Los Montes de María es quizás una de las regiones de la Costa Caribe más golpeadas por el fenómeno de violencia que desataron los distintos grupos armados ilegales.Pese a ello, cientos de pobladores encontraron en esas tierras manchadas con sangre, una nueva oportunidad para salir adelante y reconciliarse con su doloroso pasado. Esa es la historia de la asociaciòn Nueva Esperanza, una pequeña cooperativa de campesinos del municipio de Córdoba, Bolívar, quienes hallaron en los cultivos de ajonjolí un refugio para rehacer sus vidas y demostrar con experiencias productivas, que sí es posible formar empresa en el campo.Le recomendamos: La botica chocoanaY esa asociacón que hoy ya se concvirtió en toda una federación que aglutina a los cultivadores de ajonjolí en esa regón del país, es la misma que surgió en medio de contrastes llamativos.Proejemplo, Nueva Esperanza nació en 2002, justo cuando las incursiones de grupos parailiatres eran el pan de cada día. Sumado a ello, esos campesinos se asociaron no precisamente para mejorar sus ingresos y garantizar la comercialización de sus cosechas, sino por “físico miedo”.Así lo explicó Yimis Severiche, representante legal de Nueva Esperanza, quien recordó que en esa época los campesinos decidieron unirse para visitar en grupos sus parcelas y así evitar ser ejecutados dentro de planes pistolas de los paramilitares, “era la forma más adecuada de cuidarnos”, dijo tras recordar que en la asociación hay familias que padecieron todo tipo de vejámenes de la guerra.Hoy Nueva Esperanza es un proyecto productivo social con buenos réditos en materia de reconciliación. En esa asociación se aglutinan 450 familias víctimas de la violencia que se dedican a sembrar ajonjolí en dos municipios de Bolívar (Carmen de Bolívar y Córdoba) y uno de Sucre (Los Palmitos). El ajonjolí es una semilla con propiedades nutricionales de la que se extrae un aceite parecido al de oliva.El esquema de trabajo es sencillo. Las familias cultivan el ajonjolí, la asociación se encarga de acopiarlo para luego comercializarlo con tres grandes clientes: Noel, Pan Bimbo y Centro Aloi. Un cuarto cliente llamado Aceite Rendidor, se encarga de vender el producto al consumidor final, con una etiqueta propia.Le puede interesar: La macrorueda de negocios para la reconciliaciónEn la actualidad esas familias siembran el producto en 200 hectáreas de tierra. La mayor producciòn sale del corregimiento Sincelejito, del municipio de Córdoba, Bolívar. El sistema agremiado es tan rentable y exitoso, que muchas de las familias asociadas se dan el lujo de cultivar en tierras arrendadas, de donde salen las 140 toneladas que cada año producen en dos cosechas.Pero Nueva Esperanza quiere crecer y darle valores agregados al sistema productivo. Por esa razón ellos hacen parte de las 320 experiencias productivas sociales que participaràn en la Macrorrueda para la Reconciliación que se realizará este 30 de noviembre y 1 de diciembre en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, de la ciudad de Cali.Allí tendrán la oportinidad de exponer su proyecto ante un auditorio que contará con la presencia de expertos en cooperaciòn internacional, mandatarios regionales y locales, y directores de organismos multilaterales y empresarios.“Nuestra meta es tener una planta de producción propia, donde podamos realizar la transformación de la semilla para venderle el producto final a las empresas y así darle un nuevo valor agregado al proyecto”, explicó la señora Severiche.De esa manera, en los Montes de María nació una idea productiva en medio de la violencia, que se convirtió en la Nueva Esperanza de una comunidad sedienta por reconciliarse con su doloroso pasado.