fajardo, quien lleva más de una década en campaña.
Además, para los asesores del santandereano, él es un candidato que acaba de irrumpir y despierta pasiones, mientras que Fajardo es “tibio”. Hernández insiste en hacer campaña desde Bucaramanga, con presencia en redes sociales y alejado del contacto ciudadano.
La estrategia, que es más un experimento, no es confiable para ganar la presidencia, pues los electores no están todos en la virtualidad.
Por ahora, ni Betancourt ni Hernández están dispuestos a pactar alianzas con Fajardo. Él tampoco ha pensado en abandonar su candidatura. Por eso, una unión de estos candidatos es, sin duda, una misión imposible.